Ilusión Destrozada

Capítulo 2. Ruptura familiar

Los días pasan entre las aulas de la escuela y las tensiones en casa, como un péndulo oscilante entre la rutina escolar y las crecientes grietas familiares. Las risas en los pasillos de la escuela se desvanecen rápidamente cuando vuelvo a casa, donde la presencia de mi padre parece cada vez como una estrella fugaz.

Las cenas en familia se tornan en encuentros callados o en el peor de los casos en peleas por pequeñeces que dejan un sabor agrio en el aire. Aunque intento mantenerme al margen de las discordias, el eco de las disputas resuena en mi mente.

En el ajetreo diario, noto la ausencia de mi padre, quien parece escapar de la tormenta que se avecina en casa. Sus ojos cansados y su expresión taciturna revelan un peso que lleva en silencio. Intento encontrar momentos para conectarnos, pero las oportunidades se desvanecen entre las grietas de una relación que se resquebraja.

Un día, tras finalizar las clases, regreso a casa con la esperanza de encontrar un respiro en la familiaridad del hogar. Sin embargo, al cruzar la puerta, el tono elevado de voces familiares me sorprende. Me acerco sigilosamente y descubro que la discusión ha alcanzado un punto de no retorno.

Las palabras amargas de mi madre resuenan en el aire, revelando su agotamiento y frustración. Escucho que anuncia su decisión de irse, de buscar un respiro lejos de la tensión que se ha apoderado de nuestro hogar. La realidad de la ruptura se cierne sobre mí como una sombra ominosa, transformando la seguridad de mi entorno en un lugar desconocido y doloroso.

Entro completamente a la casa, donde el aire pesado de la pelea y la tristeza se pasa como una capa sombría. Mis padres, en medio de la disputa, me notan y sus miradas se cruzan en un instante de silencio cargado de desesperación.

Mi padre, el único que parece romper la barrera de la confrontación, se acerca a mí con ojos que reflejan un dolor compartido. Las lágrimas empañan mis ojos encuentro consuelo en sus brazos, mientras la realidad de la ruptura familiar se despliega como un abismo inexplicable.

El sonido de una maleta cerrándose resuena en la habitación, un eco de despedida que corta más profundo que cualquier palabra pronunciada. Mi madre, con gesto sereno, pasa por nuestro lado con la maleta en mano, un símbolo notorio de la partida que ahora se plasma.

Siento que el mundo que he creado se desmorona con cada pasa que daba hasta llegar a la puerta, al igual que la seguridad que alguna vez tuvo se escapa entres mis dedos. Mientras lloro en los brazos de mi padre, las palabras no pronunciadas entre él y su madre flotan en el aire, creando un barranco emocional que parece insuperable.

La puerta se cierra después de mi madre, llevándose consigo no solo una figura materna, sino también la ilusión de la familia completa. En el silencio que sigue, me enfrento al desafío de reconstruir mi realidad fracturada, con la voz persistente mi cabeza ahora susurrando.

La voz persistente en mi cabeza antes solo un susurro, se intensifica como un viento helado que corta profundamente. Mientras abrazo a mi papá en la sala silenciosa, la voz susurra astutamente, alterando cada recuerdo feliz en un rastro de malas decisiones y desgracias inevitables.

"Deja de fingir, April. Este dolor, esta oscuridad, es tu verdadero yo. Acepta quién eres realmente", murmura la voz con una malevolencia que se entrelaza con el dolor de mi corazón, de modo que ni se explicar. La aceptación de la realidad se transforma en una confrontación con su realidad, con la voz insistiéndome en que está es mi verdadera esencia es más oscura de lo que estoy dispuesta a admitir.

Las lágrimas en mis ojos se convierten en reflejos distorsionados de la verdad que la voz me presenta. Aceptar mi verdadero yo se convierte en una batalla interna, donde la confusión y la negación se entrelazan con la fuerza tentadora de la voz.

Incluso cuando mi padre intenta consolarme, la voz persistente crea una brecha emocional que me separa de cualquier consuelo. Siento que la oscuridad la me envuelve, pero en lugar de aceptar la simple etiqueta de "maliciosa", lucho con la confusión de mi verdadera identidad.

Mientras la puerta cerrada de la casa retumba como un eco de la realidad que se desmorona, me sumerjo en una profunda observación. La voz ahora mi compañero constante de viaje, amenaza con llevarme por un sendero que temo explorar, pero que la voz insinúa a manera de que es mi verdadero camino.
...
Esto ha sido todo por hoy, publicaré un capítulo cada viernes y si tienen algo en lo que pueda mejorar no duden en dar su opinión.




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