Ella es esa clase de chica que viene de la oscuridad pero aún así ama las puestas del sol. — Ron Israel
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—¡Ten cuidado, idiota! Si sigues así la vas a despertar —Escucho a alguien murmurar.
—¡Cállate que me pones más nerviosa!.
Siento algo frío recorrer mi frente y no puedo evitar quejarme mientras busco una posición más cómoda para seguir durmiendo. Vuelvo a sentir la misma frialdad en el mismo lugar y frunzo el ceño con molestia.
Lentamente abro mis ojos con pesadez, dejando en el olvido mi hermoso sueño con el suculento Shawn Mendes. Poco a poco mi visión se adapta a la claridad de mi habitación, permitiéndome ver a Jess, quien se encuentra extremadamente cerca de mi, y Michelle detrás de ella. Ambas me observan oprimiendo una sonrisa.
—¿Qué sucede? —Mi voz sale ronca.
Estrujo mis ojos con mis dedos para eliminar el poco sueño que me queda y me levanto quedando sentada.
Ambas siguen observándome sin decir absolutamente una sola palabra, pero con la burla evidente en sus ojos. miro detenidamente a Jess y solo entonces noto que en su mano derecha trae un marcador negro destapado.
—Absolutamente nada. Por cierto ¿Me puede contar su experiencia de cómo sobrevivió al innombrable, señorita elegida? —Espera... ¿qué?, o Michelle está loca o, bueno ella si está loca... ¡un momento! Jess tenía un marcador en su mano cuando desperté.
¡Oh, claro que no!.
El recuerdo de haber sentido algo frío vuelve a mí, por inercia llevo mi mano a mi frente, y al escuchar la risa de Michelle corro directo al baño de mi habitación y me detengo frente al espejo.
Grito con todas mis fuerzas, y no es solo por el hecho que me golpee el dedo del pie mientras corría hacia aquí, sino también por que tengo dibujada la cicatriz de Harry Potter en mi frente. V
—¡¿Pero qué les sucede a ustedes dos?!—grito mientras entro al lugar donde se encuentran los seres que dicen ser mis amigas—¿Se supone qué ahora soy la elegida? sé que les gusta Harry Potter pero jamás imaginé que serian capaz de convertirme en él—Señalo la marca que me dibujo Jess en la frente, Michelle trata de aguantar la risa, pero como siempre no lo logra y se echa a reír—. Solo espero que se quite.
Respiro profundamente para tratar de calmarme, después de todo esta broma no es tan pesada como las otras, al menos están disminuyendo su nivel de maldad... eso tiene que ser algo bueno.
— Lamento informarte que es permanente —Ambas sonríen de manera tímida y salen corriendo de la habitación.
Retiro mis pensamientos de hace segundos, ellas jamás dejarán de hacer una broma que no tenga daños colaterales. Meto todo el aire que puedo a mis pulmones y salgo corriendo en cacería de esas dos.
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Luego de intentar asesinarlas por hacer de mí Harry Potter, me fui a bañar para quitarme la dichosa marca, no salió, hice de todo pero nada, la maldita marca aun se notaba, por lo cual tendría que ir a la escuela con el pelo suelto para que ningún idiota lo notase y me hicieran bullying por el resto de mí estadía en la escuela.
— Oye, Blake, hoy es día de uniforme —Me informa Michelle, diablos lo había olvidado— No me digas que el idiota con el que sales te tiene así de imbécil .— Pues no, no es él, solo es él hermoso chico que ayer se tomó la osadía de crear un romance entre el suelo y yo.
—No es eso— Me sacó mi ropa y tomó mi uniforme, camisa azul, falda negra y corbata del mismo color que la falda.
—Pendeja, a nosotras no puedes engañarnos te conocemos desde hace tres años y sabemos que cuando andas más despistada de lo normal es porque se trata de un chico, pero si no quieres hablar no te obligáremos —Dice Jess sin quitar la vista de su teléfono.
Guardo las cosas en mi mochila y bajamos a desayunar, en la mesa se encontraban mí madre y la foca de mí hermano que al verme jaló todo el plato que contenía las tostadas y lo refugio entre sus brazos. Le sacó la lengua y el sonríe.
—¡ No puedo creerlo!— Liam grita y lleva ambas manos a sus mejillas adoptando un semblante sorprendido, lo miro intrigada y ahora a este ¿qué mosca le pico?—Me siento privilegiado al ser el hermano de la elegida— Señala la marca de mi frente, todos ríen excepto yo, incluso hasta mi progenitora ríe. Gruñó en respuesta a su ridículo comentario y acomodo mí cabello para ocultar la marca.
— ¡Ya basta, Liam!— Sonrio al escuchar la intervención de mí madre.— No la molestes, mira que te puede hacer levitar con su varita— Oh, pero que ingenioso madre, no puedo creer que te rías de mi,bueno, de hecho si lo creo.
Después de varias bromas sobre la marca en mí frente, terminamos de desayunar. Tomé mí mochila y emprendí el camino hacía el colegio junto a mis amigas.
Agradezco a Dios que hoy el sol no estuviera fuerte, no hubiera soportado el pelo suelto y tendría que mostrar la marca. Después de diez minutos de caminata llegamos al establecimiento llamado "La escuela", más conocida por nosotras como " La prisión junior".
El lugar estaba repleto de jóvenes, unos reían, otros charlaban e incluso no faltaban los que molestaban a las mujeres por tener la falda exageradamente corta.
— Hoy entregarán los horarios definitivos. — Miré a Jess, no entendía a que se refería, se supone que los horarios ya estaban definidos. — Decidieron hacer un cambio, de nuevo.— Bufé, ¿A quién se le ocurre hacer un cambio en los horarios casi a mitad de año?, Claro, a nuestro director.
Camino haciendo espacio entre todo el alumnado para ir a secretaría. Al llegar hay una cola enorme, por lo tanto esperamos alrededor de quince minutos para poder recibir nuestro nuevo horario. Las tres comenzamos a leerlo al mismo tiempo.
— Que suerte que nos tocan todas las clases juntas— Dice Jess. Guardo el pedazo de papel en mí mochila y sigo caminando.
— Tengo mis contactos.— Michelle nos guiña un ojo dándonos a entender que ella tuvo algo que ver. No le tomó mucha atención y sigo en silencio. Una y otra vez vuelve a mí cabeza la escena de lo sucedió ayer, con aquel chico. Es imposible dejar de pensar en eso y no entiendo el porqué.— ¡Ya basta!, esto ya me asusto— Michelle se me acerca y me toma por los hombros acercándome peligrosamente a ella, tal vez esto sería incómodo para otras personas pero para mi no, ya estaba acostumbrada— Blake, no has dicho nada desde que salimos de tu habitación, ya me asustaste ¡dime que te sucede mujer!—Grita mientras me zarandea. Su mirada es desesperada, realmente está preocupada, me libro de su agarré y cuando estoy a punto de hablar soy interrumpida.