Mis ojos paseaban por todo el lugar, desde los abdomen bien trabajado de mis compañeros hasta las chicas de cuerpos curvilíneos. Hoy nos tocaba natación, ¡Si yupi! ¡Que alegría! (Nótese el sarcasmo).
El profesor nos había hecho dar veinte vueltas alrededor de la piscina, ¿Era necesario aprender a nadar?, pienso que es innecesario, si vas a un parque acuático y estás por ahogarte el sensual salvavidas te ayudará, bueno, sensual no, jamás he visto un salvavidas como los de las películas, cuerpo perfecto, joven, rubios y ojos claros, todos los salvavidas que he visto son hombres con sobrepeso que pasan los treinta años.
Pero ese no es el punto, a lo que me refiero es que nadar no es tan esencial, si no sabes pues no te metes a la piscina y ya. Al menos que haya un diluvio y se inunde todo el mundo, en ese caso ya valiste, pero eso es muy poco probable, no puede suceder o ¿Si?.
—Muy bien jóvenes terminó la clase nos vemos el próximo viernes —Habló el profesor sacándome de mis estúpidos pensamientos.
Nade ( en realidad caminé) hasta la escalera de la piscina y salí, el agua había provocado que la ajustada tela de mi traje de baño se pegará aún más a mi cuerpo haciendo que me sienta incómoda, jale la mojada tela pero era inútil, volvía a pegarse. Entré a las duchas y me bañé rápido, busque mi ropa en los cambiadores y me la puse.
Peiné mi cabello y guarde todas mis cosas, por suerte está había sido la última clase.
No había vuelto a hablar con Michelle ni Jess desde hace una semana, no me contestaban ni las llamadas, ni mensajes lo cual me tenía preocupada ¿les habrá sucedido algo?, Dios quiera que no. Tal vez sería bueno que les hablará, toque mis bolsillos traseros y delanteros de mi pantalón en busca de mi teléfono, pero no había señales de aquel aparato , seguro lo había dejado dentro de mi mochila.
Gire sobre mis talones en busca de mi mochila pero tampoco había rastro de ella, ¡Mierda!. La había olvidado en el salón de natación junto a la banca.
Amarre los cordones de mis zapatos y empecé a caminar de vuelta al salón de natación. Ya no quedaba absolutamente nadie, caminé hasta la banca dónde estaba mi pertenencia. Me senté y tome mi mochila, abrí el bolsillo delantero y saqué el teléfono.
Lo desbloquee y apreté el botón de la camarita en el contacto de Jess, paso un minuto completo y por fin Jess contestó. A su lado se encontraba una muy alegre Michelle, ambas se veían muy felices.
—Hola ¿Cómo han estado ambas? —Pregunto feliz de que al fin se dignen en responder mi llamada.
—Hola, pues hemos estado muy bien. Nos han dado tarea en exceso e incluso hemos dado varias pruebas esa es la razón por la cual no te hemos respondido —Responde Jess.
—Pensé que no sobreviviría, por un momento pensé en trabajar en McDonald's, no estaría nada mal —Habla Michelle llevando su mano a su mentón en forma pensativa.
Lo sabía, sus madres jamás las dejarían estudiar en otro lugar lejos de ellas. Michelle solo lo había dicho por impulso, aunque por un momento me alegro pensar que ellas estarían aquí conmigo. Sería fantástico, estaríamos las tres juntas como de costumbre.
Tal vez debería preguntarle respecto a lo que dijo el otro día, no pierdo nada preguntando.
—Oye Michelle, respecto a lo que hablamos el otro dí...., ¡Ey! ¡¿Qué te sucede?! —Mi teléfono había sido arrebatado de mis manos, el sonido de llamada finalizada sé hizo presente, mire a la persona que me había quitado mi teléfono.
Tenía una gran sonrisa en los labios y observaba mi teléfono con curiosidad
—¿Sabes qué está prohibido usar el teléfono en este salón? —Pregunta. Su mirada examina mi rostro, lo único que busca es molestarme y lo ha conseguido. Me levanto de un brinco del asiento , intento arrebatarle mi teléfono pero Black retrocede y lo levanta.
—Lo que yo haga no es de tú interés, además nada me asegura que no has inventado esa regla solo para fastidiar me.—Hablo molesta.
—Por supuesto que no he inventado nada, puedes verificarlo por ti misma — Miro hacia lugar donde señala y en definitiva ahí había un cartel con letras rojas que prohibía el uso de celulares. —Tal vez debería darte una lección, pero como hoy estoy de buen humor te lo entregaré si me lo pides de buena manera —Una sonrisa arrogante se hizo presente en sus labios.
—¡Dame mi teléfono de una buena vez, imbécil ! —Dio un brinco para tratar de arrebatarle el objeto pero fue inútil.
—Respuesta equivocada, salvaje —Doblo su brazo y lo inclinó hacia tras, en ese momento hizo algo que no esperaba, se dio la vuelta y arrojó mi teléfono a la piscina.
La rabia se apoderó de todo mi cuerpo ¿Cómo se atreve?, había tirado mi teléfono y estoy segura de que ya no debe servir para absolutamente nada, quería gritarle, golpearlo hasta dejarlo agonizando y no pueda moverse pero eso iba a ser imposible, él era más alto y estoy segura que incluso más fuerte.
Mi vista se dirigía de la piscina a él y viceversa. Esto no podía quedarse así, tengo que hacer algo. Me percaté que él estaba parado muy cerca de la orilla de la piscina, una sonrisa maliciosa se extendió en mi rostro, podría vengarme, lo empuje haciendo que el pierda el equilibrio.
El luchaba por mantener su equilibrio pero eso no duraría mucho tiempo
—Si yo caigo tú vendrás conmigo —Agarro mi muñeca y me jalo hacía el haciendo que ambos cayeramos.
Sentí como cada fibra de mi ropa empezaba a mojarse, saqué mi cabeza en busca de aire. Estaba completamente empapada al igual que Black.
Mi ira se incrementó, me lancé sobre él haciendo que se hunda, quería ahogarlo, con todas las fuerzas que tenía lo mantenía debajo del agua, él empezó a moverse y no tardó mucho en liberarse de mi agarre.
—¡¿Qué te pasa, salvaje?!, Pudiste haberme ahogado —Exclama furioso.
—¡Eso quería!- Le grito — ¡Esto fue tu culpa!, tú lanzaste mi teléfono sin razón alguna, eres un completo idiota, te crees el mejor de todos solo por tener dinero un padre que te consiente, no eres más que un niño de mami, ¡Mimado! —Grite, nade hasta la orilla, salí de la piscina, tome mi mochila y me largué, no pensaba escuchar su estúpida respuesta.