Identidad Oculta

Consecuencias

  • Estamos destinados. – Esas habían sido las palabras que Coral había escuchado salir de los tentadores labios de Lorenzo y solo esa declaración basto para que ella se olvidara de todo lo demás, de su misión, de su organización, del sentido del deber, la reputación que había construido por años, con gran esfuerzo, en ese momento todo eso desapareció de su mente y solo quedo el, a tal punto que ahora estaba en un pent-house en la zona más exclusiva de la ciudad, propiedad del hombre que en ese momento la miraba como si fuera una aparición.

Lorenzo se acercaba a ella lentamente sin mediar palabra, simplemente la rodeo con sus brazos para acercarla más a él.

  • ¿Puedo? – Pregunto con la voz ronca, pidiendo permiso, Coral entendía la razón de su respetuosa solicitud, pues ella era consciente que había levantado una alta barrera desde aquel primer y único beso.

Pero en ese punto ya no le importaba mucho todas las defensas que había activado en su momento, es más ya hasta había olvidado que justo ese día había tomado la decisión de nunca más volver a verlo, todo aquello se desdibujo por completo de su razonamiento, de hecho, ninguno de los dos estaba razonando, fue por eso que ella no respondió la pregunta de Lorenzo, al menos no con palabras, pues Coral simplemente se acercó más al punto que sus labios rozaron los de el para pronto fundiesen en un tierno beso, que poco a poco se convirtió en más, mucho más.

Ese momento era algo que Coral había estado deseando secretamente durante demasiado tiempo, qué sentido tendría mentirse ahora, así que simplemente se dejó llevar.

Lo mismo fue para Lorenzo quien estaba sintiendo que estaba tocando el cielo con las manos mientras poco a poco su ropa y la de su compañera quedaba regada desde la sala hasta la habitación del elegante pent-house que para él siempre había sido un lugar vacío, hasta ese momento, donde por primera vez en la vida se sentía completamente pleno.

Ninguno de los dos sabía que pasaría mañana, decidieron solo vivir el ahora, ¿Qué si habría consecuencias?, claro que sí, siempre las hay y ambos lo sabían, pero justo en ese momento nada de eso era realmente importante.

En su debido momento lo resolverían, ¿o no?

*******

  • ¿Señorita está consciente de que no soy su chofer no es así? – Pregunta el hombre con claro tono de frustración. Ni siquiera puede creer que este allí con una niña rica completamente borracha que en ese momento lo está tomando como su esclavo.
  • ¿Por qué siempre tienes el ceño fruncido? – Cuestiona una Mia completamente borracha.

Ya que mientras hablaban sobre sus penas y del viaje de Cristal se les habían pasado las copas, sin que no se dieran cuenta quedando completamente perdidas, pronto Luis llego a recoger a su hermana, habían estado llamando a Lorenzo, pues una vez Mia había perdido parte de su conciencia escuchó las suplicas de su amiga que casi lloraba pidiéndole que lo llamara, pero este no contesto, de hecho su teléfono sonaba apagado, por lo que no tuvieron más opción que llamar a Luis quien se ofreció a llevar a Mia también, pero esta no acepto diciendo que su chofer la llevaría.

Luis y Cristal se quedaron esperando hasta que había llegado el chofer, una vez Luis se cercioró que efectivamente habían llegado por ella se marchó con su hermana que estaba más que inconsciente.

La cuestión es que el hombre para nada era el chofer de Mia, aun así, cuando la escucho al teléfono se pudo percatar que para nada estaba en sus sentidos y temiendo que algo le pudiera pasar, decidió acudir a su llamado, aunque todo el camino se estuvo cuestionando, ¿Qué le importaba a él lo que le pudiera pasar a esa chiquilla?, aunque no obtuvo ninguna respuesta, llego al sitio, encontrándose a una Mia peor de la que se imaginaba.

  • ¿Cómo quiere que este feliz, cuando estoy en mi día de descanso y mi teléfono suena a la madrugada, no siendo más que una cliente borracha, que ahora se cree mi jefa? – Cuestiona claramente frustrado, aunque no sabe si con ella o con el mismo.
  • Deberías sonreír más. – Dice Mia sin prestar la más mínima atención a las palabras del hombre. – Eres muy guapo, si sonríes un poco más serás Perfecto. – Añade con una sonrisa intentando mantenerse en pie, pero es claro que no puede.
  • Créame, estoy muy lejos de ser perfecto, usted es muy ingenua. – Le asegura el hombre con un suspiro de resignación.
  • No, no, eres muy bueno. – Sonríe ella. Dejando un beso en su mejilla aprovechándose de que estaba siendo sostenida por él, para llegar al auto.

Ese gesto había paralizado por completo al hombre, tanto que por un segundo que pareció eterno se quedó completamente inmóvil, sintiendo como ella se recostaba en su hombro después de besar su mejilla como si nada, cuando volvió a reaccionar y quiso reclamar la acción, se dio cuenta que Mia se había quedado dormida recostada sobre él.

La impresión fue tanta que no supo que hacer, al final no le quedo más opción que llevarla a un hotel, pues dado el estado de ella no podía simplemente llevarla a su casa, pues no es como si el pidiera simplemente llegar a su puerta y tocar.

En ese punto no sabía qué demonios estaba haciendo, pero tampoco era como que pudiera dejarla allí en ese estado, solo esperaba no meterse en serios problemas por ello.

Pero la vida normalmente no es como la deseamos y si de problemas y consecuencias hablamos, las que estaban a punto de desatarse eran suficientes para equipararlas a una crisis de escala nacional.




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