Ice

Capítulo 48


Llevo dos días en este maldito lugar.

Es de noche.

No puedo dormir.

Mi cabeza está hecha un lío, tengo los pensamientos revueltos, y todo por una simple razón: ví morir a una mujer frente y lo peor es que fue por mi culpa.

El solo echo de recordar aquella escena me revolvía el estómago. El disparo, la sangre y las horribles palabras de Gus :

¿Cuánta sangre quieres tener en tus manos?

¿Cuánta sangre quiero tener?

¿Cuántas personas morirán por mi causa?

Ni una sola más, porque simplemente no lo quiero, porque no soportaría ver como una persona está viva y un segundo después ya no, porque no estoy dispuesta a ver otro cuerpo caer al suelo y saber qué es mi culpa.

Pero eso no fue lo peor, sino ver como aquellos hombres limpiaban todo con gran normalidad, como si eso formará parte de su vida cotidiana. Ver a aquella señora ser envuelta en una bolsa de plástico como si no valiera nada, fue algo que sin duda me va a atormentar un gran tiempo y quizás el resto de mi vida. Varias preguntas rondaban por mi cabeza y entre ellas estaban: ¿Harán eso muy seguido?, ¿Cuántas personas habrán asesinado?, ¿Dónde estoy metida?. No lo sé y no quiero saberlo.

Lo único en claro es mi objetivo, pero ¿De qué me sirve huir si me pueden volver a encontrar?. Necesito pensar en una solución permanente, algo que me liberará de todo es problema.

Y solo existe una:

Destruir desde adentro la fortaleza Black.

Tan solo necesito encontrar una cosa que cause disputa, que haga que se empiecen a atacar entre ellos mismos como si de animales se tratase. Solo tengo que encontrar una carta a mi favor y sobretodo saber cómo jugarla muy bien.

Si quiero encontrar algo necesito salir de este habitación y buscarlo, pero para eso tengo que tener la confianza de Gus, que crea que me he rendido a su juego y que seguiré sus órdenes tal y como lo haría un estúpido perro.

Recogí mi cabello en una coleta alta y caminé hasta llegar a la ventana. El cielo estaba nublado y carente de estrellas, no había ni una sola. Al rededor solo se veían árboles y más árboles, por lo que puedo suponer que estamos a una distancia considerable de la ciudad, aunque gritará nadie me oiría.

Miré la parte del jardín y justo ahí cerca de una lámpara había una mesa rectangular de metal donde habían exactamente seis hombres sentados mientras jugaban cartas, hacer guardia toda la noche debe ser aburrido.

Una estúpida y fugaz idea se vino a mi mente. Normalmente siempre dejaban a un hombre en mi puerta para vigilar que no saliera, pero por lo visto la mayoría está en un juego muy entretenido, tal vez podría salir y buscar a Liam, solo para confirmar que está bien y no le han hecho nada malo.

Me quité los zapatos para poder caminar tranquila y evitar hacer algún tipo de ruido. Abrí la puerta solo un centímetro para confirmar que no hubiera nadie ahí y para mi suerte así era. Salí la habitación y con suma cautela cerré la puerta y comencé a caminar.

Empecé a mirar en todas direcciones asegurando que el camino estaba despejado, y ahora ¿Cómo hago para encontrarlo?. No puedo ir simplemente tocando puerta por puerta preguntando : Disculpe, ¿Esta es la habitación dónde tiene encerrado a Liam Shepard?, Es alto, castaño, ojos cafés y en ocasiones sumamente jodido.

Claro que no puedo hacer eso.

La única opción sería apoyar mi oreja en cada una de las puertas y conforme a lo que escuchará decidir si abrirlas o no. Y así empecé mi búsqueda, era como buscar una aguja en un pajar.

En la primera puerta escuché un par de golpes acompañado de unos gemidos de frustración, la curiosidad por mirar que era lo que estaba sucediendo ahí dentro me estaba empezando a dominar, pero no pienso arriesgarme. Me fuí a la segunda puerta, no escuchaba nada por lo que tuve que prácticamente pegar mi oreja a la puerta para obtener una mejor audición.

- ... A las nueve de la noche será la entrega... no... si no puedes encargarte de esto mandaré a otra persona que lo haga... Solo no me decepciones y recuerda que si algo sale mal, tú cabeza va a rodar - Era la voz de Marcos.

Asustada por lo que acababa de escuchar me despegue, sentí mi pulso acelerarse y mis manos comenzaron a sudar. Estaba hablando con alguien de una entrega, seguro se refería a las drogas, no tenía que escuchar.

Me levanté con cautela y cuando estaba caminando a la otra puerta sentí una mano atrapar mi muñeca para luego jalar de esta y hacerme quedar frente a él.

- ¿Qué diablos haces aquí, niñita? - Hablo en un susurro apenas audible. Era el mismo sujeto que estaba en mi puerta siempre.

Intenté tranquilizarme un poco, no quería que se hiciera una idea errónea de lo que estaba haciendo, porque estoy cien por ciento segura de que si le dice a Gus que me encontró en plan de fuga, perderá los estribos y no sé qué puede llegar a hacer.

- Solo buscaba a mi hermano - Susurré de la misma forma que lo había echo él, y es que yo tampoco quería que nos escucharán y nos encontrarán, tanto él como yo tendríamos problemas, él por abandonar su puesto y yo por salir de la habitación.

- Vámonos - Ordenó y comenzó a jalar pero me paré fuerte como un árbol para que le costará moverme. Se giró para verme y pude ver el enojo reflejado en sus ojos.

- Por favor, solo quiero verlo aunque sea un minuto... él es lo único que tengo - Traté de sonar como una niña indefensa para dar lástima.

Él pareció pensarlo unos segundos, tal vez pensando los pro y los contras de ayudarme pero al final termino aceptando. Deshizo su agarré e hizo una señal para que lo siguiera . Empecé a memorizar el camino, después de todo mi hermano solo había estado a cuatro habitaciones de donde yo estaba.

El hombre abrió la puerta y justo en una esquina, en una habitación sin ningún solo mueble, sentado en el piso con su cabeza oculta entre sus piernas, se encontraba mi hermano.




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