Ieyasu se apresuró a cerrar la puerta en cuanto entramos en mi habitación y luego me abrazó.
(Mmm, yo también estoy emocionado/a.)
Mi corazón latía descontrolado y una ola de calor me recorrió.
Ieyasu- Por fin. Puedo tocarte.
(Suena tan desesperado.)
Su voz había perdido toda su compostura habitual mientras susurraba apresuradamente en mi oído.
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Ieyasu- No puedo más. Realmente eres demasiado. Esta noche no me voy a contener. Y no quiero que tú lo hagas tampoco, MC.
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En cuanto sus palabras llegaron a mis oídos, un fuego se encendió dentro de mí.
MC- Ieyasu, yo...
Ieyasu- ¿Sí?
(Mm...)
Ieyasu me interrumpió con un beso que me hizo estremecer de deseo.
MC- Espera un segundo. Tengo que decirte algo. Mientras estabas fuera—
Ieyasu- ¿Sí?
MC- Ah...
Cuando sus labios rozaron mi cuello, no pude contener un gemido.
(Quiero decírselo, pero no quiero que se detenga. Vaya dilema.)
Como si Ieyasu pudiera leer mi mente, habló con tono divertido...
Ieyasu- Sigue hablando, te escucho. Pero no pienso detenerme.
MC- Mmm, está bien.
Mientras las llamas de mi deseo ardían con más fuerza, hice lo posible por concentrarme en lo que quería decir.
MC- Mientras estabas fuera, me aseguré de que tuvieras un lugar al que volver.
Ieyasu- Si?
MC- Y cuando volviste, supe que quería seguir haciéndolo para siempre. Quiero ser el hogar al que siempre puedas regresar, Ieyasu.
Ieyasu- Ya veo.
Asegurándose de responder para que supiera que escuchaba, Ieyasu abrió generosamente el cuello de mi kimono. Mi respiración era entrecortada, haciendo que mis senos se alzaran cuando Ieyasu posó sus labios allí.
MC- Nng...
Mi piel se sentía tan sensible que el simple roce de su aliento era casi demasiado para soportar.
(Siento que podría derretirme.)
Sin dejar de besarme, Ieyasu se deslizó hasta el suelo. Me atrajo sobre su regazo, haciéndome quedar frente a él.
MC- Ah, Ieyasu...
Mi kimono se desordenó aún más mientras los labios y dedos de Ieyasu jugueteaban con mi piel sensible.
Ieyasu- El momento en que te vi salir corriendo de la puerta del castillo hoy...
MC- Mmm...
Ieyasu- Fue cuando por fin sentí que había llegado a casa.
MC- ¿En serio?
Deslizando sus dedos sobre las curvas de mi cuerpo, Ieyasu continuó con voz suave.
Ieyasu- Ya eres el hogar al que anhelo volver.
(¿De verdad me ve así? ¡Esto es demasiado bueno para ser cierto!)
MC- Eso me hace... feliz.
De repente, sentí una cálida gota de líquido caer sobre mi pecho desnudo.
(¿Eh? ¿Por qué diablos estoy llorando? Supongo que es demasiada felicidad.)
Ieyasu- No llores. No lo permitiré.
MC- Lo siento, no estoy segura de por qué...
Ieyasu lamió la ardiente lágrima de mi piel... Y continuó deslizando su lengua alrededor de mis senos, como si saboreara un dulce caramelo.
MC- Ng... eso es demasiado bueno.
Apreté los labios para contener mis gemidos, pero Ieyasu abrió mi boca con sus dedos.
Ieyasu- Te dije que no quiero que te contengas esta noche.
(Pero... ¿y si alguien nos escucha?)
No podía contener ni mi deseo ni mi alegría, y las lágrimas de felicidad nublaron mi vista de nuevo.
Ieyasu- ¡Oye! Dije que no llores. Haré algo aún peor si no te detienes.
MC- ¿Ah sí? ¿Como qué?
Ieyasu- Como esto...
MC- ¡Eep!
Me hizo cosquillas en la axila, y un chillido ridículo escapó de mi boca.
(Dios mío, pensé que haría algo sexy...)
MC- ¡No hagas cosquillas!
Ieyasu- ¿No? Entonces, ¿qué debo hacer?
MC- No me preguntes a mí.
Ieyasu- Tengo que hacerlo.
MC- ¿Por qué?
Ieyasu- Porque quiero consentirte especialmente esta noche.
(Oh, bueno, en ese caso...)
Ieyasu- Quiero hacer todo lo que te complazca, MC. Quiero compensar todo el tiempo que estuvimos separados... esta noche.
(Yo también, Ieyasu.)
Hundió sus dedos en mi cabello, atrayendo mis labios hacia los suyos.
MC- Sí...
Nuestro beso pronto se volvió apasionado, y su lengua hizo que un escalofrío me recorriera por completo. Caímos al suelo, nuestros cuerpos entrelazados.
Ieyasu- MC...
La forma increíblemente tierna en que pronunció mi nombre hizo que el ardiente deseo en mi interior se intensificara. Y un gemido incontrolable escapó de mi garganta.
MC- Ahh...
Ieyasu- No podemos permitir eso.
Cuando intenté cerrar la boca, Ieyasu me lo impidió con un beso.
MC- Mm...
Ieyasu- Déjame escuchar tus gemidos.
La dulce y urgente necesidad en su voz me hizo olvidar que alguien podía oírnos. Mi cuerpo ardía como si estuviera en llamas, derritiéndome por completo en las manos de Ieyasu.
(Me hace sentir tan bien que creo que realmente podría derretirme. Y ni siquiera me importaría si eso pasara. Mientras esté con Ieyasu.)
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Ieyasu- MC, ¿estás dormida?