Ieyasu- Puedo hacerlo yo solo. Suéltame.
MC- ¡No, solo quédate quieto!
De vuelta a salvo en el campamento Oda, le apliqué una pomada curativa en el brazo derecho a Ieyasu.
(¡Ieyasu es un mentiroso!)
La mayoría de las heridas que había sufrido a manos de los sobrevivientes Imagawa ya estaban casi curadas. Pero una herida, en la parte superior de su brazo dominante, se había reabierto.
(Si yo tuviera una herida así, creo que el dolor me impediría moverme. ¿Cómo pudo luchar? Ieyasu ocultó el dolor y vino a rescatarme.)
Ieyasu- Mitsunari se puso ridículamente feliz de verte cuando regresamos.
MC- Sí, es un dulce.
Las fuerzas Oda que esperaban en la frontera me recibieron con vítores cuando llegamos.
(Los hombres que estaban de guardia el día que me capturaron incluso se disculparon por haber caído en el truco del enemigo.)
(Aunque nunca los culpé. No fue culpa de nadie más que de los secuestradores. Pueden volverse aterradoramente despiadados en batalla, pero en el fondo todos son buenas personas.)
Mientras reflexionaba sobre esto, terminé de vendar el brazo de Ieyasu con una tira de tela.
MC- Listo. Ya estás atendido.
Ieyasu- Gracias.
No había nada más que hacer una vez que guardé los suministros médicos, y un silencio llenó la tienda.
(Hemos estado tan ocupados desde que volvimos al campamento, que no tuve tiempo de pensar en lo que me dijo camino a aquí.)
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Ieyasu- Cuando volvamos al campamento, más te vale estar preparada. Voy a mostrarte exactamente lo que siento. No me importa si no puedes soportarlo, ya no puedo contener estos sentimientos.
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(¿Qué quiso decir exactamente con eso? Quiero preguntarle, pero no puedo evitar sentirme un poco nerviosa.)
Intentando reunir valor, dirigí una mirada vacilante hacia Ieyasu. Desde su asiento junto a mí, Ieyasu ya me estaba mirando fijamente.
(¿Estará pensando en lo mismo que yo?)
La intensidad de su mirada hizo que mi corazón se acelerara. Ieyasu sacó algo del bolsillo de su kimono, mientras apartaba suavemente mi cabello del hombro. Algo frío rozó mi lóbulo descubierto. Sorprendida, alcé la mano y descubrí un pequeño abalorio colgando de él.
MC- ¿Es este el arete que me diste, Ieyasu?
Ieyasu- Sí.
(¿Lo ha estado llevando consigo todo este tiempo?)
Me invadió una calidez increíble que me imposibilitó apartar la mirada de él. Sus ojos estaban llenos de emoción.
Ieyasu- Cuando Kenshin envió esto con esa carta, pensé que enloquecería. No volverás a perderlo, ¿verdad?
MC- No, nunca más.
Un nudo caluroso se formó en mi garganta y apoyé mi frente contra el pecho de Ieyasu.
(Te lo prometo.)
Ieyasu acarició mi cabello con suavidad. Su tacto era tan gentil que me dieron ganas de llorar.
Ieyasu- ¿Estás llorando otra vez?
MC- Perdón por ser tan llorona.
Ieyasu- Ya te dije, yo soy el que debería disculparse. Yo te involucré en esto y te puse en peligro, MC.
MC- Eso no es cierto. Fui yo quien te persiguió a ti.
Ieyasu- La verdad es que me alegró que lo hicieras.
(¿Qué? No parecía nada contento en ese momento.)
El rostro de Ieyasu se crispó de remordimiento.
Ieyasu- En el instante que vi tu rostro, mi corazón se llenó de felicidad. Estábamos en medio de una batalla, y aún así sentí un calor en el pecho que hasta dolía. Nunca quise arrastrarte a mi vida.
(No tenía idea de que había pensado tanto en mí.)
Ieyasu- No dejaré de luchar. No puedo hacerlo. Llevo un gran peso sobre mí, por eso debo luchar.
MC- Lo sé.
Ieyasu- Pero para ti no es así.
MC- ¿Qué quieres decir?
Ieyasu- Sasuke me lo contó. Viniste desde 500 años en el futuro. Y pronto tendrás que regresar allí.
(¿Cuándo tuvo tiempo Sasuke de contarle todo eso a Ieyasu?)
Ieyasu- Tú y yo somos de mundos completamente distintos, MC. Y los lugares a los que debemos regresar también son diferentes. Así que... no está bien que yo te desee.
MC- Ieyasu, eso no es...
Ieyasu- Silencio.
Ieyasu posó un dedo esbelto sobre mis labios, y ahogué mis palabras con un sobresalto. Mientras me mantenía atrapada con su mirada, continuó:
Ieyasu- No anhelo la felicidad. No tengo tiempo para preocuparme por esas cosas. No tengo uso para estos sentimientos, pero no puedo dejarte ir, MC.
(¿Finalmente está siendo honesto conmigo?)
Ieyasu- MC, yo... No puedo evitar esperar que estés conmigo para siempre.
(Él siente lo mismo que yo. Y al fin logró decirme la verdad.)
Mi corazón rebosaba de alegría, dibujando una sonrisa en mi rostro.
MC- Entonces no me sueltes.
Ieyasu- ¿Realmente lo dices en serio? Si te quedas conmigo, no lo pasarás bien. No serás feliz.
MC- No creo que eso sea cierto. Seré feliz con tal de estar contigo, Ieyasu.
Los ojos de Ieyasu se iluminaron con un brillo de anhelo.
Ieyasu- Realmente eres una tonta. Me prometí que no me cargaría con equipaje adicional. Pero ya es tarde para detener esto, así que supongo que me quedaré contigo.
MC- ¿En serio?
Ieyasu- En serio.
MC- ¿Estás seguro?
Ieyasu- Deja de preguntar antes de que cambie de opinión.