Identidad Oculta

Cara a Cara

Lorenzo se quedó inmóvil por varios segundos observando a la mujer, detallando su postura, el movimiento de sus manos, no podía verle bien el rostro porque las luces eran bastante bajas y además desde su posición solo la podía ver de perfil.

Por un momento empezó a considerar que su obsesión estaba llegando demasiado lejos, al punto de verla en cualquier parte, pero entonces sucedió, sus ojos se fijaron en su mano, ella tamborileaba en la mesa con sus dedos, como tantas noches había visto a Eloísa hacerlo y entonces lo confirmo, era ella.

Cuando esa confirmación llego a su cerebro, no sabía cómo se estaba sintiendo, una parte de él estaba emocionado de verla no solo porque estaba allí, sino porque además tenía su rostro descubierto, pero por otro lado se sentía ofendido, ella le había cancelado solo para ir a ese lugar y beber sola.

Por un momento quiso considerar sus acciones, pues si ella no había querido mostrarle su rostro era por una razón, él quería respetar esa decisión, sin embargo, la verdad es que se movió sin pensarlo, sus pies tomaron rumbo solos como si de pronto su cerebro ya no tuviera control sobre su cuerpo, no fue un movimiento consciente, solo se vio totalmente atraído como la polilla a la luz y sin poder evitarlo llego hasta donde ella estaba, sin que ni siquiera la aludida aun haya notado su presencia.

  • Parece que hoy no soy yo quien parece necesitar un amigo. – Las palabras salieron solas, Lorenzo ni siquiera las pensó. De hecho, aun no podía creer del todo que allí estaba ella.

Pero todo aquello paso a un segundo plano cuando Coral levanto la vista y entonces sus miradas se cruzaron.

Lorenzo sintió que su corazón se detuvo y no era para menos, era la primera vez que podía verle el rostro, es hermosa, pensó y lo es, realmente lo es.

Por su parte Coral se quedó helada, ¿Qué hacia el ahí?, ¿la había seguido?, Se cuestionaba, pero sabía que no era posible, para seguirla tendría que saber dónde estaba y por ende quien es ella, pero está segura de que Lorenzo no lo sabe, entonces, ¿casualidad?, no lo podía creer.

  • ¿Cómo llegaste aquí? – Pregunto sin poder detener uno de los tantos interrogantes que surgían en su mente y necesitaba algún tipo de luz sobre lo que estaba sucediendo.

Lorenzo no respondió de inmediato, la verdad es que se había quedado paralizado simplemente encantando con la vista que tenía, su corazón palpitaba y aun no salían palabras de su boca, aun así, se obligó a recomponerse y volver a ser el hombre controlado y firme que siempre había sido.

  • Vine para sorprender a un amigo, pero debo admitir que el sorprendido fui yo. – Dijo sin poder evitar que una sonrisa se mostrara en sus labios.

Entonces Coral se dio cuenta, no tenía antifaz, Lorenzo había visto su rostro y por un momento el pánico se apodero de ella, ahora él conocía su rostro y eso no era bueno, para nadie.

El silencio se prolongó por lo que parecía una eternidad, por su parte Coral estaba teniendo una crisis de pánico interna, mientras que Lorenzo simplemente no podía despegar sus ojos de ella.

  • ¿Lorenzo? – Se cuestiono Hugo, el dueño del bar que lo había visto llegar, pero lo curioso es que no fue a buscarlo, sino que se dirigió a la mesa de su más fiel y misteriosa clienta.

Pero como él sabía perfectamente que a ella no le gusta que la molesten decidió ir para rescatar a su amigo, aunque le llamo la atención que Lorenzo fuera quien tomara la iniciativa, pues desde que su madre murió él se había convertido en alguien muy reservado y jamás socializaba con desconocidos, mucho menos en un bar.

  • Viejo amigo. – Dijo con una sonrisa al llegar a la mesa, llamando la atención de los presentes.
  • Hugo. – Respondió Lorenzo, girándose hacia su amigo.

Interacción que saco de su burbuja a Coral, al confirmar que efectivamente Lorenzo iba allí a buscar a un amigo que justamente era Hugo. No podía creer que el universo conspirar de esa forma.

Estaba segura que el destino se estaba riendo en su cara, justamente ese día, cuando estaba sintiendo que su mundo se estaba derrumbando a pedacitos, viene y aparece frente a ella él culpable de todas sus penas.

  • Tanto tiempo sin verte amigo. – Saludo Hugo, Acercándose para abrazar a Lorenzo, quien devolvió el gesto, ese hombre era un viejo amigo suyo al que le debía mucho.

Viendo esto Coral vio su oportunidad.

  • Creo que debería dejarlos para que se pongan al día. – Comento con una sonrisa algo tensa una vez pudo concentrarse lo suficiente para ponerse de pie, sin que las piernas le tiemblen, debía salir de allí lo más pronto posible se ordenó a sí misma.

Pero Lorenzo en un rápido movimiento la tomo del brazo para detenerla, había visto su expresión y algo le decía que si la dejaba marchar jamás la volvería a ver. Algo en lo que tenía razón, pues Coral había acabado de determinar que lo más sensato era no volver a ver a Lorenzo jamás, desaparecer como siempre lo había hecho.

Aunque claro en esta ocasión prácticamente estaba decidiendo abandonar la misión, algo que jamás había sucedido.

Sin embargo, ahí estaba de pie mirando a Lorenzo que la detenía del brazo como aferrándose a ella, con la única intención de que no desaparezca y eso por un segundo hizo que olvidara todo lo demás, solo quedaban él y ella allí en otro rincón del mundo donde esta vez si fue un encuentro casual, sin planes ocultos, sin intensiones aparte, solo dos personas que se encontraron por azar del destino.

Hugo advirtiendo un poco de la situación decidió apartarse en silencio. Ya tendría oportunidad luego de hablar con Lorenzo, sobre todo de lo que estaba sucediendo con aquella misteriosa mujer, que ha visitado el bar por años y él ni siquiera sabe su nombre.

  • No te vayas. – Murmuro Lorenzo, pero fue más una súplica, aunque el jamás lo admitiría en voz alta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.