Nobunaga- Sellaste tu propio destino anoche. Te mudarás al palacio de Ieyasu para que pueda mantenerte vigilada todo el tiempo.
MC abrió los ojos con sorpresa ante las palabras de Nobunaga.
(Parece como si la hubiera alcanzado un rayo. Pero yo me siento igual).
MC- ¡Espera un momento! ¡No necesitas llegar tan lejos! Quiero decir, no quisiera incomodar a Ieyasu...
Nobunaga- Eso no es asunto tuyo.
MC- Pero está claro que no está contento con esto...
(Vaya, me comprende tan bien).
Nobunaga- Los deseos de Ieyasu son irrelevantes. Hará su deber, ya que es el mejor hombre para el trabajo.
MC me miró con una mirada vacilante, pero inquisitiva.
(Puf, esto es tan molesto).
Ieyasu- No es educado quedarse mirando.
MC- Perdón, no era mi intención.
Nobunaga- No tienes ninguna objeción, ¿verdad, Ieyasu?
Ieyasu- No, ninguna. No es como si nunca hubiera lidiado con plagas antes.
(En realidad, no quiero nada más que objetar. ¡No quiero tener que lidiar con este equipaje extra! Pero las órdenes de Nobunaga son absolutas. Y sí entiendo la verdadera razón por la que me la deja a mi cuidado. Aunque está claro que ella es demasiado despistada para notarlo).
Nobunaga- Entonces está decidido. Harás lo que se te dice, MC.
MC- Pero...
Ieyasu- Lo oíste. Ve a empacar tus cosas.
MC- Ieyasu, yo...
Ieyasu- Acepté protegerte, pero no tengo por qué aguantar tus quejas. Te estaré esperando en la puerta del castillo.
Me levanté y salí de la habitación sin mirar atrás.
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Ieyasu- ¿Eso es todo lo que tienes?
MC- Sí, todo lo que poseo en este mundo.
MC llegó solo con un bulto de tela y una bolsa de forma extraña que parecía estar hecha de cuero.
(Realmente fue arrastrada a Azuchi con nada más que la ropa que llevaba puesta).
MC abrazó sus escasas pertenencias contra el pecho, con una expresión llena de aprensión.
(Es bastante... trágico).
Manteniendo mi rostro sereno, le tendí la mano.
Ieyasu- Dámelo.
Le quité las bolsas antes de que pudiera protestar.
(Esto pesa tan poco, básicamente no hay nada aquí. Parece inútil haber traído algo en ese caso).
Por mucho que no quisiera admitirlo, algo en lo más profundo de mí sentía pena por ella.
MC- Gracias por el amable gesto, pero soy perfectamente capaz de llevar mis propias bolsas.
(¿Amable? ¡Ja!)
(Ella me da demasiado crédito. Eso no es de lo que se trata esto.)
Ieyasu- No estoy siendo amable. Simplemente no puedo permitir que intentes escabullirte entre la multitud. Ella pareció sorprendida cuando solté la primera excusa que se me vino a la mente.
MC- Aprovechar una multitud para escapar... Nunca se me habría ocurrido. Gracias por el consejo.
(¿Eh? ¿Se lo está tomando tan en serio?)
MC asintió para sí misma como si acabara de aprender algo impresionante.
Ieyasu- ¿En serio? Eso es supervivencia básica. ¿No sabes nada?
No podía soportar la mirada impresionada que me estaba lanzando, así que solté otra puya hiriente.
MC- Sé algunas cosas... creo.
Ieyasu- Vaya, en serio tiene el valor de negarlo.
(Pensé que no era más que una pequeña cosa tímida, pero parece que hay más en ella que eso. Pero realmente no me importa si es una tonta ciega o cualquier otra cosa.)
MC- ¿Qué acabas de decir?
Ieyasu- Nada. Ya basta de charla inútil.
Terminando la conversación, me di la vuelta para irme y MC me siguió sin protestar.
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Tan pronto como salimos a las calles del bullicioso pueblo del castillo, MC empezó a mirar alrededor con inquietud.
Ieyasu- Deja de quedarte boquiabierta y camina recto. ¿O acaso planeas escapar?
MC- No, solo estoy disfrutando del paisaje.
MC sacudió la cabeza rápidamente antes de mirar al frente y quedarse en silencio.
(Gracias a los dioses, por fin se calló)
Mientras caminaba a mi lado, parecía estar sumida en sus pensamientos. Después de unos minutos más, rompió el silencio una vez más.
MC- ¿Entonces, Ieyasu? ¿Qué quiso decir Nobunaga cuando dijo que eras el mejor para el trabajo?
Ieyasu- ¿Eh?
(Ah, se refiere a esa conversación sin sentido)
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MC- Pero está claro que no está contento con esto...
Nobunaga- Los deseos de Ieyasu son irrelevantes. Cumplirá con su deber, ya que es el mejor hombre para el trabajo.
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MC- Sé que no estás precisamente contento de que yo esté aquí. Y debe haber muchas otras formas de evitar que huya otra vez.
Ieyasu- Sí, bueno...
(Decirle la verdad no lograría nada. No cambiaría la situación en la que se encuentra. Pero si no le digo nada, probablemente seguirá molestándome con preguntas.)
Después de pensarlo un poco, decidí decirle parte de la verdad.
Ieyasu- No puedo estar de acuerdo con la afirmación de Nobunaga de que soy el mejor hombre para protegerte. Pero cuando se repartieron las tareas, me tocó la peor parte.
(Supongo que se merece saber tanto como pueda contarle).
Ieyasu- Las fuerzas de Oda se enfrentan a muchas amenazas en este momento. Como has oído, estamos en medio de una campaña para expandir el territorio de Nobunaga.