Identidad Oculta

Culpable

  • Coral. – Llamo Elías entrando al despacho de su jefa, la cual estaba intentando controlar su ira por el ataque de esa mañana, sin saber que ese sería el menor de sus problemas ese día.
  • ¿Qué pasa? – Pregunto con molestia al verse interrumpida mientras planeaba su venganza contra la tonta mujer que se había atrevido a meterse con ella.
  • Mira. – Fue lo único que dijo Elías pasándole la Tablet donde se podía ver la noticia que circulaba por todo el país a esa hora de la mañana, misma que sabía perfectamente todo lo que podía cambiar.

La reacción fue inmediata, Coral no había terminado de ver el encabezado cuando se puso de pie con los nervios de punta.

  • ¿Cómo paso? – Cuestiono Coral prácticamente en un grito.

Elías en todos los años desde que la conocía, jamás la había visto actuar de esa manera, hecho que confirmo lo que ya se temía, sus sentimientos por ese hombre eran más fuertes de lo que ella misma admitiría.

  • La probabilidad de que esa información haya salido de nosotros es muy alta. – Expuso Elías.
  • Jazmín. – Determino Coral.
  • Seguramente. – Confirmo Elías, él también pensaba lo mismo y sabía que la probabilidad era muy alta.

Por primera vez en años la mente de Coral quedo en blanco, esa noticia podía acabar por completo con Lorenzo.

  • ¿Qué hacemos? – Pregunto Elías.
  • Mueve todos nuestros contactos, elimina la noticia, cubre todo, hazlo parecer un golpe de la competencia. – Ordeno Coral pensando rápido.
  • No deberíamos primero borrar toda nuestra conexión con el asunto, cortar todo lazo con ello. – Sugirió Elías.
  • No. – Respondió Coral. – Primero lo primero. – Dijo pensando en soluciones, aunque era plenamente consciente de que Lorenzo iba a estar en el ojo del huracán y si lo que teme es verdad, Jazmín jugara muy bien esa carta.

Con lo que no se equivocó, pues justo en ese momento un ramo de rosas negras llegaba a la oficina de Lorenzo con una nota.

  • ¿Quién lo trajo? – Pregunto Luis mientras intentan entender que es lo que está sucediendo.
  • Un mensajero. – Respondió Laurent preocupada, la crisis que se acaba de desatar es más de lo que pueden manejar en ese momento.

Lorenzo que ha estado en silencio tratando de entender la situación solo se acercó al ramo tomo la nota y la leyó.

“Estimado Lorenzo Rinaldi, lamento se portadora de malas noticias, pero es mejor que te enteres antes, en este punto deberías saber quién tiene el poder, los contactos y la habilidad para descubrir tan importante secreto y también deberías saber que ella ha estado lo suficientemente cerca de usted para lograrlo.

Mi más sentido pésame.

Atentamente,

Una amiga.

  • Déjame ver. – Dijo Luis quitando la nota de las manos de Lorenzo al ver que este se había quedado con la mirada perdida y sus ojos fijos en ella.
  • Fue ella. – Sentencio Luis con ira.

Mientras la mente de Lorenzo unía cabos, pero su corazón se negaba a aceptarlo, él sabía bien que ella se había acercado a él con un objetivo, pero con el tiempo que compartieron, cada vez que estaban justos, él no podía creer que todo fuera una actuación, pero luego se preguntaba, ¿Por qué no?, si esa era su más grande habilidad.

Antes de que pudiera decir algo, su teléfono sonó, era ella, su mente le gritaba que no respondiera, que no siguiera cayendo o ya no habría salvación, pero su corazón sin poder rendirse le exigía que le diera una oportunidad, que la escuchara.

Al final por puro instinto tomo la llamada, pero no emitió ni una palabra solo se quedó en silencio, con lo que Coral entendió que su más grande temor se había convertido en realidad y que Jazmín había golpeado justo en el clavo.

  • Estaré en el pent-house en una hora, hablemos. – Dijo Coral manteniendo la compostura. mientras Lorenzo sentía como su corazón palpitaba y su mente se convertía en una enredadera.

Lorenzo colgó sin dar ninguna respuesta, pues las palabras no salían de su boca, había vivido años enfrentándose a peligros habiendo lo posible y lo imposible para establecer su imperio y lograr su venganza, se había convertido en un hombre frio y sin sentimientos, uno que podía actuar indiferente ante cualquier situación, pero justo ahora no parecía ser el, parecía que su alma había abandonado su cuerpo, dejando dolo un cascaron vacío.

  • ¿Era ella verdad? – Cuestiono Luis.
  • Debo salir, vuelvo en un rato. – Fue lo único que dijo Lorenzo antes de tomar su saco.
  • ¿A dónde vas? – Lo detuvo Luis. – Lorenzo no es momento de esto, estamos en serios problemas y todo es culpa de esa mujer, no me digas que ahora iras corriendo a verla después de esto. – Gruño.
  • Debo hacerlo. – Respondió Lorenzo y no sabe si fue el tono o la forma en que lo dijo, pero Luis aun en contra de su voluntad no tuvo más opción que dejarlo ir.

El tiempo paso muy rápido, antes de que pudiera darse cuenta Lorenzo había llegado al pent-house.

Por primera vez al llegar a la puerta dudo, ¿Por qué?, sencillo no se sentía capaz de escuchar de su propia boca que todo había sido un engaño, más allá de todo, eso era lo que más le dolía.

Al final se armó de valor y entro, encontrándose con ella sentada en el mueble de la sala como siempre, tomando de una copa de vino mientras miraba hacia el ventanal.

Por su parte Coral había llegado hacia un momento, estaba segura de que Lorenzo sabia algo, lo sentía en todo su ser y la llamada que le había hecho lo había confirmado, aun cuando había estado pensando en que decirle en cuanto lo viera, la verdad es que no había encontrado la respuesta.

Por lo que al escucharlo entrar solo se giró encontrándose con la expresión de confusión e el rostro de Lorenzo, nunca lo había visto así, tan perdido, tanto que le dolió.

  • Hola. – Fue lo único que logro articular.
  • Hola. – Respondió Lorenzo con el corazón en la mano, pues justo antes de entrar recibió un mensaje.
  • Señor, la información salió del ENCLAVE y como sospechábamos esa mujer trabaja para ellos, ella tiene conexión con Casandra Moretti. – Había enviado Lucas y con eso un golpe mortal al corazón de Lorenzo.
  • ¿Quieres escucharme o ya me has declarado culpable? – Pregunto Coral al ver en los ojos de Lorenzo todo lo que no decía.




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