Todo me es borroso y a la vez lejano, el frío comienza a calar mis huesos. Mi cuerpo pesa y mi vista aún no logra adaptarse, solo puedo notar una silla frente a mí con alguien sobre ella. No sé quién es, no logró diferenciarlo, mis sentidos aún siguen dormidos. Entonces recuerdo todo, el mensaje, Jess, la desconocida en el callejón y aquella sustancia extraña que me introdujeron.
Siento el pánico adueñarse de mí, intento levantarme pero lo único que logró es levantar un poco mi brazo, por lo visto aquella sustancia sigue haciendo efecto. Mi vista logra adaptarse por fin y entonces lo veo, sonriendo, feliz porque consiguió lo que quería. El enojo y furia se adueña de mí, quiero partirle la cara, el muy hijo de puta me engañó para conseguir su objetivo, y pensar que horas atrás llamé a Nora estúpida, por lo visto seguí su ejemplo.
-¿Cómo está mi futura esposa?. Estaba ansioso porque despertarás incluso por un momento llegué a pensar que John se había excedido con el sedante - Mira su reloj de muñeca y vuelve su vista hacia mí - Dormiste dos largas horas, muñeca. No tienes ni la menor idea de cuánto deseaba escuchar tu voz. - Dice con dulzura, como si fuéramos novios de años.
Mi cuerpo comienza a reaccionar poco a poco, cada vez me siento con más fuerzas. -Déjame en paz. Me das asco. - Logró formular con un poco de esfuerzo
Una sonrisa se forma en sus labios. - Tendrás que acostumbrarte a mí porque pasaremos el resto de nuestras vidas juntos y eso nadie lo podrá evitar. - Se levanta y le la voltea dejándola al revés. Se vuelve a sentar y apoya sus antebrazos en el respaldar.
Logró recuperar más fuerzas y con cuidado me levanto para quedar sentada, apoyo mi espalda contra la pared para estar estable.Quito un mechón de mi frente, lo miro con odio y con rabia, quisiera matarlo- Eso nunca sucederá.¿Por qué no solo me dejas en paz? -Escupo con rabia.
- Porque si lo hago te irás corriendo con él y como siempre logrará obtener lo que quiere y nadie desea eso ¿Cierto?.Además no depende de mí, mi tío está muy empeñado en esto -Gus se levanta y camina hasta llegar frente a mí, se pone de cuclillas y acaricia mi mejilla. -No tienes ni idea de lo que hecho por ti, no sabes cuánto me alegra que no te haya pasado nada grave cuando te dí un leve empujón por las escaleras. -¿Espera qué?.
-¿ Entonces fuiste tú? - Su silencio seguido de una sonrisa de labios cerrados me lo confirma. Golpeó su pecho con la poca fuerza que tengo. - ¡Estás demente!. Pudo sucederme algo grave incluso pude haber muerto, estás mal de la cabeza. Te haces pasar por mi mejor amiga y luego me secuestras, eso no es normal ¿Lo sabes?.
Gus empieza a reír de manera exagerada, acción que me deja confundida.- Eres tan dramática, cariño. No soy tan bestia, calcule la altura para que no te sucediera nada grave. Cuando estés enamorada de mí comprenderás porque lo hice. -Acomoda un mechón de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja. Me dedica una sonrisa para luego levantarse y comenzar a caminar hacia la salida.
-Eso nunca sucederá. Estoy completamente enamorada de Nathan y jamás dejaré de quererlo. Métete eso a tu cabeza, idiota. - Al escuchar mis palabras se detiene en seco.
Gira sobre sus talones dejándome ver su rostro que solo emanaba furia, he molestado al toro pero no me da miedo, ni un poco. Solo he dicho la verdad y eso es algo que tiene que aceptar, no lo quiero y jamás podré hacerlo. Empieza a dar zancadas hasta llegar a mi lugar, se inca sobre una rodilla y me señala con su dedo índice mientras dice las siguientes palabras : - Es la última vez que dices esas palabras. Estás muy segura de lo que sientes en este momento pero ya veremos como tus sentimientos cambian drásticamente mientras él esté tres metros bajo tierra. - ¿Qué?, ¿Acaba de amenazarme?.
Estoy por gritarle las peores groserías que puedan existir pero soy interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose. Mi vista se dirige directo a la entrada de lugar por donde entra un hombre de buen porte, traje negro combinado con camisa blanca, zapatos de vestir negro y cabello bien peinado hacía un lado. Camina hasta posicionarse detrás de Gus.
-No asustes a la jovencita, ¿Acaso no ves qué parece un corderito atemorizado? - Le da un leve apretón en su hombro derecho. Gus resopla y luego se levanta para acomodar la silla de manera correcta, el señor se sienta y me mira fijamente. Aún no puedo creer que nunca logré darme cuenta del parecido que tenían, simplemente era increíble. - Hola, princesa, no sé si me recuerdas pero nos conocidos en Liverpool - Guarda silencio por un momento esperando mi respuesta. No pienso hablar, claro que no. Al notar que no tenía ni la mínima intención de pronunciar algo prosigue. -Tomaré eso como un sí. Me acaban de llegar los rumores de qué sales con mi hijo, no sabes cuánto me alegra eso -Mi mirada se va directamente hacía Gus quién ahora solo se ve confundido. - Eso nos facilitará las cosas, creo que ya sabes todo. Estoy seguro que mi hijo te lo hizo saber. Las cosas son simples, solo tienes que casarte con Nathan, no te será díficil ya que ambos se quieren, ¿Cierto?. - Las palabras de Marcos me toman por sorpresa y puedo ver que no fui la única. La cara de Gus es todo un poema, Eso no te le esperabas ¿Cierto, amiguito?.
Una sonrisa burlesca se adueña de mis labios, al parecer a alguien nunca le salen bien sus planes.
- ¡¿Pero qué?! - Escucho gritar a Gus, Marcos lo mira de manera curiosa -Me dijiste que ella se casaría conmigo y que yo quedaría a cargo, tío. No me la puedes simplemente quitar, la quiero. -Pasa sus manos por todo su rostro frustrado.
- Lo siento. Pero Nathan es mi hijo legítimo y tú solo mi sobrino, lo justo es que él se quede a cargo. Además no te puedo quitar algo que nunca has tenido. -Ni yo lo hubiera podido expresar mejor. Marcos se levanta y le da leve palmadas en la espalda para luego retirarse de la habitación.
Vuelvo a mirar a Gus, está desesperado. No puedo evitar reír a carcajadas captando su atención. - No te funcionó el plan, animal. ¿Ahora qué piensas hacer?.