Ieyasu Tokugawa

CAPITULO 8 (PREMIUM BONUS)

MC- Ieyasu, me estás apretando demasiado la muñeca. Me duele.

Ieyasu- Hm...

Mientras estábamos en un campo desierto, apretó más fuerte y me acercó un paso.

(¡Ay! Debe estar aún más enojado de lo que pensaba.)

Ieyasu- ¡Si crees que esto duele, entonces eres aún más débil de lo que pensaba! ¿Por qué una inútil débil vendría hasta aquí?

Sus ojos reflejaban furia, pero también confusión.

(Tiene razón. Soy débil, pero...)

Mientras buscaba algo que decir, Ieyasu aflojó su agarre en mi muñeca y, en cambio, entrelazó sus dedos suavemente con los míos.

Ieyasu- Tú... No deberías estar aquí.

MC- Lo sé.

(Pero tenía que venir.)

Apreté su mano en respuesta, intentando transmitir lo que sentía.

Ieyasu- Si lo sabes, entonces vete de aquí.

Retiró su mano de la mía. Desvió la mirada y emanó una actitud fría, como intentando alejarme.

(Sé que venir aquí fue egoísta de mi parte. Entiendo por qué Ieyasu está enojado. Pero aun así... Necesito asegurarme de que esté bien, y no me iré hasta hacerlo.)

MC- Escuché que tus heridas no estaban realmente curadas, y que una se había reabierto.

Ieyasu- ¿Cómo...?

MC- Me mentiste cuando dijiste que te habías recuperado.

Ieyasu- No fue mentira. Estoy básicamente bien. Fue solo una pequeña herida que se reabrió. Nada serio. Pero sangró mucho, así que mi vasallo exageró y envió un mensajero al castillo.

(¡Si sangraba tanto, definitivamente era motivo de alarma!)

MC- Muéstrame la herida.

Ieyasu- ¿Para qué?

MC- Solo muéstramela.

Ieyasu- No hay razón para enseñártela.

(¿Por qué? ¿Porque está peor de lo que dice? ¿O realmente no quiere tener nada que ver conmigo?)

De repente, sentí que chocaba contra un muro invisible nuevamente. Todo el progreso que había logrado para acercarme a él desapareció de golpe, e Ieyasu volvió a sentirse increíblemente distante.

Ieyasu- ¿Ya terminamos?

MC- No.

(Si retrocedo ahora, ¡entonces no tenía sentido venir!)

Había hecho el viaje al campo de batalla porque estaba preocupada por él y quería hacer algo para ayudarlo. Y cuando vi la batalla desarrollarse, supe que tenía que detener a Ieyasu antes de que se lastimara.

MC- Ya aseguraste el fuerte y repeliste a las fuerzas Uesugi, ¿verdad? ¿Entonces por qué no te detuviste ahí? ¿Por qué seguiste persiguiéndolos hasta territorio enemigo?

Ieyasu- Para enseñarle una lección a Echigo. Quería mostrarles lo que pasaría si se enfrentaban a las fuerzas Oda tan a la ligera.

(Estoy bastante segura de que ya han aprendido su lección.)

Los ojos de Ieyasu brillaban con la misma luz sedienta de sangre que los de los soldados.

MC- Si solo querías asustarlos, creo que ya lo lograste. No hay razón para seguir luchando.

(¿Qué? ¿Qué más podría esperar lograr?)

Ieyasu- El enemigo está en ruinas. No podemos dejar escapar esta oportunidad de avanzar. Tomaremos su dominio, quemaremos sus cultivos y aplastaremos su voluntad de luchar jamás.

(¿Qué está diciendo? ¡Esto no suena como él!)

Sus palabras despiadadas me revolvieron el estómago. La imagen de esos soldados enemigos intentando huir hoy se repitió en mi mente.

MC- Ya has ganado esta batalla. ¿Por qué necesitas llegar tan lejos?

Ieyasu- La batalla no ha terminado mientras el enemigo aún tenga posibilidad de contraatacar. ¡Regresaré a Azuchi como un héroe de guerra!

MC- ¿Por qué? ¿Qué propósito tendría eso?

Ieyasu- Eso debería ser obvio. Para ascender a la cima de este mundo anárquico.

Ieyasu lo afirmó con seguridad. Sus ojos ardían con las frías llamas de la ira y la ambición.

Ieyasu- Luchar, ganar, obtener poder y volverse fuerte. Me volveré fuerte, y mi dominio también. ¡Entonces nadie podrá pisotearnos—pisotearme—nunca más!

(Así que todo se remonta a ese pasado trágico suyo.)

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Ieyasu- ¡No puedo... no puedo perdonarme a mí mismo! El día que el clan Imagawa pereció y fui liberado, juré que nunca dejaría que nadie me sometiera de nuevo. Pero... Claramente, no soy más que un débil. Me dejé pisotear y quebrantar. Nunca me perdonaré por eso.

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(Entiendo por qué Ieyasu anhela tanto el poder. Es porque ha experimentado tanto dolor y sufrimiento. Él y yo tenemos casi la misma edad, pero yo he vivido una vida fácil y pacífica. Sé que no soy nada como él, pero...)

MC- Entonces, sigues luchando y ganando poder... ¿y luego qué?

Ieyasu- Vuelvo a luchar para obtener aún más poder.

MC- ¡Pero entonces nunca, nunca serás feliz, Ieyasu!

Su expresión vaciló por un momento ante mi respuesta, pero rápidamente recuperó la compostura.

(Sobrevivió años de sufrimiento como rehén. ¿Y ahora que es libre, quiere pasar el resto de su vida luchando? ¡Eso es ridículo!)

Ieyasu- ¿Felicidad? Eso es irrelevante. No me importa ser feliz.

MC- ¡Debería importarte! Si no eres feliz, me pondrá muy triste.

Ya no podía contener ninguno de mis sentimientos. Tenía que convencerlo de alguna manera.

Ieyasu- Eso no tiene nada que ver contigo.

MC- ¡Sí que lo tiene!

Ieyasu- ¿Por qué?

MC- ¡Porque me gustas!

Ieyasu- ¡Mm...!




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