NARRA NATE.
Me colocaba la camisa a medida de que la música de mi teléfono abrazaba con rapiez el interior de mi habitación. Attention de Charlie Putt resonaba por todo el lugar.
Tomé la toalla y con ella sequé mi cabello castaño oscuro recién salido de la ducha, luego me detuve frente al espejo y observe mi reflejo. Allí me sonreí para mí mismo.
—Excelente como siempre Nate —me dije.
Tiro la toalla sobre la cama y paso mi mano sobre mi pelo tratando de peinarme un poco; estoy excepcionalmente bueno como de costumbre.
Vuelvo a mirar mis ojos oscuros en el reflejo antes de darme un guiño a mí mismo y lanzarme un beso.
Cualquier persona que me viera haciendo esto creería que tengo un grave problema de narcisismo y adoración de mi propio yo.
Pero no tengo la culpa de ser tan apuesto.
Ya Nate, tampoco es para tanto.
Bueno, en realidad si lo es.
Mi teléfono empieza a vibrar descontroladamente una vez seguida de la otra, interrumpiendo la música con el habitual tono de notificaciones. Allí lo tomó y veo de que se tratan aquellos mensajes que me quitaron mi momento musical.
El chat del grupo de mi clase estaba minado de mensajes sobre el tema del momento que se había extendido a todo dar por todos los rincones.
Los nuevos residentes de Summerhill.
¿Pero quién estaría tan demente como para interesarse en venir a vivir a este lugar?
Eso es lo que yo me pregunté al enterarme de la venta de la Casa de la Colina, la más grande y cara del pueblo, la cual había estado deshabitada desde su construcción hasta el día de hoy, cuando un ermitaño la había comprado para internarse lejos de la sociedad. Si, me escucho bastante dramático.
A ver, cuando vas por la Autopista Interestatal 5 en dirección a Los Ángeles, encontrarás una intersección cerca de su kilómetro cuarenta y seís.
Por ahí no es.
Luego encontrarás otra en su kilómetro cincuenta y ocho.
Tampoco es por ahí.
Me gusta jugar con las indicaciones.
Aunque es más confiable que utilices Google Maps.
En fin, cuando vayas por el kilómetro setenta y dos encontrarás una intersección que te llevara por un largo camino serpenteante entre grandes pinos de todos los tamaños, por allí seguirás ascendiendo en él camino por un par de horas más.
Acomodate bien para que tu trasero no quede cuadrado por el viaje.
Finalmente llegarás a la cima de una pequeña colina que tendrá un letrero con un dibujo de un minero sonriente y sucio fuera de una mina, por encima de él se encontrarán puestas unas letras doradas en relieve que dicen:
¡Bienvenidos a Summerhill!
¡Un pueblo con energía abrasadora proveniente desde el subsuelo!
Sí, lo sé.
No tiene mucho sentido, a lo mejor ninguno.
Y creo que al dibujo del hombre se le han caído dos dientes. Así que podrán ver también una sonrisa desdentada.
Debería de decir:
Bienvenidos a Narnia
¿Fauno hervido?
Bueno, está bien. No es Narnia.
Pero estaría a punto
Como puedes ver, Summerhill es un pueblo que se dedica a la extracción de un gran número de gemas preciosas que se encuentran debajo de nosotros, la mayoría de las personas en el pueblo trabajan en ello, dedicando bastante parte o toda su existencia a un trabajo y estilo de vida monótono dependiente de las minas.
Gran parte de las piedras preciosas que son llevadas a las grandes ciudades para sus múltiples usos salen de aquí, pero aún así, éste pueblo sigue estando escondido para la sociedad.
Al ser un sitio pequeño cada una de las familias de esta localidad se conocen, gracias a que la mayoría han vivido aquí de generación en generación, mi familia es un ejemplo de ello. Claramente también es por esto que los rumores se extienden con velocidad por todos lados.
No hay nada oculto para nadie en Summerhill.
La otra minoría de personas que viven aquí trabajan gracias a los negocios que le dan vida al comercio local, aquellos que logran encontrar un trabajo fuera de las minas y de todas las repercusiones negativas o positivas que estas traigan consigo.
Y bueno, la minería no es algo en lo que yo me quiera desempeñar el resto de mi vida.
En mis diecisiete años de vida en este pueblo he visto como muchas personas, amigos y vecinos, han decidido tomar la iniciativa de salir de este recóndito sitio y darse una buena vida en las grandes ciudades, generando un cambio drástico para ellos, pero influyendo positivamente en un nuevo estilo de vida.
Un excelente progreso, diría yo.
Además, estas personas también están caracterizadas por irse para nunca más volver. Summerhill desde hace mucho rato se acostumbró a ver partir a sus habitantes sin retorno alguno.
Sin embargo, a pesar de la cantidad de gente que se ha ido, todavía quedan muchas personas con que pasarla grande y brutal.
Uno de mis sueños más profundos es utilizar mis virtudes para lograr grandes cosas con las que me pueda abrir paso fuera de este lugar de los perdidos. Y así sembrar y cosechar una nueva y estable vida más allá de un pico y pala.
O de un trabajo regular en una tienda.
Quiero ser una persona que haya logrado cada parte de sus metas y no una que se haya estancado por ser arrastrado por las raíces del pueblo. Raíces que al final se marchitan y no terminan de crecer. Cosa que estoy dispuesto a hacer cueste lo que cueste.
Cosa que mis padres no saben, pero indirectamente conocen que me quiero ir de aquí para progresar grandemente.
Hasta los mismos dueños de las compañías propietarias de las minas se casan de venir a este pueblucho, cuando adquieren las exploraciones contratan a unos cuantos hombres para excavar y luego se van de aquí sin dejar rastro alguno, terminan enviando camiones cada semana para llevarse lo recolectado, y con ellos un supervisor para percatarse y comprobar que todo esté en orden.