Ice

Capítulo 41

Abrí mis ojos con pesadez, mis párpados estaban un poco hinchados, sin duda alguna llorar antes de dormir no es una buena idea. Agradecía que hoy fuera sábado.

Me levanté de la cama con la mayor flojera del mundo, caminé hasta el baño, mojé mí rostro y me observé por unos breves segundos. Mí cabello estaba hecho un caos, mis párpados un poco hinchados y las venas en mis ojos eran visibles, unas ojeras se estaban empezando a formar; estoy un desastre.

Necesito un baño urgente, me quité toda la ropa, abrí la regadera y cuando el agua estuvo caliente me metí.

💢💢💢💢
 


 

Encendí la televisión y me tiré sobre el sofá, me envolví con una manta y empecé a buscar cualquier película con la que pueda distraer mí mente.
 


 

Unos pasos se hicieron presentes por el pasillo. Michelle apareció con una bolsa de gomitas y se tiró literalmente encima de mí, dejándome aplastada.
 


 


- ¡Auch!. - Se levantó y ahora se sentó a mí lado, me quitó un lado de la manta y también se envolvió.
 


 

- ¿ Ya estás mejor?. - Asentí y apoyé mí cabeza en su hombro.
 


 

Ella me pasó la bolsita con gomitas y empecé a comer. Algo dulce para un corazón amargo. 
 


 

Jess apareció en mí campo de visión con un paquetes de galletas en una mano y en la otra un frasco de Nutella, sonreí al verla. Jess se sentó a mí izquierda, dejándome en medio de las dos.
 


 

Disfrutamos de la película en silencio mientras nos llenamos a tope nuestros estómago con pura comida chatarra. Solo necesitaba distraer mí mente, aunque fuera tan solo por dos días, ya que el lunes lo volvería a ver y sé que cuando lo haga dolerá, dolerá verlo porqué aunque no quiera admitirlo lo quería, lo quería como nunca he querido a nadie y tal vez, solo tal vez, lo quería más a que mí misma.
 


 

Me sentía como en mí lugar seguro, un refugio en el cual nadie podría lastimarme. Era como la princesa atrapada en un castillo el cual estaba rodeado por un río de lava y un dragón feroz que la defendía, solo había una diferencia, está princesa prefería estar encerrada por toda la eternidad en vez de salir al exterior, a la realidad del mundo cruel. Un mundo que no discrimina a nadie y nos lástima de la misma manera e incluso tal vez a unos más que otros.
 

 

Amo la sensación de protección que me brindan mis mejores amigas, sin duda alguna está era una verdadera amistad. Una de la cual sabías que jamás acabarían y si el destino las separaba, la guardas en lo más profundo de tu corazón, en aquel lugar especial que reservas para alguien que valdrá la pena recordar aunque cuesten las lágrimas. En pocas palabras la amistad que teníamos era sincera y especial, una amistad que no encuentras dos veces en la vida.

- He estado pensando en que antes de morir quiero hacer algo memorable, algo que me mantenga en las mentes de las personas. - Habló Michelle cuando la película dió por terminada. - Por lo que he decidido crear una frase. Jess tómame una fotografía.

Michelle se puso de pie, colocó uno de sus brazos debajo de su pecho y una mano en su mentón adoptando una pose pensativa. Jess le hizo caso y con su teléfono le tomo dos fotografías. Luego de enseñárselas Michelle sonrió en forma de aprobación.

- Ahora a un lado colócale la siguiente frase: «El ayer es el pasado, el hoy es el presente y el mañana es el futuro», y más abajo le pones, «El conocimiento es poder». - Ambas la miramos buscando algo en su rostro que nos diera a entender que era una broma, pero su rostro estaba más serio que nunca.

Jess me miró y yo solo me encogí de hombros, estaba a punto de decir algo cuando fui interrumpida por el estruendoso ruido que emitía mí teléfono al recibir una llamada. Las tres observamos el pequeño aparato que vibraba sobre la mesita del centro. Después de unos segundos tomé el teléfono y colgué la llamada, tan solo pasaron dos segundos y el teléfono volvió a sonar, volví a colgar pero esta vez apagué por completo mí teléfono y lo coloqué en la mesa donde se encontraba segundos antes.

Tan solo bastó ver su nombre en el identificador por tres segundos para que la burbuja de felicidad que había creado explotará regando en mí cara la tristeza que había logrado dejar por breves instantes.

- Deberías contestar. - Miré a Michelle de manera furiosa. - ¿No te arrepientes de haberlo dejado?.

- Tal vez, pero es lo mejor. - Clavé mí mirada en un punto fijo en la pared.

- Creo que tal vez deberías escucharlo.- ¿Pero qué le sucede?, Ella siempre había sido la primera en alejar cualquier chico de mí lado y ahora apoya a Nathan o Black, como sea.

- No quiero escuchar nada de él. Sus acciones me bastaron. - Hablé de manera tajante.

- Ese es uno de tus grandes defectos, saltamontes, eres terca y nunca quieres escuchar a los demás. Te conformas con lo que tu mente crea y te cierras a la realidad. - La miré con el ceño fruncido, indirectamente me había llamado defectuosa. - ¡¿Qué?!, No te enojes porque te diga que tienes varios defectos, es normal. Los humanos somos imperfectos, por eso cometemos errores muy seguido y se supone que debemos aprender de ellos para no volver a cometerlos. Ya cometiste una vez el error de sacar tus propias conclusiones, no vuelvas a hacerlo, aprende de tu error. - Se sienta a mí lado y me observa fijamente.

- No quiero que me lastime. - Sentí mis ojos arder, las lágrimas estaban a punto de salir pero las retuve.

Jess me acercó a ella y apoyó mí cabeza en su pecho. - No necesitas hacerte la fuerte con nosotras, puedes llorar. - Solo eso me bastó. Las lágrimas empezaron a salir.

Me aferré más a Jess mientras lloraba, realmente estaba dolida y con un hueco en mí corazón. Me había lastimado de la peor manera, hizo mí corazón añicos sin ninguna pizca de piedad, lo destrozó, sin culpa alguna, sin resentimiento. Así lo sentía.




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