MC- ¡Muy bien, estoy lista para aprender!
Me incliné formalmente ante Ieyasu mientras estábamos en el campo de entrenamiento detrás del palacio.
Ieyasu- Bien.
(Como era de esperarse, no parece entusiasmado con esto.)
Fue apenas ayer que se decidió que Ieyasu me enseñaría tiro con arco.
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Ieyasu- Tiro con arco. Acepto enseñarle tiro con arco. Bueno. Si no te molesta esforzarte al máximo, estoy dispuesto a entrenarte.
MC- ¡Genial! ¡No puedo esperar para empezar, Ieyasu!
Ieyasu- Ehm....
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(Sé que solo lo sugirió porque pensó que me negaría, ¡pero esta oportunidad es demasiado buena para dejarla pasar!)
Me até las largas mangas del kimono con un cordón y me preparé para aprender.
(No solo aprenderé a defenderme, ¡esta es mi oportunidad para empezar a derribar esos muros entre nosotros!)
MC- Entonces, ¿empezamos preparando nuestro equipo?
Saqué el arco que Hideyoshi me había enviado de su funda de cuero.
MC- Vaya... Es mucho más largo y pesado de lo que pensé que sería.
(Voy a tener que hacer algo de levantamiento de pesas después de todo.)
Después de probar el peso del arco, extendí la mano para tomar una flecha.
Ieyasu- Espera.
Ieyasu extendió la mano y arrebató la flecha antes de que pudiera tocarla.
(¿Hm? ¿Y ahora qué?)
Ieyasu- ¿Hablas en serio sobre el entrenamiento?
MC- Sí. ¿Por qué?
Ieyasu- De verdad no veo cuál es tu objetivo final aquí. Primero ayudas con las tareas del hogar para intentar caerme bien y ahora dices que quieres aprender arquería? ¿Por qué insistes en perseguirme?
(Eso es fácil.)
MC- Quizá lo encuentres entrometido, Ieyasu... Pero si vamos a vivir bajo el mismo techo, quiero conocerte.
Ieyasu- Te dije que no quiero ser amigos. ¿Por qué no puedes darte cuenta de que no eres realmente una invitada? Te están reteniendo como prisionera.
MC- Lo sé. Pero aun así me gustaría conocerte. Estamos en esta situación lo queramos o no. ¿No sería menos incómodo para los dos si intentamos llevarnos bien?
(Personalmente, lo encuentro intrigante. Estoy segura de que lo odiaría si se lo dijera.)
Ieyasu me miró en blanco por un momento. Justo cuando estaba a punto de continuar, él habló.
Ieyasu- Simplemente no lo entiendo.
Ieyasu bajó la mirada. Sus largas pestañas temblaron levemente, proyectando sombras sobre sus mejillas.
(¿Está bien?)
Ieyasu- Si yo fuera tú, me quedaría en silencio y esperaría el momento oportuno. Y luego, cuando por fin fuera libre, me vengaría dulcemente de mis captores.
(¡Vaya! ¡Eso se volvió muy oscuro!)
MC- No podría hacer algo así.
Ieyasu- ¿Por qué no? Lo merecemos.
(Ieyasu claramente tiene una opinión muy diferente a la mía.)
MC- He elegido quedarme. Así que no tengo razón para querer vengarme. En realidad, te estoy agradecida. Te debo la vida, Ieyasu.
Las cejas de Ieyasu se movieron levemente, pero no levantó la vista.
Ieyasu- Tu capacidad para un optimismo inútil no tiene límites.
MC- No creo que el optimismo sea inútil.
(Al fin estoy empezando a desarrollar tolerancia a la lengua afilada de Ieyasu. Próximo paso- lograr que deje de usar palabras hirientes como mecanismo de defensa.)
MC- ¿Podemos comenzar la lección ahora? ¿Cómo coloco la flecha en el arco?
Ieyasu- Primero necesitas aprender lo básico. Tu postura. No puedes ir directamente por una flecha cuando eres una principiante ingenua.
(¿Oh? ¿Finalmente se está interesando en esto?)
Ieyasu guardó la flecha y se colocó detrás de mí.
Ieyasu- Sujeta el arco con tu mano izquierda.
(¡Me está enseñando. Es un comienzo!)
Genuinamente feliz por este desarrollo en nuestra relación, sonreí ampliamente.
MC- ¡Está bien! ¿Así?
Ieyasu- Mal. No así.
Ieyasu estiró los brazos alrededor de mí desde atrás, colocando su mano sobre la mía.
Ieyasu- Sujétalo con firmeza, justo aquí.
MC- ¿Aquí?
(Está tan cerca que puedo sentir su respiración).
Su barbilla rozó mi mejilla y mi pulso se aceleró.
Ieyasu- Ahora te enseñaré el movimiento para tensar una flecha con tu mano derecha. Pon tu mano en la cuerda del arco.
MC- ¿Así está bien?
Ieyasu- Para nada. Es así.
(Hay un aroma agradable que emana de él, como una fresca brisa de primavera).
Ieyasu guio mi mano derecha sobre la tensa cuerda del arco.
Ieyasu- Luego, presiona tu peso en tus piernas.
Manteniendo un tono directo, Ieyasu ajustó el ángulo y la flexión de mis piernas.
(Sus manos son muy cálidas).
Su aliento hizo cosquillas en mi oreja y temblé.
(No creo que pueda concentrarme cuando está tan cerca de mí).
Ieyasu- ¿Qué eres, un cervatillo recién nacido? ¿Por qué estás temblando?
MC- Honestamente, porque tú eres-
Ieyasu- ¿Soy qué?
MC- Si quieres estar tan cerca de mí, quizás deberías invitarme a cenar primero, ¿no?
La silencio de Ieyasu me dijo que mi broma no le había hecho gracia.
Ieyasu- ¿De qué estás balbuceando? Solo estoy intentando enseñarte. ¿No es eso lo que querías?
MC- Tienes razón, lo siento. Solo estaba intentando aligerar el ambiente. Seguro que estaré bien en un momento.