Ilusiones Ópticas

Capítulo 29

Julia

Después de un largo trayecto llegué a la cita que previamente había concertado con el director. Hoy terminarían oficialmente los lazos laborales que me unían al "Centro Hospitalario Los Rosales". Una firma y todo desaparecería de mi vida. Sin embargo, la duda que sembró mi conversación con mi terapeuta sólo me llevaba a cuestionarme si de verdad quería borrar por completo ese capítulo de mi vida. "Julia, lamento decirte esto, pero por más que lo repitas en voz alta no lo lograrás. Tú no quieres poner un punto y final a este capítulo, sino que quieres seguir escribiéndolo. Aún así, te aferras a la idea de querer soltarlo, puede que sea lo mejor, [...] pero en el fondo no quieres hacerlo. Intenta hablar con él, para bien o para mal lo necesitas, lo necesitáis", las palabras de Luna las llevaba grabadas a fuego en mi memoria. Yo no era de darle segundas oportunidades a la gente si no consideraba que las merecía, pero para valorarlo necesitaba saber toda la verdad.

Lo que nunca pensé que ocurriría fue la revelación que descubrí, nada tenía que ver con Marcos y mucho menos con Marta. Los gritos que salían desde el interior del despacho del director se escuchaban por todo el pasillo. No tardé ni dos segundos en reconocer que las voces que protagonizaban dicha disputa pertenecían al mismísimo Miguel Rosales y a su hijo, pese a que este último había querido eliminar cualquier vínculo que lo relacionase con el otro. Conforme me acerqué a la sala, una frase en mí me puso los vellos de punta: "¡Dime de una puta vez si ese hombre es el mismo hijo de puta que abandonó a Julia!"... La intervención de Marcos me trastocó, ¿eso significaba que el malnacido que tenía por padre estaba en el hospital? Mi mente se nubló por completo, todo pareció paralizarse a excepción de mis pies, que me llevaron hasta quedar inmóvil frente a la puerta del despacho del señor Miguel con la confirmación de mis peores presagios... "Tomás Aranda es el padre de Julia".

— ¿Qué está pasando? –murmuré recobrando el conocimiento y saliendo de mi ensimismamiento. Ambos hombres me miraban sorprendidos. Los ojos de Marcos denotaban preocupación, no por él sino por mí; mientras que la mirada del director era de regocijo, de alguien vil que se alegraba por el desconsuelo del prójimo.

— Tu padre está aquí, Julia. Y no pienses que yo he tramado ningún plan, ha sido coincidencia –expuso aun sin creerme del todo que esto fuese una casualidad del destino, ese en el que no creía. Si estaba aquí era porque algo malo le había sucedido, el karma estaba devolviéndosela... Y no significaba que yo me alegrase por el mal ajeno, pero la felicidad no era lo que precisamente mereciera.

— Bien, ¿dónde tengo que firmar? –opté por hacer caso omiso a las palabras del director. Ya lo iba conociendo y sabía que únicamente buscaría colocarme entre la espada y la pared.

— Aquí tienes, firma aquí –me señaló el recuadro donde hice un garabato ligero para acabar con esto lo más rápido posible–. Listo –le devolví el papel y me dispuse a levantarme de la silla en la que estaba sentada frente a su escritorio.

— Perfecto. Eso es todo –sentenció como si se alegrase de que ya no trabajase en su hospital. Mientras tanto, Marcos permanecía callado en un extremo de la sala, como si temiese abrir la boca y romper mi equilibrada balanza y que en consiguiente se pudiera desatar mi furia.

— Gracias, Julia. Ha sido un placer que hayas trabajado en este equipo –se despidió con una frase cargada de formalismos.

— No puedo decir lo mismo –bramé inspirando el aire fuertemente para no despertar a mis diablos internos. Por el rabillo del ojo pude ver la sonrisa de Marcos, su "niña valiente" le estaba dando una lección. Pero no lo hacía por él, sino por mí misma. Si pensaba que me interesaría por el estado de mi padre, estaba muy equivocado–. ¡Adiós!

— Espera –me rogó él director sin lograr que mis pasos se detuvieran–. ¿No me vas a preguntar qué hace aquí tu padre?

— No me interesa nada de lo que tenga que ver con él –dije con el tono de voz más sosegado que pude impostar.

— ¿Y si te dijera que quién está hospitalizada es tu hermana? –soltó como si con ello activase la cuenta atrás para detonar una bomba. De modo que o salía corriendo de allí o el segurata tendría que sacarme a rastras.

¿Cómo que mi hermana? ¿Una hermana? Yo no sabía nada de su existencia, es más partiendo de la base de que ni siquiera conocía a mi padre todo cobraba más sentido. Me quedé en shock, no podía pronunciar palabra. Mil preguntas, mil dudas rondaron por mi mente, pero ninguna salió de mi boca, hasta que me inundó la preocupación. Todo en sí era una incógnita. No obstante, y a diferencia del que biológicamente era mi padre, la salud de la que pudiese ser mi hermana sí que me preocupaba. De modo que salí corriendo del despacho sin pronunciar palabra alguna. Ese era el pálpito que notaba... Más allá de querer conocerla, necesitaba comprobar por mí misma que estaba bien, que su vida no corría peligro y que podría disfrutar y recuperar el tiempo perdido con ella.

Mi desconcierto me dirigió hasta el jardín del hospital, el "Hall" desde donde se llegaba a todas las plantas me miraba imponente como si me desafiase a superar mis miedos. "Tengo una hermana", pensé, "y probablemente haya ingresado de urgencia". Pero tampoco sabía ni el tiempo que llevaba ni el motivo de ingreso, además de que desconocía la edad. Esas minucias eran algunos de los miles de interrogantes que surgían en mi cabeza... ¿Por dónde empezaría? Estaría dispuesta a recorrer todo el hospital hasta encontrarla... ¿Pero, y si con ello me topaba de bruces con mi padre?

El miedo ganó de nuevo la batalla, estuve a esto de rendirme. Si bien la voz de Marcos que parecía seguir mis pasos, terminó por desequilibrar la balanza y me hizo perder el control. Enfrentarme a él era algo innato en mi interior cada vez que lo tenía frente a mí, desde pelearnos hasta ayudarnos mutuamente. Ahora era distinto, la decisión de hablar con él había sido revocada. La preocupación recorría mis venas y el amor ¿o desamor? parecía haber desaparecido... No tenía tiempo para aceptar la posible confirmación de su relación con Marta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.