Después del cuadro médico expuesto por el doctor Febres, con respecto a la repentina falta de recuerdos de mi esposa, la perplejidad no me cabe en el rostro.
―¿Amnesia?
¿Es esa la razón por la que no me reconoce ni recuerda nada?
―La pérdida de memoria ocasionada por un acontecimiento traumático puede ser un problema complejo que requiere atención médica, apoyo emocional y adaptación a la nueva realidad, señor Montalbán.
Sigo en estado de shock. Habría jurado que esto no era más que una actuación de su parte para evitar la confrontación después de lo que hizo.
―¿Es algo pasajero?
Su forma de mirarme me provoca inquietud.
―No puedo afirmar nada, hasta hacer un análisis más complejo. Pero casi podría asegurarle de que se trata de un episodio pasajero de pérdida de la memoria. El trauma no fue tan fuerte como para considerar una lesión de mayor gravedad ―explica de manera profesional―. Los resultados de la evaluación nos indicarán el camino a seguir en este caso en particular.
Me paso una mano por la cabeza en señal de impotencia.
―¿Hay un tratamiento específico para ayudarla a recuperar sus recuerdos?
Niega con la cabeza.
―No, señor Montalbán. No existe un tratamiento específico para la amnesia, pero el procedimiento puede centrarse en la causa subyacente. Los consejos para reforzar la memoria y recibir apoyo pueden ayudar a las personas con amnesia y a sus familias a enfrentarla.
Suspiro con resignación.
―Agradezco todo lo que pueda hacer con el caso de mi esposa, doctor Febres. Confío en usted.
Esboza una sonrisa amable.
―Le aseguro que voy a hacer todo lo que esté en mis manos para ayudar a su esposa a superar este momento tan crucial de su vida ―en ese preciso momento sale Kevin de la habitación. Estaba tan distraído que ni siquiera me di cuenta de que él se había quedado con ella―. Bien, si no tiene más preguntas al respecto, me gustaría ir a hablar con mi paciente.
Niego con la cabeza.
―No, doctor. Me reuniré en un momento con ustedes.
Una vez que entra, giro mi cuerpo y enfrento a mi amigo.
―¿Qué sucedió allí adentro? ¿Dime que no hiciste o dijiste algo que pudiera afectar la condición actual de mi esposa?
Rueda los ojos.
―A pesar de todo lo que ella hizo, ¿sigues confiando en esa mujer?
Esta situación va a ser más difícil y complicada de lo que estaba suponiendo.
―No está simulando haber perdido la memoria, Kevin ―me mira con los ojos entrecerrados―. Susana no recuerda nada de su pasado y no está claro cuándo podrá recuperarse.
Ríe con sarcasmo.
―Si eso es cierto, entonces no habrá diferencia entre la Susana del pasado y la mujer que está dentro de esa habitación.
Lo miro con cautela.
―¿A qué te refieres?
Me mira con petulancia.
―A que, antes o después, lo de ser madre y esposa, lo borró hace mucho tiempo de su memoria.
Lo fulmino con mirada asesina.
―¿Puedes tener un poco de consideración tomando en cuenta las actuales circunstancias?
Me mira con incredulidad.
―¿Significa que vas a olvidar lo que te hizo? ¿Qué es una zorra infiel de corazón frío que te engañó con cuanto hombre se cruzó en tu camino? ―niega con la cabeza―. ¿En dónde carajo dejaste tu orgullo?
Creo que fue una pésima idea haberle pedido que viniera. Sobre todo, con la inquina que le tiene a mi mujer. Me aprieto el puente de la nariz. La cabeza me va a estallar en pedazos.
―Kevin…
Esta es mi primera advertencia y espero que sea la última.
―Está bien, Joder ―sacude las manos en el aire en el aire y bufa con resignación―. Que conste que te lo advertí, Emiliano. Esa mujer va a ser tu perdición.
Se da la vuelta y se aleja por el corredor. Me tomo algunos segundos para calmarme, antes de entrar a la habitación. Inhalo profundo, abro la puerta con cuidado e ingreso con pasos silenciosos.
―No se preocupe, señora Montalbán. Esto es todo, por ahora la dejaré tranquila para que descanse.
Me acerco a ellos.
―¿Está todo bien?
Mi voz comienza a oírse cansada.
―Sí, señor Montalbán ―me explica el doctor al darse la vuelta―. Acabo de practicarle algunas pruebas cognitivas a su esposa que arrojaron resultados que se complementarán con la exploración física que se llevará a cabo a primera hora de la mañana. Hasta entonces, le estaré informando acerca de los resultados ―aparta su atención de mí y la dirige hacia Susana―. Le prometo que pronto saldrá de aquí y podrá volver a su casa ―vuelve a mirarme―. Bueno, de mi parte, es todo por hoy. El médico de turno ya está al tanto de la situación. Él se hará cargo si se presenta alguna novedad durante la noche.
Le ofrezco la mano en señal de agradecimiento.