Abrí mis ojos con pesadez y observé toda la habitación buscando el causante de tal ruido. Busqué mi teléfono y prendí la pantalla para ver la hora.
6:30 am.
Otro ruido acompañado de una maldición se hizo presente, provenía de la sala. Aún con algo de miedo me levanté de mi cama para investigar a aquel intruso, no podía ir desarmada por lo tanto revisé mi cuarto en busca de algo para defenderme. Lo único que logré encontrar fue un tacón, no era un arma mortal pero podía clavarle la punta en su ojo.
Caminé lo más cautelosa posible para utilizar el factor sorpresa y no alertar al invasor. Visualice a aquella persona y me lancé sobre su espalda haciendo que cayera conmigo encima, levanté mi mano que traía el zapato y cuando estaba a punto de golpearla su voz me detuvo.
- ¡Tranquila soy yo!. - Suspiré y me levanté, le ofrecí mi mano y la ayude a levantarse. - ¿Pensabas golpearme con eso?.- Señaló el tacón y enseguida lo solté.
- En mi defensa; creí que eras un ladrón o un violador. - Me encogí de hombros. - Hasta que te dignas en aparecer. Quiero que en este momento me expliques qué fue eso que vi ayer y el porque acabas de llegar.
Caminé hasta el sofá y me senté esperando su respuesta, Michelle miró al techo y suspiró. Su mirada se centró en mí, después de unos segundos se sentó a mi lado.
- Está bien, te contaré. - Acomodó su cabello y empezó a hablar. - Iba caminando por la escuela tranquilamente repartiendo amor y paz como siempre lo hago y de pronto apareció Carlos y me obligó a besarlo. - Se abrazo a sí misma como si el hecho de recordarlo le afectará. - Fue horrible. - Escondió su rostro entre sus palmas y comenzó a sollozar.
La observé unos minutos y entonces decidí hablar. - Ahora la versión real.- Quitó sus manos de su cara y bufó.
- Está bien. - Contesto irritada.- No entré a clases de filosofía y decidí recorrer el colegio entonces apareció Carlos, empezamos a discutir como siempre y de pronto lo besé, ni siquiera se el porqué. - Se encogió de hombros.
Observé por un segundo sus facciones pero no demostraban ninguna emoción. - ¿Cuándo vas a admitir que te gusta?.
- Cuando Blackberry y tú sean novios.
- Ya lo somos. - Michelle giró su cabeza hacía mí y sonrió.
- ¡Felicidades!, ahora ya puedes tocarle las nalgas. - Movió sus cejas de arriba hacía abajo.
Golpeé su brazo por el comentario que acababa de hacer, jamás se me había pasado esa idea por la mente.
- Ahora admítelo.
- Como digas; me gustan sus nalgas.
- No es lo que te pedí.
- Pero es lo que obtendrás. - Dijo Michelle y luego se retiró dejándome sola en la sala.
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Guardé los libros que ya no necesito, no me gusta andar con la mochila pesada. Sentí unos brazos rodear mi cintura y enseguida su perfume invadió mis fosas nasales, me encanta su perfume, se había convertido en una especie de droga para mí.
Cerré mi casillero y me giré para verlo directamente a esos ojos que tanto me gustaban. - Hola, hermosa. - Sonreí ante la forma en que me había llamado.
Acerqué sus labios a mí y lo besé, no importa cuántas veces lo besará, siempre se sentía como la primera vez, una sensación única.
Sonreí y él me devolvió el gesto. - Cada vez me gustas más.
Iba a contestarle pero fuí interrumpida por un par de gritos eufóricos. Ambos miramos al lugar donde los chicos del equipo gritaban.
Justo en medio de todos ellos se encontraba una pareja. Pero no se trataba de cualquier par de adolescentes sino de unos que conocíamos a la perfección. Gus sostenía a Tatiana muy cerca de él, parecía que en cualquier momento ellos se fusionarán, ¿Acaso ellos?...no, no creo.
Me quedé estática al ver como Gus la tomó por las mejillas y la beso de manera apasionada, pero yo no fui la única que quedó impresionado por la reciente escena; Black estaba muy concentrado mirando lo que sucedía. Deshizo su agarré en mí cintura y apretó los puños, ¿Por qué estaba molesto?, ella es su exnovia y no debería importarle con quién salga.
- Esa pareja no me agrada. - Habló apretando los dientes.
Debo admitir que a mí tampoco me agrada la idea de que ellos estén juntos, pero no tiene porqué importarme, ellos pueden hacer y estar con quién quieran. Pero al parecer Black no pensaba lo mismo.
Me miró por unos segundos. - Debo irme, te busco después. - Depositó un beso en mí mejilla y comenzó su camino.
Mí corazón se detuvo por completo al ver que se acercó directamente a ella, intercambio un par de palabras con ambos, palabras que lastimosamente no pude escuchar por la distancia que me encontraba. Y entonces todo se me vino abajo cuando ví que la tomó por la mano y la alejó de toda esa situación.
Mí mirada se cambió a la persona que se acerca a mí con una sonrisa triunfante. - ¿No crees qué le afectó mucho la nueva noticia?.- Dijo cuando llegó frente a mí. No le respondí nada, solo me dediqué a observarlo. Gus al notar que no tenía ni la más mínima intención de responder se acercó hasta quedar a centímetros de mí oreja. - Tal vez aún la quiere.- Rió y luego se fue.
Sus últimas palabras empezaron a dar vueltas por mí cabeza, tal vez tenía razón y él aún la quería, solo eso explicaba su reciente reacción.
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Jess estaba muy concentrada en su celular, últimamente había estado así alrededor de una semana y las veces que le había preguntado el porque de su repentino amor a la pantalla me respondía con un; no es nada importante.
Y sabía que si le volvía a preguntar obtendría la misma respuesta, pero soy su amiga y no pensaba dejar de insistir hasta obtener la verdadera respuesta.
- ¿ Qué es lo qué te pasa?. - Ella aparta la mirada de su teléfono y me mira. - Has estado así mucho tiempo, ¿Qué tienes?.
Suspiró y dejó su teléfono en la mesita que había frente a ella. - Es... Liam, no ha respondido a mis mensajes, su teléfono para últimamente apagado, no es ni una señal de vida. Me preocupa... Creo que algo le ha pasado.