Ieyasu Tokugawa

CAPITULO 5 (HIS SIDE STORY)

(¡Maldita sea!)

Estaba tirado en el suelo y mi visión estaba borrosa. El grupo de ronin enmascarados finalmente había dejado de golpearme y estaban compartiendo una bebida.

(¡Vamos, muévete!)

Intenté forcejear, pero mi cuerpo maltratado no respondía. Mi mente estaba tan confusa que apenas podía sentir las cuerdas que ataban mis manos y pies.

(Creo que tengo varias costillas rotas. Y también he perdido mucha sangre.)

Me esforcé por pensar con claridad a pesar del dolor insoportable.

(No dejaré que se salgan con la suya).

No les di el gusto de escucharme gritar. Me golpearon, patearon y se burlaron de mí. Pero convertí mi furia en fuerza para resistir.

(No sé quiénes son estos hombres, pero los mataré a todos).

Me mordí el labio de frustración y la sangre fresca se mezcló con la seca. Intenté mantenerme alerta, pero una oscuridad nauseabunda comenzó a invadir mi visión.

(No... no ahora...).

Usé las pocas fuerzas que me quedaban para girar la cabeza y... Mis ojos se posaron en un agujero en la pared de la choza. Y alguien estaba mirando desde afuera. Alguien que no podía estar allí.

(¿Sakura? ¿Me he vuelto loco? O tal vez estoy soñando. No me importa si esto es un sueño. Si alguien pudiera al menos darme...)

Mis labios temblaron mientras articulaba las palabras en silencio.

Ieyasu- Así que...

Noté que Sakura forzaba la vista y el oído para intentar entender lo que decía.

Ieyasu- Es-pa-da...

(No dejaré que termine así).

Vi en sus ojos que comprendió lo que intentaba decirle. Se volvió hacia alguien detrás de ella. Cuando regresó, traía lo que había pedido. Consiguió pasar su brazo por el pequeño agujero. En su mano había una espada corta, con la hoja envuelta en un paño. Se estiró tanto como le fue posible. Contuve la respiración, esperando que lograra alcanzarme.

(¡Ahí!)

Luché contra la oscuridad que amenazaba con consumirme mientras la empuñadura de la espada entraba en mi campo de visión.

(¡La tengo!)

Me esforcé al máximo para cerrar mis dedos alrededor de esa empuñadura. Y entonces comencé rápidamente a cortar la cuerda que ataba mis tobillos. Las cuerdas acababan de ceder cuando uno de los hombres volvió la cabeza.

Enemigo- ¿Qué es esto? ¿Aún tienes fuerzas para retorcerse?

(¡Cállate!)

Aferré la hoja con mis manos, cortándome la palma mientras desgarraba las cuerdas de mis muñecas. Agarré la empuñadura con mis palmas ensangrentadas y me incorporé con fuerza.

Enemigo 1- ¿Eh? Ieyasu, ¿qué estás...?

(¡Dije que te calles!)

Apreté los dientes con rabia. Y lo siguiente que supe, fue que la puerta fue derribada y soldados del clan Oda irrumpieron en la choza.

Mitsuhide- ¡Suéltenn las armas!

Nobunaga- Venimos por ese hombre.

(¿Nobunaga y Mitsuhide... han venido por mí?)

Enemigo 1- ¿Qué? Pero ustedes son...

Enemigo 2- ¡Mataré a Ieyasu antes de entregarlo!

(Oh, por favor).

Sentía un dolor insoportable de pies a cabeza, pero lo ignoré. Dejando que la ira se apoderara de mí, ataqué con la espada al hombre que me amenazó.

Enemigo 2- ¡Agh!

Ieyasu- ¿A quién piensas matar?

(No voy a morir. ¡Nunca me perdonaría si muriera aquí!)

Lleno de furia, me levanté tambaleante con la espada corta en la mano.

Enemigo 2- ¡Maldito seas!

El hombre que acababa de derribar gemía a mis pies.

Ieyasu- ¡Silencio!

Sin pensarlo dos veces, le propiné una rápida patada en la cabeza al hombre caído. Cayó inconsciente y ya no era una amenaza.

(Aun puedo luchar. ¡Así es, ya no soy él! ¡Ya no soy el niño pequeño al que pisan y luego llora en un rincón!)

Tomé una respiración profunda y alejé el dolor de mi mente. La ira me mantuvo en pie mientras me enderezaba. De repente, mi visión era más clara que nunca.

Nobunaga- Es bueno tenerte de vuelta, Ieyasu.

Ieyasu- Sí. Lamento haber fallado en mi misión.

Ajusté el agarre de mi espada. Los enemigos parecían asustados y comenzaron a retroceder.

(¿Qué pasó con esa arrogancia de antes, eh?)

Nobunaga- ¡Espero que no creas que saldrás fácilmente después de atacar a uno de mis hombres!

Enemigo- ¡No puedo creer que Nobunaga haya venido en persona! ¡Retirada! ¡Retirada!

Los enemigos retrocedieron y huyeron hacia la puerta destrozada.

(¡Oh, no voy a dejarte ir tan fácilmente!)

Recogí mi espada larga que habían tirado en un rincón y perseguí al enemigo. Era insensible al dolor mientras perseguía a un enemigo, lo cortaba y luego perseguía a otro. Podía escuchar la voz aguda de Mitsuhide detrás de mí.

Mitsuhide- No dejen escapar a ninguno... los quiero vivos. Tengo una montaña de preguntas para este grupo.

Soldado- ¡Sí, señor!

Cualquier enemigo que logró salir de la choza fue rápidamente detenido por los miembros del equipo de rescate que esperaban.

(No puedo matarlos? Supongo que tiene sentido. Matarlos simplemente no sería suficiente castigo.)

Ieyasu- ¡No podéis escapar!

Enemigo 3- ¡Augh!

Había perdido la cuenta de cuántos hombres había derribado.

(¡Es él!)

De repente, avisté al hombre que había atacado a Sakura aquella noche lluviosa.

(No vi su rostro, pero reconocería esa figura imponente en cualquier parte.)

Mientras él se abría paso entre los arbustos, yo lo seguí.

Ronin- ¿Tú eres... ¡¿la concubina de Nobunaga?!

(¿Escuché bien eso? Oh no, no puede ser...)

Corrí tan rápido como pude, ignorando las ramas que golpeaban mi rostro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.