Identidad Oculta

Fiesta Uno

Ella se inclinó hacia adelante, tan cerca del ventanal que el reflejo de la ciudad iluminó sus ojos con un brillo desafiante. Lorenzo se había quedao prácticamente inmóvil cuando vio a la hermosa mujer allí de pie, tanto así que completamente atraído por su presencia se había acercado completamente absorto en ella.

  • Eres hermosa. – Había dicho apenas la tuvo al frente, tan cerca que podía sentir el calor de su piel.
  • Lo se. – Sonrió ella con total seguridad, haciendo sonreír a Lorenzo.
  • Vas a volverme loco —susurró finalmente, con un dejo de admiración.

Ella sonrió con esa gracia peligrosa que lo estaba arrastrando cada vez más hacia su órbita.

  • Ya lo estoy haciendo. – Respondió, levantando su mirada hasta clavarla en los profundos ojos grises de Lorenzo.
  • Tienes razón. – Confirmo convencido de su realidad, dejando un tierno beso en la comisura de sus labios, sabía que no podía ir más allá o no saldrían de allí.

Poco tiempo después el salón de la magnífica gala estaba bañado en una luz dorada que caía desde enormes lámparas de cristal, claro no era para menos el evento era todo lo que se esperaba del apellido del momento, Eusebio Leone no iba permitir que su recepción fuera menos que deslumbrante, sabía perfectamente que las fotografías que circularían por los medios y las redes serian el centro de platicas durante mucho tiempo y eso era justo lo que necesitaba.

Eusebio sonreía mientras iba de un lado a otro saludando a todos, mostrándose feliz del brazo de su esposa, Luisa Ilem Leone, una mujer mayor, pero hermosa, una esposa modelo que había acompañado a Eusebio durante toda su carrera, dejando de lado su poderío familiar para concentrarse en la campaña de su esposo y luego en la crianza de su hijo, ella se encargaba de múltiples causas benéficas que impulsaban el prestigio de su familia, para la sociedad la primera dama perfecta.

Los murmullos de conversaciones se mezclaban con las suaves notas musicales que animaban la velada. Todo en un equilibrio perfecto, y no era para menos la élite del país se encontraba allí reunida, celebrando el cumpleaños del hombre que todos sabían sería el próximo candidato a la presidencia y por supuesto quien lideraba las encuestas.

El en el salón se podían ver ministros, banqueros, claro de los más importantes los Rinaldi, diplomáticos, grandes magnates de diferentes industrias como los Moretti quienes para nadie era un secreto que dominaban los medios de comunicación del país, y esposas con grandes muestras de poder adquisitivo, que se movían por ese círculo con total confianza, sabiendo de primera mano a quien acercarse y a quien ignorar.

Cualquiera que viera de cerca podría darse cuenta de del gran desfile de sonrisas falsas, halagos exagerados y mentiras bonitas, aun así, en cada rincón había una nueva alianza gestándose, promesas de lealtad absoluta y múltiples beneficios para todos, para nadie era un secreto que más que una fiesta, este era un tablero de ajedrez en movimiento. Solo que aún no se sabía con exactitud quien movía las piezas.

Aunque no era perceptible en cierta parte esquina del salón, la tensión se iba intensificando, Mia Rinaldi estaba allí, vestida tan hermosa como siempre, solo que en esta ocasión si había una gran diferencia, Adrián estaba a su lado, pero ella parecía ignorarlo completamente, esto fue más que obvio cuando llego Luis en compañía de su hermana Cristal y está prácticamente corrió hacia ella dejando completamente solo a su prometido, acción que no pasó desapercibida para él ni para nadie en el lugar.

  • ¿Problemas en el paraíso? – Pregunto en un susurro un poco divertido un joven heredero guapo que había presenciado la curiosa escena.

Adrián haciendo uso de toda su fuerza de voluntad solo sonrió antes de responder con absoluta confianza.

  • Para nada, pero quizás no lo entenderías, la conexión entre parejas, es para quienes tenemos una. – Sonrió Adrián levantando la copa.

El hombre a su lado no dijo nada, pues para nadie era un secreto que su ex lo había abandonado antes de la boda.

  • Mia, ¿Está bien que dejes a Adrián así? – Pregunto preocupada Cristal. – Es el cumpleaños de su padre después de todo.
  • Estoy haciendo mi mejor esfuerzo. – Respondió Mia fastidiada. – Ya es mucho que lo esté acompañando, no me pidas que además siga en mi papel de adorno bonito. – Expreso, tomando por sorpresa a Cristal.

Ante las palabras de Mia podía darse cuenta que su amiga había cambiado mucho en los últimos días, ahora parecía ¿determinada?, no sabía bien, pero esa versión de Mia le gustaba mucho.

  • Bueno a mí me conviene, estoy segura que Lorenzo cuando llegue vendrá a saludarte, así que puede ser una oportunidad para convertirme en su acompañante. – Sonrió Crista con ilusión.
  • Cris. – Dijo Mia con voz suave. – Ya sabes cómo es Lorenzo, a él no le gusta asistir acompañado a ningún lugar. – Le recordó. – Probablemente se la pase con tu hermano o solo.
  • Amiga, no rompas mi ilusión. – Pidió Cristal.
  • Está bien, está bien. – Cedió. – A tu favor sabemos que mi hermanito asistirá solo. – Dijo sonriendo.

Pero apenas termino de decir eso, las puertas del salón se abrieron nuevamente para dar paso a dos figuras que impactaban con su sola presencia, seguramente por separado generarían impacto, pero juntos, era majestuoso de ver, tanto que con cada paso que daban inmediatamente hacían que las cabezas se giraran hacia ellos.

  • ¿Qué está pasando? – Cuestiono Aníbal Moretti viendo la reacción de las personas girándose hacia el origen, encontrándose con una imagen que lo hizo fruncir el ceño de inmediato. – No puede ser.




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