Declaración de guerra
- No te imaginas lo que descubrí. – Dijo Elías entrando a la oficina de Coral sin tocar como era su costumbre.
- ¿Qué fue? – Pregunto Coral claramente intrigada, Elías era muy tranquilo y muy pocas lo sorprendían así había sido desde siempre, así que lo que había descubierto debía ser definitivamente algo muy importante.
- Mira. – Dijo pasándole un sobre.
Coral lo recibía mirándolo con curiosidad para rápidamente abrir el sobre y encontrarse con muchas fotos interesantes.
- No puede ser. – Dijo claramente sorprendida. – ¿Cuándo regreso? – Cuestiono interesada.
- Es posible que en realidad nunca se haya ido. – Respondió Elías casi seguro de su suposición.
- Pero… Nosotros seguimos su paso. – Dijo Coral pensativa.
- No podemos olvidar que no estamos hablando de una novata. – Comento Elías. – Es posible que tenga informante dentro, antes no habría ningún problema con que fuera sí, pero ahora si tenemos cola que nos pisen Coral.
Las palabras de Elías golpearon con fuerza en Coral, ella sabía que con su decisión estaba poniendo en juego demasiado, nunca antes había tenido una sola debilidad y ahora tenía una que de no cuidarla lo suficiente los podría destruir a todos.
Elías pudo ver la batalla interna que libraba Coral, así que decidió consolarla un poco.
- Está bien. – Dijo con esa calma que siempre lo había caracterizado. – Tener debilidades no es malo Coral. – Manifestó mirándola con determinación. – Al contrario, significa que tienes algo que proteger, alguien por quien luchar y eso, eso es más que valioso.
- ¿De verdad? – Pregunto Coral dejando salir un poco de la vulnerabilidad que no se permitía con nadie, pero Elías era diferente, él era su única familia, aunque no de sangre, para ella el vínculo de hermandad que compartían era mucho más fuerte que eso. – ¿no crees que me estoy equivocando? – Siguió y es que si lo piensa no es solo ella quien se podría ver gravemente afectada, sino todo lo que ha construido a lo largo de los años, todos los que en este momento la siguen y dependen de su liderazgo, el problema es que aun sabiendo todo ello, la verdad es que no se arrepiente, Lorenzo es la decisión más consciente que ha hecho en su vida.
Elías sonrió como muy pocas veces lo hacía, con esa misma ternura que había utilizado cuando la encontró en las calles siendo una pequeña jovencita sucia y llena de golpes.
- ¿Qué más da si te equivocas? – La cuestiono. – ¿No crees que es momento de que vivas tu vida a tu manera? – Le dijo mirándola a los ojos. – Durante toda tu vida has vivido por otros, primero por ella, luego te dedicaste completamente a la organización sin pensar en ti jamás, es más, ¿Cuántas veces apostaste a costo de tu propia vida?, Coral cuando te saqué de aquel lugar lo hice con la intención de que tuvieras una vida, no para encerrarte en otra cárcel. – Le aseguro de corazón.
Coral no lloraba desde hacía años, pero en ese momento las palabras de Elías la conmovieron casi al punto de las lágrimas, pero se controló, aún era ella, la mujer que había construido su propio mundo y tomado el mando de todo un imperio, para lo que dejo sangre, sudor y dolor en el camino, aun así, sin poder contenerse se levantó de su puesto acercándose a Elías para tomarlo de la mano y hacer que se levantara.
- No creas que algo así se repetirá. – Le dijo, antes de nada. – Gracias. – Sonrió y lo abrazo, un abrazo corto pero muy significativo, uno donde expreso todo lo que no podía poner en palabras.
Después de ese pequeño momento de sentimientos, Coral volvió a la normalidad con energías recargadas.
- Bien, entonces preparémonos para la guerra. – Declaro con seguridad. – Averigua quienes aún pueden tener contacto con ella, hagamos una pequeña limpieza, no quiero que perdamos la guerra antes de empezarla porque nos vayan a destruir desde dentro.
- Me ocupare de inmediato. – Se comprometió Elías. – ¿Qué debiera hacer con la cliente? - Cuestiono, pues esa era otra variable que les podría jugar a favor o en contra.
- Dale lo que lo busca. – Indico Coral con una sonrisa. – Solo mantén en secreto su identidad real, sobre ella solo dile lo que todo el mundo sabe, ni más, ni menos.
La guerra estaba prácticamente declarada, ahora la pregunta es, ¿Quién moverá sus fichas primero?, eso podría determinar la ventaja en el juego.
- ¿Cómo van los preparativos para la boda? – Pregunta Aníbal con gran interés, ese matrimonio es un lazo muy importante con los Leone, aun mas importante con el futuro candidato a la presidencia.
- Mia está encargándose de todo con detalle. – Respondió Casandra sin levantar despegar sus ojos de la ventana.
- Bien, todo debe salir perfecto. – Le recordó Aníbal. – También debemos prepararnos para el cumpleaños de Leone, es la próxima semana. – Comento. – Debemos mostrarnos como lo que somos familia, eso nos facilitara las cosas.
- Entiendo. – Dijo Casandra, pero Aníbal se dio cuenta que su hija esta parecía totalmente ausente. – ¿Qué te pasa? – Cuestiono. – ¿Aun no has encontrado nada contra el bastardo? – Pregunto con desdén.
- Al contrario. – Comentó ella distraídamente. – Esta bien, no te preocupes, yo me encargo. – Dijo minutos después, ganándose una mirada de sospecha de su padre, pero decidió dejarla ser, al fin de cuentas ese era su asunto.
Sin embargo, Casandra en verdad estaba pensativa, ella jamás creyó que las cosas podrían alcanzar esos alcances, ahora estaba sinceramente preocupada, de que la batalla pueda destruir a todas las partes, incluida ella y los suyos.