MC- ¡¿Ieyasu?!
(¿Cómo puede estar aquí?)
Me froté los ojos, preguntándome si estaba viendo cosas, pero Ieyasu seguía allí.
(¡Vino a rescatarme!)
Estaba tan feliz de verlo, pero nerviosa por el peligro que ahora enfrentaba.
Kenshin- Así que el chico de Mikawa ya ha crecido. ¿Cómo has entrado aquí?
Kenshin se puso de pie, mirando a Ieyasu con total desinterés. Puso su mano en su cadera y, hubo un destello de luz blanca mientras desenvainaba su katana.
leyasu- No veo ninguna razón para decírtelo. No puedo creer que el Dragón de Echigo se rebaje a jugar a ser guardia de una prisión.
Ieyasu desenvainó su espada mientras se acercaba lentamente. La forma en que se movía era grácil, pero la afilada hoja emitía una luz peligrosa.
(¡Tengo que hacer algo! No pueden...)
Me aferré a los barrotes y lo llamé suplicantemente.
MC- Ieyasu...
leyasu- MC, aguarda un momento. Terminaré esto rápidamente.
Kenshin- ¿Has venido a hacerme reír o crees que puedes derrotarme? No voy a entregar a MC.
leyasu- ¡No tienes voz ni voto en el asunto, secuestrador!
Ambos hombres se pusieron tensos mientras preparaban sus espadas. Luego ambos saltaron hacia adelante en un movimiento borroso. Sus espadas hacían un espantoso sonido de fricción cuando chocaban y creaban chispas.
Kenshin- Oh, no eres tan malo como pensaba. Parece que esto será divertido.
leyasu- Me enfermas.
leyasu empujó la hoja de Kenshin hacia atrás con un golpe rápido, pero Kenshin ni siquiera pestañeó. Su rostro era una máscara de fría compostura, preparó su espada para otro golpe.
(Esto es demasiado intenso... apenas puedo respirar.)
Sus espadas se movieron demasiado rápido para que mis ojos las siguieran. Chocando, alejándose y chocando de nuevo.
(Esas son espadas muy afiladas, si cualquiera de ellas hace contacto... No quiero pensar en ello.)
Era una vista terrible, pero no podía dejar de mirar. Tenía que ver lo que pasaba.
(Ieyasu está luchando por mi culpa. Otra vez. No puedo hacer nada desde esta celda excepto estar aquí para presenciarlo.)
Estaba sujetando los barrotes tan fuerte que mis nudillos se volvieron blancos. Gradualmente, Kenshin comenzó a empujar a Ieyasu hacia atrás, y escuché sus sandalias arañando el suelo.
leyasu- Grr...
Kenshin- Tu esgrima es muy precisa. Ciertamente no está mal, pero... ¡No puedes alcanzarme!
leyasu- ¡Urgh!
MC- ¡Ieyasu!
La punta de la katana de Kenshin rozó la mejilla de Ieyasu. leyasu saltó hacia atrás y ajustó el agarre de su espada. Una línea roja había aparecido en su mejilla, y una gota de sangre carmesí rodó hasta su barbilla.
(¡Esto tiene que parar!)
Me di cuenta de que las manos de Ieyasu temblaban ligeramente y su respiración era agitada.
(¿Esa sangre está empapando su manga? Kenshin nunca lo golpeó allí... ¡Oh no!)
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MC- Escuché que tus heridas no estaban realmente curadas, y que una herida se había reabierto. Me mentiste cuando dijiste que te habías recuperado.
leyasu- No fue una mentira. Estoy básicamente bien. Sólo fue una pequeña herida que se reabrió. Nada serio.
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(Es una de sus viejas heridas. Realmente no se ha recuperado.)
Sentí que se me enfriaba la sangre cuando empecé a temer por su vida. Mientras Ieyasu mantenía su agarre, Kenshin levantó su espada sobre su cabeza.
Kenshin- ¡Prepárate a morir, leyasu!
MC- ¡No! ¡Detente!
Kenshin- ¿Hm?
leyasu- Mm...
Cuando Kenshin se detuvo por un momento al inicio del movimiento, Ieyasu aprovechó la oportunidad y cargó hacia adelante.
Kenshin- ¡Ugh!
La hoja de Ieyasu hizo un corte horizontal en el torso de Kenshin.
(No, no quería que Ieyasu matara a nadie!)
Kenshin- Maldito...seas...
Aferrándose a su estómago, Kenshin se hundió hasta las rodillas. Ieyasu miró a su oponente herido y movió su espada. Sus ojos eran pura furia, pero no dio el golpe final. En su lugar, pateó la espada caída de Kenshin al otro lado de la habitación y corrió hacia mí.
leyasu- MC, retrocede.
MC- ¡Claro!
Me alejé de las barras, justo cuando Ieyasu las atravesó con su espada.
(¡Eso fue increíble!)
Una sección de la celda se cayó, creando una ventana por la que leyasu pasó su brazo.
leyasu- Siento haber tardado tanto.
MC- Me alegro de que estés aquí.
Sacudí mi cabeza y tomé la mano de Ieyasu.
leyasu- ¿Crees que puedes correr?
MC- Sí.
Sujetándome con fuerza, Ieyasu me sacó de la celda.
leyasu- Entonces, salgamos de aquí.
(¡Pero no quiero que nadie muera!)
MC- Espera, no podemos dejarlo así...
Kenshin estaba jadeando y gimiendo en el suelo.
leyasu- Él no morirá. Se alejó en el último momento, por lo que es sólo una herida superficial.
(Me alegro... quiero decir, no me alegro. Simplemente no quiero la muerte de alguien en mi conciencia.)
Una extraña mezcla de pánico y alivio corrió por mis venas, más fuerte que cualquier cosa que haya sentido antes.
leyasu- Ya me encargué de los guardias, así que tenemos algo de tiempo. Pero vámonos antes de que alguien se dé cuenta.
MC- Está bien.