Desiciones

• Coral. – Susurro Elías. – Se que no debo recordártelo, pero Jazmín te está observando, aun no supera que el señor te haya escogido a ti como su sucesora.

Las palabras de Elías dejaron en el aire los recuerdos de ese momento cuando el fundador del enclave decidí a su sucesor y la elegida fue ella, aún recuerda la mirada de odio que le dio Jazmín, fue tanto que ese mismo día hizo su maleta y se fue, aunque aún guardan su puesto, pues esa fue una de las peticiones que el antiguo líder dejo.

Asegurándose así que Jazmín siempre tuviera un lugar allí.

• Lo se. – Confirma Coral con un suspiro, claro que lo sabe, Jazmín que en un momento fue su mejor amiga, la misma que se había convertido en su némesis, la cual aún hoy en día sabe que sigue cada uno de sus pasos esperando que cometa el más mínimo error para regresar y luchar nuevamente para tomar el lugar de líder, ella estaría más que feliz de saber que podría haber una situación como en la que se encuentra ahora.

• Solo te puedo recomendar que analices muy bien cada uno de tus movimientos, no te olvides de quién eres y cuál es la razón por la que haces todo esto. – Dice Elías pausadamente, con la intención de que cada palabra fuera registrada por Coral que aun parecía demasiado ensimismada para su gusto.

• Gracias Elías. – Expreso Coral con sincero agradecimiento por ese hombre que había estado para ella desde hacía tantos años, Elías era más como un hermano mayor que un subordinado, de hecho, fue gracias a él que ella logro llegar a donde estaba.

• No tienes de que. – Sonrió Elías para retirarse, aun tenía muchas cosas que hacer.

La noche había caído y con ella la hora de su habitual reunión con Lorenzo, solo que Coral había estado pensando que lo mejor era alejarse por un tiempo, por lo menos mientras confirmaba la información que tenía, ya que después de ello debería decidir qué hacer y eso no sería nada sencillo, por lo que no quería empeorar más la situación.

• Hola. – Saludo Coral en voz baja, mientras llegaba al lado de Lorenzo quien como siempre la esperaba de pie en aquella terraza desde donde se podían ver algunas estrellas y a lo lejos se podía divisar la gran ciudad desde un lugar tan alto que casi se podía pensar que todo el lugar estaba en tu mano.

Lorenzo se giraba lentamente para regalarle una sonrisa de bienvenida que tuvo un efecto inmediato en Coral, la cual no había dejado de regañarse mentalmente desde que salió de su oficina, tomo la motocicleta y se dirigió a ese lugar, durante todo el proceso estuvo diciéndose que debía regresar, que había decidido no ir, pero fue en vano al final de todo allí estaba, justo frente al problema más grande de su vida y bastantes que había tenido hasta ahora, solo que este no sabía cómo enfrentarlo.

• Por un momento pensé que no vendrías. – Comento Lorenzo invitándola a sentarse en sus ligares habituales.

• ¿Por qué? – Cuestiono intrigada Coral.

• Por tu pregunta de ayer, pensé que mi respuesta no te había convencido del todo. – Sonrió Lorenzo.

Claro, la respuesta que le había dado después de preguntarle, si no estaba preocupado por compartir sus noches con una completa desconocida a la cual después de tantos días ni siquiera le conocía el rostro, debía admitir que la respuesta que le había dado la sorprendió en gran medida.

• ¿Por qué preocuparme? – Había dicho. – No es más importante apreciar el momento. – Esa había sido su respuesta, misma que dejo a Coral más confundida que antes, ¿era cierto? o ella que era quien hasta ahora había tenido el juego bajo su control, estaba siendo controlada por su presa.

Ella es completamente consciente de que Lorenzo no es cualquiera, de hecho, si la información que tiene es cierta, es alguien muy peligroso, alguien que definitivamente puede manipularte a tal punto que controle tu mente y tu mundo, como es exactamente lo que le siente Coral que le está pasando, por lo que ella confirma que no debió ir.

Verlo, hablar con él, solo hace que su confusión aumente, que la imagen completa del panorama se desdibuje a sus ojos y eso está muy pero muy mal, porque está perdiendo el control del juego que ella inicio, mismo que Lorenzo parece haber hecho suyo.

• Solo pensé en que tenías razón. – Manifestó Coral tomando su lugar habitual. – hay que aprovechar el momento. – Declara con más confianza de la que en verdad sentía, es más para decir estas palabras se había armado de valor, recordándose quien era, no había juego que ella no ganara y Lorenzo no sería la excepción, aunque claro ya había roto una regla con él, hasta ahora jamás había besado a un objetivo y con Lorenzo lo había hecho, algo que se seguía reprochando, sin embargo, en realidad no se arrepintiera, pero el problema era justo ese, que no se arrepiente y está segura de querer repetirlo aunque jamás lo dirá en voz alta.

La sonrisa se extendió en la cara de Lorenzo, para quienes lo conocen se sorprenderían de verlo, el solo da sonrisas cordiales, ninguna que en verdad muestre alguna emoción, pero ahora está en verdad contento con la respuesta de su acompañante, aunque las palabras de Luis siguen rondando su mente.

• Ten mucho cuidado amigo. – Le dijo esa misma mañana después de escucharlo. – Como tú mismo me estás diciendo, ella se acercó a ti con un objetivo, no sabemos si tenga algo que ver con las personas que nos infiltraron la última vez. – Sugirió Luis, algo que Lorenzo ya había considerado.

Aun así, por alguna razón seguía allí al lado de la enigmática mujer corriendo el riego de estar siendo atacado sin saberlo o peor aun sabiéndolo, pero sin querer evitarlo.

Decisiones que podrían cambiarlo todo, para bien o para mal, a un paso de la salvación o a la orilla de la destrucción, tan consientes como ignorantes de las consecuencias, ambos solo se miraban fijamente absortos en su propio mundo, mientras alrededor todo lo demás desaparecía para ellos, pero no para sus enemigos quienes solo esperaban un paso en falso.