Abrí los ojos con pesadez, mi vista se fue aclarando, blanco. Todo lo que veía era de color blanco, estaba en una habitación blanca por completo, ¿Había muerto?,¿ Esto es el cielo?.
Me levante hasta quedar sentada en la cama, todo mi cuerpo dolía en especial mi cabeza, lleve mi mano a la zona afectada y pude notar que mi muñeca izquierda estaba enyesada.
¿Qué me había sucedido?.
Lo último que recuerdo era que estaba en las escaleras discutiendo con Black, él se fue y luego alguien me empujó por las escaleras, después, nada. No recuerdo nada a excepción de... Unos ojos celestes y una sonrisa triunfante. Eso fue lo último que ví antes de quedar completamente inconsciente.
¿Black me había empujado?, ¿Sería capaz de eso?, por supuesto que sí, o tal vez no.
—Veo que ya despertó, señorita— Miré a la persona dueña de la voz, era una enfermera de aproximadamente cuarenta años. —Tenía muy preocupados a sus amigas y a su novio, por cierto es un joven muy agradable, no se movió hasta que el doctor les informo que estaba bien y se recuperaría.
La miré extraño, ¿Novio?, yo no tenía novio.
—Disculpe, pero ¿me podría decir cómo era aquel joven?—Me miro confundida.
—Claro, era alto, blanco, cabello castaño claro y unos ojos celestes muy bonitos.
Esa descripción encajaba perfectamente con Black.
—Él no es mi novio —Dije rápidamente.
—Oh, disculpe señorita pero como lo vi tan preocupado por usted pensé que era su novio. Si me disculpa le avisaré al doctor que ya despertó. —Se retiró.
Las palabras de aquella señora me habían dejado algo inquieta. Si Black me había tirado por las escaleras ¿Por qué me había traído después al hospital?, Tal vez se había sentido culpable y por eso decidió traerme.
—Vaya, hasta que decidiste despertar —Escucho decir a Jess. Levantó la vista y ahí está ella junto a Michelle.
—Ya nos tenías preocupadas, pequeña saltamontes. No vuelvas a ser tan torpe, no te vuelvas a caer de las escaleras. —Dice Michelle.
—Yo no me caí por las escaleras, alguien me empujó —Hablé segura de mis palabras.
—Claro que no, saltamontes. Tus agujetas estaban sueltas, deberías tener más cuidado y fijarte donde pisas o tal vez deberías aprender a amarrar tus agujetas, aunque podríamos ponerte zapatos con scratch como a los bebés—Finge pensarlo.
Por supuesto que yo no me había caído alguien me había empujado pero hablar de eso con Michelle era imposible ya que cuando a ella se le metía algo en la cabeza era imposible sacarlo.
Luego recordé lo que me había dicho la enfermera las únicas personas que podían responderme esa duda eran Michelle o Jesse.
— ¿ Quién de ustedes me trajo al hospital? —Pregunté, Michelle levantó la mano. —La enfermera me dijo que habías venido con un chico, ¿ Quién era?.
—No lo conozco. —respondió rápidamente.
—Michelle —Le advertí. No me gustaba que me mienta.
—Es la verdad, yo estaba saliendo del salón de matemáticas cuando escuché un grito como llevo tantos años escuchando tus gritos supe que eras tú, corrí , baje las escaleras y ahí estabas tú, en el suelo inconsciente, de pronto un chico apareció y se ofreció a llevarnos al hospital y luego se fue —Dijo sin más—Dijo que se llamaba Thomás -—En definitiva no era Black, por lo que dijo Nadine el jamás decía su nombre.
—Está bien, te creo —Dije algo insegura. Pero mi duda seguía ahí, ¿Black me había empujado?, claro que sí, de eso no tenía duda, solo pasaron segundos de que él se había ido cuando alguien me empujó, era el único que pudo hacerlo, no había nadie más cerca en ese momento.
El doctor apareció en la habitación y luego de hacer un par de exámenes para asegurarse de que todo estuviera bien en mí me dejó ir, sin antes mencionar que tenía que estar en reposo por lo menos una semana, por suerte la caída no fue tan grave ya que solo me había roto dos costillas, la muñeca y una pequeña herida en la frente.
Michelle, Jess y yo tomamos un taxi hasta mi departamento, al llegar me recosté en mi cama. El teléfono de la casa sonó y contesté. Liam había decidido llamar, después de tiempo, al parecer Jessenia le había informado de mi pequeño accidente en la escuela, claro su hermana tenía que lastimarse para que recién se acuerde de ella.
Me excuse diciendo que estaba cansada y quería dormir, él se despidió y me pidió que me cuidará. Le mentí, no quería dormir ni si quiera tenía sueño, solo quería pensar un poco en todo lo que había sucedido.
Los últimos cinco días me los pasé encerrada en mi departamento, Michelle y Jess se habían quedado a dormir estos días para cuidarme. Todas las tardes me las había pasado echada mirando cualquier película tonta hasta que llegarán mis amigas.
Por fin ya había pasado el tiempo establecido por el doctor, ya podía salir y ahora podía confrontar a Black.
Nadine había venido a visitarme ayer y me informo que el equipo de basquetbol tendría una fiesta hoy para dar inicio a la temporada de juegos por lo tanto la capitana tenía que estar presente, hoy enfrentaría a Black.
Ya era medio día, hora de almorzar me levanté y camine hacia la cocina.
—¿Qué haces ? —Pregunté observando cómo Michelle colocaba la sartén sobre la cocina.
—La última vez cocino Jess y ahora me toca lucirme a mí.
— ¿Estas segura que puedes con esto?.
—Me ofendes, saltamontes. No deberías dudar de mis dotes culinarios.
Un minuto después.
—¡Ah!, ¡Ayuda, el huevo está vivo y quiere venganza! —Grito Michelle. Usaba la tapa como escudo y la espumadera como una espada.
Al parecer algo había hecho mal, el huevo formaba pequeñas burbujas y explotaban regadon gotas de aceite caliente sin mencionar que gotas de aceites salían del sartén en todas direcciones.
Me posicioné detrás de Michelle y comencé a gritar junto con ella.
— ¡El huevo está enojado, él quería ser un pollito y ahora cobrará venganza!—ambas seguíamos gritando como locas.