Iuola se despertó y de inmediato sintió un fuerte dolor de cabeza.
Había llorado toda la noche, sentía los ojos hinchados y pesados; Altaír había dormido en otra habitación, al parecer. Ésta se sentó en la cama con los pies cruzados y empezó a trenzarse el cabello lentamente. Su estómago protestó de hambre y suspiró, anoche se había negado a probar la cena. Ésta miró hacia la mesa y allí se encontraba una caja blanca; Iuola frunció el ceño y se puso de pie, solo tenía la camisola de su vestido de baño puesta, así que cuando hizo contacto con el piso helado su cuerpo se retorció. Iuola tomó la nota que se encontraba encima de ésta.
"Buenos días Ma pétite. En esta caja encontrarás dos vestidos, escoge el que más te guste. Los compré en una modistería cercana tomando como referencia tu vestido de novia, no te vayas a asustar, este también se encuentra dentro de ésta. Te espero abajo para desayunar y marcharnos cuanto antes. Al."
Iuola intentó sonreír, pero no pudo, ésta destapó la caja y encontró dos vestidos de mañana, uno azul y otro amarillo, decidió ponerse el azul.
En ese instante se escucharon los toques de la puerta.
—¿Quién es? —preguntó ésta
—Soy Lily excelencia, su esposo me envió para que la ayudara a cambiarse —le informó
Iuola se acercó a la puerta y la abrió; allí se encontró con la chica y dos más.
—Buenos días excelencia—la saludó ésta mientras le hacía una reverencia—llenaremos la bañera de agua tibia
Iuola asintió y las dejó pasar. Estas comenzaron a hacer su trabajo y Iuola se acercó al rincón donde había arrojado la tiara, ésta la colocó en la cama.
—El vestido que usaré será el azul—les informó.
—Sí excelencia
Iuola se desnudó y se metió en la bañera; las muchachas prosiguieron a limpiarla.
Ésta suspiró y trató de relajarse, decidió cortar todos los lazos con sus familiares, ya que, eso era algo que no podía perdonar. Ellos no podían quitarle lo miserable que se sentía y ya no podía confiar en ellos; ahora mismo empezaría su nueva vida. Altaír al parecer no era tan malo y podían llegar a ser amigos. Las doncellas la secaron y la ayudaron a vestirse con el vestido de su elección.
—¿Dónde está mi esposo? —preguntó
—La está esperando excelencia, está en la planta baja deleitando a los huéspedes con su hermosa voz
Iuola alzó las cejas—Muy bien—ésta miró hacia el diario de su madre <<No, el diario de Nerissa>> se corrigió y se marchó.
***
Iuola descendió las escaleras y escuchó una melodía en el piano muy hermosa.
Caribe soy de la tierra del amor
De la tierra donde nace el sol
Donde las verdes palmeras
Se mueven airosas al soplo del mar
Iuola miró a las personas que estaban a su alrededor, la mayoría de éstas mujeres. Altaír cruzó la mirada con ella y le sonrió.
Buscó un amor
Que me quite del alma el pesar
Que me llene de felicidad
Un amor tropical
Quiero sentir
Las caricias de nueva ilusión
Entregarle todo el corazón
A ese amor tropical
Al terminar la melodía todos aplaudieron eufóricamente y Altaír se puso de pie.
—Muchas gracias—les dijo este—Ahora si me disculpan, mi bella esposa y yo desayunaremos
Ésta se acercó a ella y le ofreció el brazo—Buenos días Ma Pétite
—Buenas días Al—le dijo ésta—¿De dónde sacaste ese piano?
—Lo encontré aquí, estaba en ese rincón de allí
Él le acomodó la silla para que ella se sentara y luego él prosiguió a hacer lo mismo.
—¿Qué pediste de desayunar? —le preguntó ella
—Pedí de todo un poco, no sé qué te gusta Lola
—Iuola, Altaír, Iuola
Él le sonrió—¿Te sientes mejor?
Ella suspiró—En realidad me siento muy triste
Él asintió—Y con razón
—Esto es algo que no puedo perdonar. Lo que me dijiste es cierto, pero en estos momentos...
—Sí entiendo, pero escucha bien lo que te diré: Si tu solicitas un acta de divorcio, yo dejaré de ser tu esposo. Pero ellos no van a dejar de ser tu familia, quieras o no lo serán siempre. Tienes todo el derecho de darte tu tiempo, pero en algún momento tendrás que hablarles
Iuola lo miró. <<Altaír Bridgerton>> pensó. Su esposo parecía un tonto, pero era muy sabio. Eso le gustó muchísimo, porque solo una persona que piensa de esa forma, es porque tiene un buen corazón.
En ese instante llegaron varias meseras llenando la mesa de diferentes bocadillos. Iuola estaba famélica puesto que no había cenado la noche anterior. Éstas al terminar miraban al duque nerviosas.