Identidad Oculta

Sin respuestas

  • ¿Qué tan malo es? – Cuestiono Elías manteniéndose hermético, aun no quería dar un diagnóstico sin tener clara toda la situación, pero la respuesta de Coral, no fue muy alentadora.
  • Muy malo. – Dijo ella dejando salir un gran suspiro en lo que cerraba sus ojos mientras se dejaban caer en la silla y los recuerdos invadían su mente recuerdos que iban desde la noche anterior hasta el inicio de todo.

Flashback

  • ¿No estas preocupado? – Había cuestionado Coral en algún momento de la noche, quizás después de la tercera o cuarta copa de vino, mientras dirigía su mirada a su acompañante, quien devolvió el gesto cruzando sus profundos ojos grises con los de ella.
  • ¿Por qué? – Devolvió la pregunta con calma. Aunque entendía perfectamente lo que ella estaba preguntando, quería que fuera ella quien lo explicara.
  • Bueno… - Comento ella mientras hacía bailar la copa de vino en su mano, con suprema calma, como si mientras la copa giraba sus pensamientos se organizaban en su mente. Después de un momento expuso pausadamente. – Estas aquí, compartiendo tus noches con una completa desconocida a la cual después de tantos días ni siquiera le conoces el rostro. – Coral no sabía porque, pero ese día había querido saberlo, desde el momento uno sabía que ambos estaban jugando un juego muy peligroso, pero con las últimas reuniones de pronto sintió que Lorenzo había empezado a bajar las barreras.

Aunque también era posible que solo fuera parte del plan de Lorenzo para que ella hiciera lo mismo. De todas formas, quiso saber su reacción.

Sobre todo después de lo que había sucedido tres noches atrás cuando le había hablado de su madre con completa honestidad, ¿cómo lo supo ella?, fue por la mirada en sus ojos cuando lo hacía, pues le hablo de su trabajo como bailarina y lo mucho que a él le gustaba verla bailar, durante lo que parecieron horas hablaron de ella, de los platillos que le cocinaba, ya que ella había aprendido a cocinar exclusivamente por él, podía recordar la sonrisa con la que le había contado aquello, todo mientras ella lo escuchaba con completa atención, preguntando más, preguntas a las que curiosamente obtuvo respuestas.

Cuando la conversación llego a un pequeño silencio, Coral se preocupó pues lo obvio era que ahora Lorenzo después de haberle contado todo aquello, le preguntara por su familia, entonces, ¿Qué le diría ella?, se había preguntado.

Para cada misión que había desempeñado a lo largo de los años, había tenido que crear cientos de perfiles, en los que había utilizado diferentes tipos de familia para crear su historia, todas dependiendo de su perfil y la necesidad que tuviera en el momento, por lo tanto, hablar de cualquiera de ellas que aun llevaba en su memoria sería fácil, pero por alguna razón ella no se sentía bien de utilizar alguna de aquellas historias bien creadas para diferentes fines.

Por ejemplo utilizar la familia millonaria que nunca le había prestado atención de pronto le pareció soso, o una familia amorosa donde sus padres viven tranquilamente en el exterior, demasiado diferente a lo que sentía en ese momento, o la que mejor le funcionaba la trágica donde había perdido a sus padres en un terrible accidente cuando aún era muy joven, la verdad es que ninguna de esas historias parecía hacer justicia con la cruda sinceridad que Lorenzo le había dado, pero decirle la verdad, esa verdad que ella misma había querido borrar por años.

No, no podía, de todas las posibilidades definitivamente esa era la peor de todas, la sola idea de mostrarle a alguien más esa herida que aún seguía abierta y que cada que cerraba los ojos parecía sangrar nuevamente sería demasiado.

Pero entonces como si de alguna manera el supiera todos los pensamientos que invadían la mente de Coral, Lorenzo no le pregunto nada, solo siguió su conversación preguntándole si a ella le gustaba bailar.

Como si aquella muestra de confianza no hubiera sido suficiente la noche anterior Lorenzo le había hablado de la persona más importante para él, claro tuvo el suficiente cuidado para no decirle de quien se trataba, pero para Coral era fácil adivinarlo, de hecho, ya lo sabía, esa persona no podía ser otra que su hermana menor Mia.

  • Creo que me pondré celosa. – Había bromeado Coral, al ver como los ojos de Lorenzo habían brillado hablándole de esa persona.

Al escucharla Lorenzo sonrió, una sonrisa encantadora a los ojos de Coral y una demasiado honesta para el parecer de Lorenzo.

  • Créeme no tienes de que. – Dijo el acercándose lo suficiente para que sus rostros casi se encontraran. – Ese movimiento hizo que el corazón de Coral se detuviera por un segundo y no solo su corazón, sino que su cerebro por lo visto también se apagó e hizo lo más insensato que se le podía ocurrir.

Lo beso.

Por un segundo Lorenzo se había quedado paralizado, pero eso no duro mucho, pues antes de que Coral se arrepintiera el llevo su mano hasta el cuello de ella para atraerla más hacia él y profundizar el beso mucho más, respondiendo así a los propios deseos que había tenido en su corazón desde hacía varios días.

Sin promesas, sin pasado, sin futuro… Se besaron.

El beso fue lento, duro un largo tiempo que para ellos pudo haber sido horas, pues estaban completamente sumidos en el momento, tanto así que cuando se separaron por falta de aire, se quedaron quietos intentando procesar lo que había sucedido, pero tal cual cenicienta, Coral después de sentir que su sentido común la visitaba solo se había despedido y marchado de allí, sin más.

Mientras Coral huía, aunque jamás admitiría que estaba huyendo, Lorenzo se quedó allí de pie, sin ningún movimiento, de pronto todo su maravilloso plan se había ido al carajo.

Claro que hablar de su pasado con ella, de ese pasado que cualquiera que lo hubiera investigado conocía, era parte de su plan para bajar las barreras de su adversaria, pero en un momento cuando se dio cuenta de que ella le estaba prestando verdadera atención, esa que es imposible de fingir, se le había olvidado su plan inicial y entonces hablo de más, de sus días con su madre, de esos días que no hablaba con nadie, solo con ella se había dado permiso de recordar esos momentos felices de su vida, esos momentos antes de la trágica muerte de su madre, esa que le cambio la vida para siempre, llevándolo al peor de los infiernos.

  • Amigo esto es grave. – Dijo Luis después de escuchar la historia de Lorenzo, ya sin poder procesar solo lo que estaba sucediendo, decidió contarle a su mejor amigo lo sucedido durante los últimos días, con esa mujer a la cual ni siquiera le conoce el rostro y solo tiene un nombre que fácilmente podría ser una identidad falsa.




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