(¿Mm...?)
La cálida sensación de la luz del sol en mis párpados hizo que se abrieran.
(Es de día.)
Intenté sentarme, pero me di cuenta de que no podía moverme. Los brazos de Ieyasu todavía estaban firmemente alrededor de mí.
Ieyasu- ¿Mm? MC, ¿estás despierta?
MC- Sí.
Ieyasu abrió los ojos, pero no hizo ningún movimiento para liberarme de su abrazo.
Ieyasu- Todavía es muy temprano.
MC- Tienes razón.
Ieyasu- Quedémonos en la cama un poco más.
MC- Está bien.
Me acurrucé más cerca y puse mis brazos alrededor de él también.
(Ayer no fue sólo un sueño.)
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leyasu- Si te quedas conmigo, no lo pasarás bien. No serás feliz.
MC- No creo que eso sea cierto. Seré feliz mientras te tenga a ti, Ieyasu.
leyasu- Realmente eres un tonta. Pero es demasiado tarde para detener esto ahora, así que supongo que me quedaré contigo.
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(Fue real, aunque se siente demasiado bien para ser verdad.)
Sonreí mientras miraba a los ojos soñolientos de Ieyasu.
Ieyasu- ¿Por qué sonríes? ¿Crees que tengo un aspecto gracioso?
MC- Estaba pensando en lo equivocado que estabas anoche.
Ieyasu- ¿Eh?
MC- Dijiste que no sería feliz, pero aquí estoy. Feliz como una lombriz.
Ieyasu- Oh... Feliz como un tonta, querrás decir.
(Heehee, creo que se está sonrojando.)
Ieyasu puso los ojos en blanco, pero me acarició la espalda suavemente mientras lo hacía.
MC- Nunca esperé que terminaríamos así.
leyasu- Yo tampoco.
Con una sonrisa nerviosa, Ieyasu me acarició el flequillo. Me dio un pequeño beso en la frente, y esta vez yo me sonrojé.
(Esta es una nueva faceta de leyasu. No esperaba que le gustaran tanto los abrazos.)
No pude evitar sentirme cohibida mientras pensaba en todo lo que había pasado anoche.
leyasu- ¿Por qué tienes la cara roja?
MC- Por ti, Ieyasu.
leyasu- Oh, ¿en serio?
(No hay necesidad de sonar tan orgulloso de ti mismo.)
leyasu aun insistía en ser descarado, pero su sonrisa mostraba una felicidad genuina.
(Realmente le gusto. Eso está claro.)
MC- Entonces, ¿cuándo te comencé a gustar?
leyasu- ¿Eh?
MC- Yo me enamoré de ti antes de darme cuenta, ahora sé que me gustaste desde que vivía en tu palacio. ¿Qué hay de ti, Ieyasu?
leyasu- No me acuerdo.
(¿Qué? ¡De ninguna manera! No se va a librar de decírmelo tan fácilmente.)
MC- ¡No es justo! Ya te lo dije.
leyasu- No te lo pedí. Tú ofreciste esa información por tu cuenta.
MC- Eres un tacaño, Ieyasu.
leyasu- Y tú eres un mocosa malcriada, MC.
Cuando hice un puchero, Ieyasu sonrió y me acarició el cabello con sus dedos suavemente.
(Está tratando de distraerme con esa sonrisa. Pero aún así me gusta.)
Su suave toque hizo que mi hosquedad se desvaneciera.
(Estoy tan feliz, que apenas puedo creerlo.)
MC- Desearía que este momento pudiera durar para siempre.
leyasu- Hmm...
Ieyasu cerró la boca con un sonido pensativo.
(leyasu tiene mucho que hacer, siendo un señor de la guerra y todo eso. Supongo que no puede desear algo así.)
El recuerdo de cuando Ieyasu me rescató de ese sitio en el castillo de Kasugayama volvió a brotar.
(La forma en que se veía mientras luchaba... esa es el verdadero rostro de Ieyasu. Imagino que en la vida de Ieyasu, los momentos dulces y pacíficos como éste serán pocos y lejanos. Pero eso me hace preguntarme...)