Identidad Oculta

Cara a Cara

Los días siguieron corriendo, Coral cada vez avanzaba más en su misión mientras el equipo seguía buscando toda la información que se les hiciera posible por fuera.

Mientras tanto a raíz de que la firma del contrato con el gran Hospital estaba cada vez más cerca Lorenzo había empezado a comer en la cafetería más seguido lo que por alguna razón había generado que se volviera más propenso a encantararse con la misma mujer.

Aunque no fuera de frente, ella siempre estaba cerca, lo curioso del asunto es que aún no le había visto la cara, pues ella siempre llevaba tapabocas, de hecho, todas las chicas de la limpieza con su uniforme, peinado y tapabocas se veían casi iguales, pero por alguna razón esa chica era inconfundible para él.

Sin embargo, Lorenzo se había percatado de algo y es que muchas de las veces que la veía estaba cerca del mismo chico de la otra vez, uno de sus empleados de seguridad, y aunque las relaciones románticas no están prohibidas estas deben ser fuera de la empresa, dentro de sus instalaciones no tolera descuidos, menos a sus hombres de seguridad.

Por lo que aprovechando que justamente ese día llego temprano a la empresa y al verlos nuevamente justos mientras ella le entrega un paquete de lo que parecía ser comida decidió que era momento de dejar claras algunas cosas por lo que se acercó a donde ellos se encontraban.

  • Buenos días. – Saludo, sobresaltando a la pareja, quienes al percatarse de quien era, saludaron rápidamente.
  • Buenos días. – Dijeron al unisonó.
  • Creo que el turno de seguridad esta apunto de cambiar. – Comento Lorenzo con voz casual, pero con el tinte suficiente como para que pobre Pablo saliera casi corriendo de allí, pues lo último que quisiera es que lo despidieran.
  • Oh es verdad, con su permiso. – Se excuso para irse. – Te veo luego. – Le susurro a Lina antes de irse. Dejando solos a Lorenzo y a Coral, que sin saber que más decir solo se quiso despedir.
  • Con su permiso presidente, yo también me retiro a iniciar mis labores. – Dijo respetuosa, pero Lorenzo no tenía intenciones de dejarla ir tan fácilmente.
  • Me parece muy bien que recuerde que se le paga para que cumpla con su trabajo. – Comento Lorenzo con sarcasmo, haciendo que Coral quisiera cantarle la tabla, pero debía mantener su puesto.
  • No sé a qué se refiere el presidente, estoy segura de que cumplo con mis funciones a cabalidad. – Respondió ella manteniéndose serena y con mucho respeto hacia su superior.
  • Eso espero. – Señala Lorenzo. – No me quiero ver en la obligación de hablar con su superior directo para recordarle que el personal no vino aquí a buscar pareja, para eso existen otros lugares. – Sentencia. – Aquí se viene a trabajar, para eso se les Paga. – Finaliza mirando fijamente a la mujer, que aun cuando tiene puesto el tapabocas Lorenzo está seguro que lo está asesinando con sus ojos, pero el no dijo nada que no fuera verdad piensa para sí mismo.
  • Lo tendré en cuenta. – Respondió Coral manteniendo el respeto, pero con unas inmensas ganas de asesinar al hombre frente a ella que la miraba con advertencia.
  • Muy bien se puede ir. – Indica Lorenzo sintiéndose muy bien de haberle dejado las cosas claras a esa mujer.
  • Permiso. – Dijo ella ya con un tono más seco, era claro que estaba furiosa, pero no podía hacer nada, solo contabilizar todas las que le pensaba cobrar a ese hombre por su arrogancia.

Unos días después por fin había llegado el día, la sala de juntas de IMPERIUM estaba lista para recibir al presidente del Hospital Osvaldo Rivadeneira con quien ese día se firmaría el proyecto de inversión más importante del país.

  • ¿Todo está listo? – Pregunto nuevamente Lorenzo, lo que sorprendió tanto a Luis como a Laurel que estaban con el ese momento. Lorenzo ya había firmado grandes contratos con los que poco a poco sus nervios se habían vuelto de acero, pero esta vez se notaba algo inquieto.
  • Hace mucho no te veía tan ansioso, ¿Qué sucede? – Cuestiona Luis, pues puede notar que su amigo está algo tenso.
  • No lo sé, es solo que tengo un mal presentimiento. – Expone Lorenzo, desde que se levantó siente que algo anda mal y aun cuando reviso una y otra vez el contrato no encontró nada malo, de hecho, en las reuniones anteriores que tuvieron con el equipo del hospital todo iba muy bien, así que en teoría no tenía nada de qué preocuparse, sin embargo, esa mala sensación en su pecho no desaparecía.
  • Señor revisare todo nuevamente. – Expresa Laurel tan profesional como siempre, para ella cualquier palabra de Lorenzo es regla, así que rápidamente volvió a tomar los documentos para hacer una última revisión.
  • Gracias señorita Laurel. – Dice Lorenzo agradecido, conoce perfectamente la eficiencia de Laurel y que ella jamás se toma nada a la ligera, por lo que está seguro de que revisara todo a detalle por si es que algo se les pudo haber pasado antes.

El problema fue que mientras revisaba, Laurel recibió un mensaje de la secretaria de Osvaldo que al leerlo hizo que su expresión siempre inexpresiva mostrara una clara preocupación que no pasó desapercibida para Luis.

  • Señorita Laurel, ¿pasa algo? – Pregunto con tacto, Laurel es muy cerrada con sus emociones y le preocupa inmiscuirse en temas que no son laborales sabiendo que ella no dirá nada, pero al ver que levanta su mirada con alarma, puede darse cuenta de que es un problema laboral y uno muy serio.
  • Presidente, vicepresidente. – Inicia. – La secretaria del señor Osvaldo acaba de enviar un mensaje para cancelar la reunión del día de hoy. – Informa tan profesional como siempre, pero en su voz se puede denotar la ansiedad. – Dice que lo lamenta mucho pero que al parecer recibieron una mejor propuesta de la presentada por nosotros.
  • ¿Qué? – Gritan ambos incrédulos, eso era prácticamente imposible, trabajaron demasiados meses, las proyecciones lo más exactas posibles, su propuesta era incomparable, ¿Cómo es que alguien podría presentar una propuesta mejor?, eso era absurdo. Completamente ridículo.
  • Llámala ahora, pide una cita, exijo una explicación. – Dice Lorenzo mientras sus puños se cierran haciendo que sus nudillos se pongan blancos por la fuerza que está ejerciendo.
  • De inmediato señor. – Obedece Laurel, saliendo para hacer la llamada sin molestar a su jefe, sabe que tendrá que estar un buen rato al teléfono intentando esa reunión, pero la conseguirá porque es su trabajo y ella siempre cumple con su labor.
  • No puede ser posible. – Expone Luis completamente fuera de sí. – La única opción es que…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.