Y justo ahí comenzó. Ni muy temprano ni muy tarde, en el momento correcto nuestros caminos se cruzaron para crear una de las mejores historias de amor.💫
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Mí cuerpo comienza a doler como si me estuvieran clavando miles de agujas. Caerse dos veces el mismo día no es buena idea. Apreto los dientes que fuerza para poder soportar el dolor y no ponerme a llorar.
Por la esquina del ojo noto que hay un cuerpo recostado a unos centímetros de mí. Solo se queda ahí dos segundos y se levanta lo más rápido que puede.
—¡¿Pero qué te pasa, idiota?!— Digo/grito cuando ya no estoy tan aturdida por el golpe.
Pese que me duele hasta la conciencia, me incorporo quedando sentada y con la vista busco mi teléfono, cuando lo veo lo sujeto y lo guardo en mi bolsillo.
Uno ya no puede pararse tranquilamente sin que algún descerebrado la golpee, y luego dicen que la torpe soy yo. A este paso quedaré más plana de lo que soy, tantos golpes terminarán de hundir las aceitunas que tengo por nalgas.
Me levanto del suelo y sacudo el polvo que se adhirió a mi pantalón y mis manos. Observo al individuo que acaba de estrellarse contra mi cuerpo.
Cuando nuestras miradas se encuentra me siento un poco intimidada, jamás me había sido observada con tal intensidad, haciéndome sentir insignificante. Me mira de arriba abajo y luego vuelve a mirarme directo a los ojos.
Trato de buscar las palabras más ofensivas del mundo y gritarsela para hacerle saber cuán molesta estoy, pero simplemente no puedo. Mis labios no se mueven, se mantienen cerrados y mis ojos no pueden dejar de ver los suyos.
Es como si mi cerebro se hubiera desconectado y ahora no puedo realizar ningún solo movimiento.
Pestañeo dos veces y como reflejo comienzo a recorrerlo con la mirada. Observo sus cabellos largos color castaño claro que bien podría confundirse con rubio. Sus gruesas cejas y pestañas largas que acompañan sus ovalados ojos color celeste. Nariz recta pero respingada, labios gruesos que parecieran dibujados, y mandíbula remarcada con una barba de unos cuantos días. Es varios centímetros más alto que yo, hombros anchos, brazos notablemente fuertes y con algunas venas visibles.
—Disculpa. Te advertí para que te hicieras a un lado pero al parecer no escuchas.
Lo escucho decir, su voz es áspera.
Mis ojos vuelven a encontrarse con los suyos y aún me siento incapaz de pronunciar una palabra ¿qué me está sucediendo?.
>¿También eres muda? —Coloca sus manos en los bolsillos de su pantalón, y frunce el ceño molesto.
Espera ¿por qué demonios él es quien está molesto?. Yo debo ser quien esté molesta, el ha sido quien me ha golpeado sin previo aviso, por más que diga que me advirtió, pudo hacerse a un lado y esquivarme.
Pestañeo varias veces para volver a mis cabales y poder comenzar a defenderme.
Una sonrisa sarcástica se posa en mis labios.
—¿Y tú de qué diablos te enojas? No eres tú quien fue golpeado por imbecil que no puede dominar algo tan fácil y sencillo como skateboard. Si realmente eres un inútil y no haces nada bien, no intentes manejarlo—Señalo el Skateboard que se encuentra tirado a un costado—, dejaselo a los profesionales y así evitas quedar en ridículo.
De pronto se escucha el típico "uhh" de cuando hay una disputa. Miro detrás del hombro del inútil y veo que no está solo, viene acompañado de dos chicos.
El que está a su derecha es de mi estatura. Su cabello es ondulado pelirrojo, piel lechosa que hace resaltar los pocos lunares que posee. Ojos grandes color café, de esos que posee una chispa de diversión y travesura. Nariz delgada y labios pequeños pero gruesos. Es delgado pero no desgarbado y posee esa aura de que todo le causa gracia. Si, es lindo.
Cuando miro al que esta a su izquierda, lo observo meticulosamente. Su cabello está desordenado y es de un color platinado, fácilmente puedo deducir que es teñido ya que sus cejas son castañas. Sus ojos portan un color celeste tan claro que puede confundirse con un gris. Nariz grande, y labios gruesos rosaceos, parecieran que tuviera labial. Este es el más alto de los tres y tiene ese aire de misterio, es de esos chicos que te incitan a descifrarlo.
Cuando nota que lo estoy observando me guiña un ojo con evidente diversión. Deseo apartar la mirada pero no puedo, y no solo es por el hecho de que es atractivo, sino por la forma en que me observa.
Alguien se interpone en mi campo de visión y noto que es el idiota que me golpeó.
—Es la primera vez que me subo a uno de estos—Patea el objeto hacía un lado —. No es sencillo y no creo que tú puedas hacerlo mejor —Habla.
Una sonrisa de travesura se posa en mis labios, realmente quiero reírme de lo idiota que es, aunque no lo culpo, no sabe nada de mí.
Una de las ventajas de ser la menor entre dos hombres es que te enseñan cosas como estas: andar skateboard, jugar fútbol, básquet, videojuegos y como defenderte de un idiota que intente sobrepasarse contigo; pero también tiene sus desventajas: no te permiten comportarte como una niña normal, rompen tus muñecas y se aprovechan que eres más baja para quitarte las cosas.
En momentos como este agradezco la existencia de mis hermanos.
—Si quieres puedes tomar apuntes —Le digo al mismo tiempo que sujeto el skateboard.
Tomo un poco de distancia, coloco el skateboard en el suelo, me subo en él y comienzo a moverme, recorro unos cuantos centímetros y decido hacer un salto hacia atrás y otro en diagonal. Salto del Skateboard en movimiento y de esa forma hago que el objeto llegue hasta él.
—Consideralo un curso gratis, a ver si así dejas de sentirte superior a los demás.
Sonrío satisfecha y camino rumbo a mi motocicleta mientras escucho como uno de ellos lo molesta.
Cuando estoy lista para arrancar decido observarlos de nuevo, el pelirrojo le habla al inútil pero él solo se dedica a observarme.