El destino siempre prepara sorpresas, unas más dolorosas que otras. Observaba detenidamente el movimiento de las manecillas del reloj, había pasado una eternidad , bueno yo lo sentía asi. Desde que el director había impedido que Cody me golpeará o me hiciera sabrá Dios qué, estoy sentada afuera de su oficina, en otras palabras quince minutos. Ese mismo momento llamo a los padres de ambos, y como mi madre no pudo salir del trabajo el cargo recayó sobre José, y al no poder venir él ¡A divinen a quien mandaron!. A la muñeca de trapo de mi madrastra, el intento fallido de Barbie versión hombre, quién aparecio vistiendo practicamente como una prostituta, ¿Qué mujer de cuarenta y cinco años se pone un vestido ajustado y corto?, la respuesta es fácil, una zorra. Sentí la mirada de alguien, levante la vista para encontrarme con Cody, quién me observaba desde el frente con odio, claro que el más afectado entre los dos era él, por el hecho del viernes y ahora tratar de pelear con una mujer, pero nada de esto hubiera pasado si él no me hubiera vista la cara de idiota. Él seguía mirandome y como toda la adolescente madura que soy, hice lo más lógico y coherente, le saque la lengua. Segundos después la puerta de la dirección fue abierta dando paso a un director quien reía alegremente con la cabeza de escoba con complejos de ser mujer. —No se preocupe, director, estoy segura que mi hija no volvera a comportarse como hombre— ¡Su hija!. ¿Pero como se atreve a llamarme de esa forma? me esta insultando, yo nunca sería hija de una cabeza hueca como ella. Cerré mis ojos tratando de guardar la calma. —Eso espero, señora Shepard. Tiene que dejarle en claro a Blake que no es una boxeadora— Ambas rieron. No sere boxeadora pero puedo partirle la cara de un golpe. Luego de una animada despida del director con aquella mujer, nos encontrabamos en su auto debido a que las clases para mi ya habían terminado. — Deberías agradecerme, por mí no te han suspendido una semana, solo lo que quedaba de clases— Con un vestido corto y moviendo el trasero cualquiera lo logra. Susurro un gracias y vuelvo a ignorarla, no quiero escucharla, no quiero hablar con ella, solo desearia estar en mi casa con mi madre, mirando alguna pelicula absurda y riendo como locas mientras comemos palomitas de maiz. Me colocó los casquillos y pongo la música a todo volumen, me limite a solo mirar por la ventana. Observaba con atención los árboles y las casas, pues me resultaban más interesantes que mantener algún tipo de comunicación. Algo en el trayecto llamo mi atención, se suponia que debia haber girado a la derecha y no a la izquierda.¡Era una trampa!,¡Me quiere matar!. Me saqué los casquillos y apague la música, guarde mi teléfono y me acomode en mi asiento. Comencé a mirada hacia todos lados buscando algo que me dijera donde estoy. Tomé un poco de valor y decidi hablarle— ¿A dónde vamos?— Sigo mirando a todos lados como un niño perdido. Ella se aclara la garganta — Iremos al centro comercial, necesito hacer un par de compras para esta noche— Da un giro algo brusco a la izquierda haciendo que mi cuerpo se incline en dirección contraria y mi cabeza se golpee contra el vidrio. —Espera ¿qué?.¿Qué hay está noche?— José no me había mencionado nada con respecto a hoy día. Lucero bufa aburrida, como si mis preguntas fueran estúpidas — Tu padre tendra una cena muy importante hoy día con un inversionista y si todo sale bien, el negocio de tu padre saldrá adelante. Por lo que veo se ha olvidado decirte. Supongo que no tendras nada decente que ponerte—Me mira de reojo y hace una mueca de asco, ¿Pero qué pendejada fue esa?, estoy con el uniforme del colegio no con ropa normal.¡Idiota! Algo huele mal aquí y no es el hecho que ella traiga el mismo vestido de ayer. Conocía muy bien a José a tal punto de saber que el era abogado y trabajaba en ayuda legal, bueno, al menos cuando vivía con nosotros. ¿Qué clase de negocios tendrá?. Parquea el auto y de mala ganas bajo. No quiero ir de compras, sé que sera una tortura. Lucero empieza a caminar y la sigo como si fuera su sombra, pues no tengo de otra, no pienso irme a la casa caminando, me da pereza. Camine detras de ella en todo momento sin cruzar palabra alguna, cuando me preguntaba algo solo respondía con un si o un no, llevabamos alrededor de dos horas caminando por todo el centro comercial, ni siquiera se que buscaba tanto, habiamos entrado a tres tienda de zapatos y dos joyerias, pero seguíamos sin comprar cosa alguna. Lucero se para frente de mi, la miro extraña, no entiendo que tanto me observa, con sus delgados dedos toma mi barbilla, me hace girar la cabeza a la derecha y luego a la izquierda, mientras me observa detalladamente , al terminar su proceso, hace una mueca de desagrado. — Tengo arto que arreglar— Toma un mechon de mi cabello y lo observa para luego soltarlo como si quemara— Tu cabello parece paja, ¿Eres una dama o un animal?, no deberías descuidar tanto tu aspecto— Agarra mi muñeca y me arrastra hasta una tienda de vestidos — Antes de arreglar el desastre que eres, te compraremos un vestido y un par de tacones altos, a ver si asi dejas de parecer un duende —¡¿Duende?! pero si le doblo el tamaño, bueno, no tanto pero soy más alta. Me pide que la esperé cerca de los vestidores, y camina donde la señorita de la tienda. Intercambian un par de palabras, para luego señalarme, la mujer hace una mueca de desagrado, ¿Qué tienen todos contra mi?. Lucero se acerca a mi con varios vestidos. Luego de probarme alrededor de setenta vestidos, nos decidimos por uno rojo de mangas cortas, ceñido en la cintura y con una falda con cola de pato, si era bonito lo admito, después de todo no tiene tan malos gustos.Para combinar, Lucero compro unos tacones de aguja de color negro. —Muy bien es hora de ir a arreglar tu desastroso cabello— Toma mi muñeca y me arrastra por todo el centro comercial hasta llegar a una peluqueria. Cómo el lugar estaba lleno aproveché para ir en busca de un helado, mientras el hombre mujer esperaba nuestro turno. — Uno de menta, por favor— Él chico de la caja asintió y comenzó a prepararlo. Un minuto después ya estaba saboreando mí helado, le pagué al muchacho. Iba tan distraída que no me percaté que había un chico parado justo detrás de mí, y como soy un problema andante y muy torpe, tropecé con mis pies y todo mí helado quedó impregnado en su camisa. Me quedé estática mirando mí helado, solo me quedé con el puto cono, maldita suerte la mía. No sé si realmente pasó o fue mí imaginación pero escuché gruñir a mí pobre víctima, mí cuerpo empezó a entrar en pánico, entonces hice lo más lógico. Huir. Pero como suerte es del asco, solo dí cuatro pasos y una mano se cerró en mí muñeca y me jalo hacía atrás volviendo a mí lugar inicial. — Yo, lo siento, no te ví y...— Mis palabras se detuvieron al encontrarme con unos ojos celestes — ¡Ay, no puede ser!. ¿Me estás siguiendo? — Libró mí mano de su agarré y le doy una mirada mordaz. El ríe sin humor — Mira, muchachita, métete lo siguiente en la cabeza : tengo mejores cosas que hacer que seguir a una lunática — tensó mí mandíbula al escuchar que uso prácticamente las palabras que le dije en el restaurante. — Jodete, imbécil — Trato de irme pero vuelve a sujetar mí brazo —¡¿Qué?! — Gritó. — No te irás sin pagar mí camisa. — ¿En qué te afecta?, es más que seguro que seas dueño de una tienda completa.— Escuché un par de risas, miré sobre su hombro y pude ver que estaba con los mismos chicos de la primera vez. El pelirrojo solo miraba serio la escena, mientras que el otro observaba de manera divertida — ¿De qué te ríes, idiota? — Él se ríe y levanta las manos en señal de paz. — ¡Déjame! — Jalé mí brazo y logré que me soltará. — Eres rápida, terminas con uno y al siguiente día ya tienes otro — Esto no puede ser cierto, ¿Qué hice para merecer esto? — Me has roto el corazón, muñeca — Cody coloca su brazo sobre mis hombros y observa al chico que está frente — Ten cuidado, amigo, esta chica está chiflada y en cualquier momento puede encerrarte desnudo en un baño. — Me deshago de su brazo y me alejo un poco. — Tú te lo merecías, tratabas de acostarte conmigo solo porque Anna te lo pidió — Sus ojos se abrieron con horror — Así es, te escuché hablar con ella en Mario's. — ¿Lo estabas espiando a él? — Pregunta el chico cuyo nombre aún desconozco. — ¿Me estabas espiando? — Esto es estúpido , mejor me voy— Trato de irme pero vuelve a impedirlo, me arrastra hasta quedar frente a sus amigos. Intento deshacerme de su agarré pero esta vez es más firme. Le quita la bebida a su amigo y me la echa en todo mí pecho, me quedo estática, empiezo a molestar y la risa de Cody no está ayudando. Recuerdo que aún tengo un poco de helado en el cono, entonces lo estrelló contra la cara Cody borrando su sonrisa, sonrió satisfecha y entonces me voy. 💢💢💢💢 Acomode mi vestido y me mire por última vez en el espejo, ni siquiera parecía yo. Mí cabello estaba ligeramente peinado en día trenzas que formaban una corona, y mí pelo suelto estaba completamente ondulado. Escuché un par de risas provenir de abajo, en otras palabras, ya tenía que bajar. Al llegar a la sala me encontré Jose en compañía de un señor, su cabello era de un castaño claro con unas cuantas canas, sus ojos de color celeste, si lo observabas detenidamente se podían notar las arrugas. Vestía un elegante traje negro y un reloj adornaba su muñeca. Al notar mí presencia ambos dejaron su conversación para poner sus ojos sobre mí. José sonrió orgulloso y de inmediato me presento con él. — Ella es mí hija Blake, Blake es... — Se vio interrumpido cuando unos fuertes maullidos se hicieron presentes. Oliver tenía hambre y no se iba a callar hasta ser alimentado. Me disculpé y subí a mí habitación temporal, vacíe un poco de su comida y de inmediato comenzó a comer. Acomodé mí vestido y salí rumbo a la sala, justo antes de llegar a la escalera escuché su conversación y me detuve en seco. — Tu hija es muy linda, tal y como me lo prometiste — Hablo aquel señor — ¿Pero ella acepto casarse?— ¡Aja!, lo sabía, este hombre tramaba algo. — Claro que si — Espera ¿qué?,yo nunca acepte nada — No se preocupe, ya esta todo arreglado— No podía volver allí. Sabía lo que me esperaba, volvi a mi habitación, tome mi bolso y meti todas mis cosas, quería cambiarme pero eso solo me quitaría tiempo, me puse un short debajo del vestido, para que no se me viera nada cuando salte por la ventana ya que no puedo salir por la puerta. Me saque los tacones y me puse unas zapatillas, me acerque al balcon, no era tan alto, y por suerte había un arbusto que podría amortiguar mi caída. Me acerque al barandal, pase una primero una pierna y luego la otra, estaba por saltar cuando vi una bola de pelos blanco acercarse,Oliver. — Oliver, ven aquí — El gato me miro y solo se echo,¡Maldito!, nunca me obedeces— Si no vienes aquí no te daré de comer— Oliver se levanta y por primera vez me hace caso, por lo menos descubri una forma de chantajearlo. Alzo a Oliver y lo meto a mi bolso, de un salto bajo, después de todo el lugar no era tan alto. Empecé a correr tan rápido como pude, necesitaba contarle a mamá. Mire la hora, ya tenía que haber salido de su trabajo. Corri rumbo a mi casa, mi respiración comenzaba a volverse pesada, mis piernas dolían, había corrido como diez cuadras sin parar, no me sentía segura y no lo haría hasta llegar a mi casa, a lo lejos pude ver a mi madre, empecé a correr más rápido. — ¡Mamá!—Grite, pero no me escuchaba. Corrí más rápido, estaba a poca distancia de ella cuando un auto negro se detuvo a su lado, bajaron la ventanilla y salió un disparo— ¡Nooo! — El auto aceleró hasta perderse de mi vista. Llegue hasta mi madre, quien se desangraba, le habían disparado en medio de las cejas.