Intenté marcar el número de Liam pero seguía saliendo apagado, aún no daba señales de vida y eso me estaba preocupando por completo.
Suspiré cansada, él jamás hacía eso, no es normal en él. Millones de imágenes empezaron a dar vueltas en mí cabeza, y ¿Si algo malo le había sucedido?, No pienses nada malo, Blake, piensa positivo.
Solo me quedaba una opción, hablarle a uno de sus compañeros pero lo negativo era que no conocía a ninguno ni tenía su número.
Aprovechando que Michelle y Jess habían salido a comprar algo para la cena me adentré al cuarto de Liam. Busqué en todos sus cajones hasta que logré encontrar el cuaderno azul que tanto buscaba, en estos momentos agradecía que Liam siempre anotará todos los números telefónicos en su agenda.
Salí de su habitación y me dirigí a la mía con la agenda. Me senté en mí cama, abrí la libreta y empecé mí búsqueda de algún número que pudiera decirme algo acerca del paradero de mí hermano.
Mí teléfono sonó indicando que había recibido un mensaje, lo desbloquee y lo leí.
¿Estás ocupada, hermosa?
Black.
Miré el mensaje por unos cuantos segundos antes de responder.
Sí, hablamos después.
Envié el mensaje y lancé el teléfono a un lado de la cama, en este momento lo que más me importa es saber algo de mí hermano, en este momento no me importa él. El teléfono volvió a sonar pero esta vez era una llamada, aún de lejos pude leer el nombre, no pensaba contestarle.
Quién iba a pensar que las cosas serían complicadas cuando fuéramos novios, todo era más fácil y bonito cuando solo salíamos.
Eliminé por completo todos los pensamientos que me recordarán a Black y me concentré en lo más importante. Reanudé mí búsqueda hasta que dí con un número qué tal vez pudiera decirme algo.
Dr. Basso "prácticas".
Sin duda era muy específico, en estos momentos bendecía la mala memoria de Liam, razón por la que anotaba así los números.
Desbloquee mí teléfono y empecé a teclear los números escritos en el papel. Uno, dos, tres tonos hasta que contesto.
- ¿Hola?.
- Buenas tardes, Dr. Basso, le habla Blake, soy la hermana de Liam Shepard. - Empecé a hacer sonar mis dedos de manera nerviosa.
Se quedó en silencio unos cuantos segundos, segundos que me fueron eternos. - Ah, Claro, Shepard, ¿ Qué se le ofrecía, señorita?.
- Quisiera saber cómo está mí hermano, no me contesta su teléfono y estoy muy preocupada por él.
- Disculpa, niña, pero tú hermano se fue hace dos semanas, dos chicos vinieron a buscarlo y me dijo que tenía que irse urgente. Lo noté muy nervioso pero no quise decirle nada al respecto, pensé que estaría contigo ya que él dijo que tenía que ir a verte. - Mí corazón se detuvo al escuchar sus palabras, Liam había desaparecido hace dos semanas y nadie podía decirme nada acerca de su paradero.
- Liam no ha aparecido por aquí. Muchas gracias, que tenga buenas noches.- Colgué la llamada sin darle oportunidad de contestar.
Escondí mí rostro entre mis manos, esto no me gustaba para nada, Liam nunca ha desaparecido sin dar razón alguna o decir algo. Mí teléfono volvió a sonar, miré el identificador y suspiré.
- ¡Ahora no, Black!.
No pienso contestarle y el sonido del teléfono me está estresando, tomé el aparato y lo apagué de inmediato.
Cerré la agenda y la guardé en el cajón de mí mesita de noche. Escuché un par de voces provenientes de la cocina, las chicas ya habían llegado.
Lo mejor será no decir nada, no quiero preocupar a Jess más de lo que ya está. Me levanté de la cama y caminé hacía la cocina donde Michelle estaba poniendo platos en la mesa.
Recorrí una silla y me senté, las chicas hicieron lo mismo, Jess me entrego mí hamburguesa. Comí en completo silencio sin mencionar palabra alguna.
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Estacione mí motocicleta, acomodé mí mochila y comencé a caminar hacía la entrada del colegio. Justo en la entrada debajo del umbral se encontraba Black. Decidí no evitarlo para después no tener que escuchar sus preguntas para saber del porqué lo hacía.
Una sonrisa se apoderó de sus labios al verme. Se acercó a mí y envolvió mí cintura, me acercó hasta él para luego besarme, beso que correspondí apenas.
Deshice su agarré en mí cintura y me fui poniendo de excusa que necesitaba el baño, aunque no fuera ni un poco cierto.
Amaba está parte de mí aunque también la odiaba, la amaba porqué era como un sistema de autodefensa, no permitía que me lastimen o que se integren más en mí vida, pero la odiaba porqué la había heredado de mí padre. Él actuó de la misma manera cuando Jordan falleció, se alejó de todos hasta que un día se fue.
Tiré mí mochila sobre mí asiento de una manera brusca captando las miradas de mis compañeros, ignoré a todos y me senté. Alguien tomó lugar a mí lado, sin duda alguna esto se estaba volviendo sumamente insoportable.
- Hola, Blake, ¿Has vis...?.
- ¡Ya cierra tu maldita boca, Agustín!.- Estaba cansada de escucharlo y hoy, en realidad nunca estoy de humor para oírlo. - Para lo único que abres la boca es para lanzar veneno. Quiero que sepas que tus palabras no me importan en lo absoluto. - Mentí, pero no pensaba decirle que por su culpa tal vez las cosas entre su primo y yo se estaban yendo directo a la basura. No podía darle esa satisfacción. - Así que te pido que no me dirijas la palabra.
Me coloque los auriculares para no escucharlo más hasta que llegará el profesor, y así fue, no volvió a intentar hablarme.
Anoté la tarea que el profesor había dejado para la siguiente clase y me retiré del salón apenas tocó la campana.
La siguiente clase se había suspendido debido a que el profesor no había podido venir. Empecé a dar vueltas por el colegio sin un rumbo en general. Michelle y Jess estaban en otras clases, por lo tanto estaría sola alrededor de una hora.