Observé el panorama a través de la ventana del automóvil, necesitaba salir de aquí lo más antes posible. Lo observé por la esquina del ojo, estaba concentrado en la carretera, tal vez podría saltar ¿Qué son unos cuantos raspones con tal de mi libertad?. Busqué la manija de la puerta y jale de ella pero no abrió, ¡El muy maldito la cerró!.
- Ni lo intentes. - Bufé y me crucé de brazos, aún no entiendo cómo logró descubrir mi plan.
- Necesito ir al baño. - Solté de golpe.
- No caeré en eso. - ¡Diablos!, ese era mi último recurso. Miré a Nathan, aún no entiendo cómo supo que trataría de escapar por las escaleras de incendio, ¡Oh! es cierto que ya lo había hecho antes y seguro Michelle se lo dijo.
No comprendo cómo puede confiar en él plenamente, tanto que es capaz de dejarme ir con él sin hacer escándalo alguno, por lo general ella espanta a cualquier chico que se me acerqué. ¿Jess estará enterada de todo esto?.
Necesito buscar una salida, no estoy dispuesta a permanecer a su lado, no después de cómo terminamos y ahora saber su parentesco con aquel hombre, ¿Qué me asegura qué no me llevará dónde él?, ¿Qué me garantiza que me protegerá? ¿Y quién puede afirmar qué me ha dicho toda la verdad?, solo me queda confiar, ¿Pero cómo hacerlo si él me rompió el corazón?, no se puede confiar en alguien que te ha lastimado.
Una pregunta invade mi mente y mis ganas de saber la respuesta son muy grandes que me es díficil cerrar la boca. - ¿Por qué no aceptaste casarte conmigo?.- Esa era mi mayor duda en estos momentos, ¿No soy lo suficiente como para casarse conmigo?.
Me giré un poco para poder ver la expresión de su rostro, su vista se mantenía fija en la carretera, su cabello estaba un poco despeinado pero debo admitir que se veía bien.
- Tengo dieciocho años creo que soy muy joven para casarme - Sonríe.- Además no me gusta los negocios que hace Marcos, eso no es mi estilo. No acepte esa propuesta por el hecho de que no toleraba la idea de que un hombre de a su hija por drogas, y además que ella aceptará.
- Yo nunca acepté. - Digo a la defensiva.
- Ahora lo sé. ¿Te acuerdas cuando nos vimos por primera vez? - Asiento, ¿Cómo olvidar el día qué me cerraron la pizzería en la cara?, esas cosas no se olvidan. -Esa vez fuimos a conocerte, cuando te vi no sabía que eras tú, Agustín me lo dijo. Supe que no eras del tipo de chica que aceptaría casarse con un desconocido por eso miré tu expediente - ¿Expediente? - Mi padre hizo que te siguieran por un par de días para saber de ti así sería más fácil que aceptarás.
¿Cómo puede hacer un padre estas cosas?, es decir, ¿Por qué a mí?, yo estaba feliz con mi vida, no era perfecta pero a mí me gustaba, ¿ Por qué tiene que llegar y joderlo todo?, ¿Por qué me metió en su lío?.
- Inicié una relación con Tatiana para que mi padre dejará de insistir y también para no acercarme a ti, me parecías interesante y quería descubrirte por mi mismo, la idea me atraía pero me asustaba, no quería correr el riesgo de enamorarme, pero al final lo hice.
Sentí un leve rubor en mi mejillas y trate de disimularlo, ¡No es momento para eso!.
-Cuando me dijiste acerca de tus sentimientos mencionaste que evitabas el amor.¿ Por qué no querías enamorarte?. - Siempre tuve esa duda pero por temor a arruinar lo que pensé que teníamos jamás tuve el valor de hacerlo.
Él se quedó en completo silencio, lo miré fijamente y por su expresión supe que estaba recordando algo doloroso. Pasaron los minutos y aún se mantenía en silencio, parecía que nunca me iba a responder. Derrepente estacionó el auto, su vista se mantenía aún fija en la calle.
- Porque mi madre murió de amor, se enamoró de la persona equivocada y tuvo que pagar el precio. - Me quede en completo silencio, ¿Qué le podía decir?. - Todo comenzó cuando tenía ocho años, Marcos no se conformó con lo que tenía por lo tanto decidió dedicarse a la venta de drogas sin importar el riesgo que corríamos, mi madre le rogó para que dejará esos negocios pero se negó. El tiempo pasó y su avaricia creció, nada le era suficiente incluyendo las mujeres; empezó a llevar una distinta cada noche y cuando mi madre trataba de hablar con él solo decía: "Si me amas tienes que apoyarme" y claro que ella lo amaba, lo hacía de tal manera que se estaba destruyendo ella misma. Dejó de comer, ya no sonreía y tampoco salía mucho de su habitación, hasta que un día simplemente ya no abrió los ojos. Murió a causa del amor y por supuesto que no quería eso, me juré evitar el amor y proteger a mi hermana de él, por eso convencí a Marcos que lo mejor para ella era que estuviera en un internado. Cada año lo evite con éxito hasta que choque con una chica muy temperamental y bueno, ya sabes el resto.
Se giró para mirarme y pude notar sus ojos cristalizados, sentí mi corazón encogerse cuando ví caer una lágrima por su mejilla, desabroché el cinturón de seguridad y me acerqué para abrazarlo, los primeros segundos no hizo ningún movimiento y luego simplemente me devolvió el abrazo. Nunca antes en mi vida había visto un hombre llorar y creo que es lo más hermoso porque justo ahí sabes que tiene sentimientos puros. El recuerdo de su madre lo lastimaba y yo había hecho que hablará acerca de eso, por lo tanto soy un poco culpable por sus lágrimas.
Aún no logró entender cómo pueden existir personas tan malas en el mundo, personas capaces de lastimar a cualquier con tal de ellos ser feliz. ¿Cómo puede lastimar alguien a su familia? a mí me enseñaron que la familia tiene que cuidarse entre sí porque al final solo se los tiene a ellos, lastimosamente hay personas que no logran entender eso. Padres lastiman a sus hijos y en algunos casos es al revés.
Me separé un poco de él para ver su rostro, limpie el resto de sus lágrimas y lo miré directo a esos preciosos ojos celestes, no eran lo que conocía, no estaban inexpresivos ; esta vez solo demostraba tristeza y dolor, por primera vez lo ví débil y yo pensaba que era una persona fuerte pero como decía mi madre: " nadie sabe la historia que hay detrás de unos ojos". Seguía molesta con él y no confiaba pero no pensaba mirar cómo lloraba, sé lo que se siente estar mal y que nadie este ahí para ti, le dedique una sonrisa de labios cerrados y me volví a mi lugar. Lo ví mirar el techo por unos segundos para luego suspirar y volver a poner el vehículo en marcha.