Identidad Oculta

Encargos

  • Si lo que me estás diciendo es cierto y nosotros encontramos y entregamos pruebas concretas de ello. – Dice Coral lentamente analizando cada posible acción que se ejecutaría con esa información. – Entonces ese podría ser su fin. – Finaliza con una mezcla de emociones al escuchar la información que Elías tenía para ella.
  • La debilidad que nos pidieron hallar. – Observa Elías. – Pero, aun no es nada seguro, es solo una pequeña coincidencia que encontramos. – Comenta, pues sería muy pronto para asegurar algo con lo que tienen.
  • Sabes tan bien como yo, que las coincidencias muy pocas veces existen. – Le recuerda Coral. – Elías quiero que esto se mantenga con la mayor discreción, de preferencia que esta información solo la manejemos Martin, tu y yo. – Indica Coral, pues son datos demasiado sensibles.
  • De acuerdo. – Concuerda Elías asintiendo, pero no puede evitar comentar. – jefa, parece que este asunto le importa más de lo normal.

No es como si Coral no se hubiera dado cuenta ya, que ese tema que desde el principio había llamado su atención, poco a poco se había ido ganando más de su atención hasta llegar a este punto donde parecía estarse involucrando más de lo estrictamente necesario, sin embargo, decidió mentir, mentirle a Elías y mentirse a si misma, pues de alguna forma al decirlo en voz alta, ella también quería creerlo.

  • Para nada. – Dijo con convicción, algo que llamo más la atención de Elías, pues su tono sonó exactamente como alguien que quiere convencer de algo, pero cuando algo es cierto eso no es necesario. – Es solo que es un asunto muy serio, estamos hablando de personas muy importantes, debemos saber cómo actuar, para no vernos involucrados. – Explico, empeorando la situación, pues Elías solo pensaba, en que, ¿desde cuándo a su jefa le importaban esas cosas?

Aun así, Elías no dijo nada, no le correspondía, confía en las decisiones de Coral, esperara para ver cómo se desarrolla la situación antes de comentar algo.

Una vez Elías ha salido de la oficina Coral solo puede deslizarse en su gran silla, como si de pronto el peso del mundo estuviera en sus hombros y es que los recuerdos de las últimas semanas llegan a su mente como ráfagas.

Flashback

Las luces de la ciudad se veían lejanas desde la altura donde dos personas observaban en un pequeño momento de paz, aunque esa era la última sensación que deberían tener, pues ambos son conscientes de lo que está en juego, desde perspectivas distintas.

  • Creo que estoy en desventaja. – Comenta de pronto Lorenzo volteando a ver a su acompañante.
  • Eso es, ¿por? – Cuestiona Coral tranquila.
  • Bueno conoces mi rostro, pero yo no sé nada de ti. – Dice el manteniendo su postura relajada.
  • Tienes razón. – Concede ella. – ¿Qué te gustaría saber?, para que estemos a mano. – Concede aun cuando sabe lo peligroso de ello.
  • Que tal tu nombre, eso de llamarte como: “amiga desconocida” o “la chica del antifaz” es un poco impersonal. – Comenta con una sonrisa que muy pocas veces deja ver.
  • Eloísa. – Dijo. – Mucho gusto.

A Lorenzo le sorprendió lo rápido de la respuesta, solo estaba probando, pero le alegro obtener una respuesta, aunque sabía que probablemente era una mentira, una bella mentira.

  • Que hermoso nombre. – Comenta Lorenzo, aun sabiendo que ese seguramente era un nombre falso, alguien que esconde su rostro, obviamente ocultaría también su nombre, es inteligencia básica, aun así, por alguna razón le emocionaba tener un nombre por el cual llamarla. – Mucho gusto Eloísa, Lorenzo Rinaldi. – Dice extendiendo su mano.

Este gesto la tomo por sorpresa aun así tomo la mano de Lorenzo, en la cual el depósito un suave beso como todo un caballero.

  • Lorenzo. – Murmura Coral como probando el nombre en sus labios. – Me gusta, es elegante como tú. – Comenta sonriendo. – Un símbolo de Fortaleza y sabiduría. – Agrega.
  • Bueno. – Dice él. – No sé si tan así. – Sonríe Lorenzo. – Pero a mi madre le gustaba. – Comenta. Dato que no pasa desapercibida para Coral que se da cuenta que está escuchando sobre un tema muy delicado para uno del que Lorenzo nunca menciona nada según su investigación.
  • Debió ser una mujer maravillosa. – Asegura con una nota de consuelo en su voz, sabiendo lo difícil que puede resultar el tema.
  • Lo era. – Finaliza Lorenzo para cambiar rápidamente su expresión y el tema también. – Dime Eloísa, ¿te gusta la vida en la capital?

Durante lo que pareció una eternidad estas dos almas que claramente son dos desconocidos, donde una de las partes ni siquiera ha mostrado su rostro y muy posiblemente ni su nombre y la otra juega a no saber que ella busca algo, hablaron, si hablaron de todo y de nada en particular, solo platicas sin sentido, sobre lugares, comidas, el clima, y sin darse cuenta.

Ahora tenían un lugar, una cita programada, que empezó cada semana y que poco a poco fue aumentando a ser dos veces por semana, tres, hasta que sin darse cuenta era algo de cada noche.

Afuera de su pequeña burbuja, todo seguía en marcha, planes, misiones, reuniones, fusiones, pero ellos se olvidaban de todo cada que entraban a ese lugar en donde solo eran ellos y la gran ciudad a lo lejos, desde donde parecía que podían controlar todo lo que pasara allá abajo, pero ambos sabían que eso no era posible.

Esa noche como todas las anteriores, Lorenzo recibió un mensaje antes de ingresar al lugar.

  • Señor, he hecho el primer contacto, tendremos una reunión con ellos mañana. – Informo, después de haber cumplido con su trabajo.

Lorenzo solo sonrió y envió un.

  • Entendido. Prepara el encargo. – Su guerra apenas empezaba, pero en ese momento, en ese lugar, nada de eso importaba tanto.




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