Tessa Pimenova
— Esta será vuestra habitación — soltó el chico, sentándose en una de las camas de matrimonio que había — Y donde dormiré muchas veces con ustedes
Abrí mi boca sorprendida. Este chico llamado Roy no tenia vergüenza ninguna. Vamos a ver, yo tampoco tenia mucha vergüenza. Mas bien, me consideraba una mal hablada de mierda.
Pero tu, hijo mio, no dormiras en mi habitación jamás.
Antes me cuelgo con una sudadera en la ducha.
— Vete a ver los teletavis — Bramo mi mejor amiga, dejando sus grandes maletas a un lado de la habitación — Ni en tus sueños mas eróticos, amigo.
— Creanme cuando les digo que no perdería mi tiempo soñando con ustedes, pudiendo pensar en alguna actriz porno — escupió el chico, dejándonos con la boca abierta.
Se acercó a la puerta donde minutos antes habíamos entrado y la abrió, dispuesto a irse sin despedirse.
Pues no, chaval. Ten educación y despídete como un maldito caballero, cabrón.
Al ver que mis puños estaban cerrados y lo miraba con cara de querer descuartizarlo como la carne picada, sonrió mirándome.
— ¿Qué? — cuestionó cruzándose de brazos con una sonrisa en su rostro — ¿Os miento? ¿Quereis que os diga que estáis buenisímas? Estaría mintiendo.
— Tu tampoco es que seas el hombre perfecto, gilipollas — solté.
Muy bien Tessa. Haz amigos, dijo mi madre. No seas borde Tessa, seguramente diría mi padre. Trincate a todos los que puedas, murmuró mi abuela.
¿A quien cojones me voy a trincar con esta bocaza tan grande que tengo?
Pero el chico en vez de largarse sin decirme nada mas, se quedó parado enfrente de la puerta, con una sonrisa aun mas enorme que antes.
Era guapo, no podía negarlo. Pero tampoco era gilipollas: sabía que este chico sólo quería a las mujeres para lo que las quería.
— Me gustas, mofletitos — murmuró este, mordiéndose el labio —
Gilipollas. Hijo de la grandisima madre que lo parió. Sus muertos reencarnados en mierda.
¿Mofletitos? ¡¿Mofletitos?!
— Acabas de cavar tu propia tumba, amigo — informó mi mejor amiga, acercándose al baño para seguramente encerrarse en él — Y por mi ni te preocupes, jamás me acostaría con un tío.
Por primera vez desde que conocí al chico, este abrió la boca sorprendido. Al parecer no se imaginaba que mi mejor amiga, Tara fuera mas lesbiana que un propio tío.
¿Pillais el chiste? ¿No? ¿En serio? Me lo imaginaba. Contar chistes jamas fue mi pasión.
— ¿Es lesbiana? — preguntó el chico llamado Roy, aun con la boca abierta. Cuando asentí volvió a sonreír. Su sonrisa no me transmitió amabilidad, ni tampoco superioridad. Me transmitía perversión. — ¿Eres su novia?
Esta vez la que abrí la boca sorprendida fui yo. Quería responderle, pero de mi boca solo salían las primeras letras de alguna palabra.
Porque señores, la palabra no, no salía.
— ¡Tessa no es lesbiana! — gritó mi amiga desde el cuarto de baño, haciendo que al fin pudiera respirar tranquila — ¡Y si lo fuera, jamás estaría con una chica como ella!
— ¡Pues mira todo lo que te pierdes, anormal! — grité de vuelta, enfadada por la respuesta que le había dado al chaval —
Roy miraba de un lado hacia otro, como si estuviera en un partido de tenis y solamente mirara atentamente la pelota. De como la pelota de tenis pasaba de un lado y hacia otro, aturdido.
— ¡Me perdería tus putos pelos en mi boca! — chilló esta, abriéndome los ojos como platos — ¡Me perdería dormir con un puto oso de tantos pelos!
¡Lo había dicho delante de alguien al que no conocíamos de nada!
¡Ahora me llamarían las trenzas-coño por toda la maldita universidad!
— ¿Perdona? — cuestionó Roy, mirándome confundido — ¿Pelos? ¿De que esta hablando?
Negué con la cabeza con una sonrisa. Una sonrisa mas falsas que las bragas de mi abuela que no existen. Esa mujer solo cogía mis tangas pensando que su culo caído y roído por las ratas se levantaría por arte de magia.
Pues no, hija mia. No.
— Se refiere a que cuido mucho mi cabello — solté nerviosa, tocándome el pelo con cariño — Soy una maniática. Uso miles de cremas para que mi pelo este brillante y limpio.
— ¿Limpio? — abrí mi boca. Tenia que pensar algo. Se había dado cuenta de mi vomito verbal sólo para que no se fuera con una mala idea de mi —
— Digo, es que mi cabello es muy graso, sabes... — escupí tensa, intentando buscar una nueva escusa o al menos decorarla — ¿Has tenido alguna vez una freidora? — pregunté, y este asintió como si le estuviera hablando en chino — Pues mi pelo es el aceite que tienes que tirar cuando ya pasan mas de un año y no lo cambias, ¿sabes?
— No sabia que fuera normal que un aceite de freidora estuviera sin cambiar un año — soltó este de repente, poniéndome nerviosa de nuevo — En mi casa se cambia cada semana.
Claro hijo de puta, porque eres un puto ricachon de mierda que no le importa gastarse quinientos pavos en el maldito puto aceite.
Pero al decir la verdad en mi casa pasaba lo mismo. La freidora siempre estaba limpia.
Mierda Tessa. Has quedado como una puta guarra de los pies a la cabeza.
— ¡Tessa trae papel! — gritó mi mejor amiga desde el baño, haciéndome respirar al fin — ¡En esta mierda de baño no tienen ni papel! ¿¡Con que cojones se limpian el culo!?
Sentí como una gota de sudor bajaba desde mi frente a mi cuello, intentando no quedar mal delante del chaval.
Este me miró con una mueca en su cara. Y no había salido corriendo porque no ha olido como deja Tara el baño después.
Tienes que echarlo de aquí Tessa. Tienes que echarlo porque o si no os echaran de la universidad por intoxicación.
— ¡Bueno! — me acerque a la puerta con una sonrisa ladeada, queriendo echarlo de aquí — ¡Tengo que arreglar todo esto! — lo empujé y cruzo al fin la puerta, quedándose en el pasillo — ¡Muchas gracias, ya nos veremos por ahí si eso!
Cerré la puerta pero no pude llegar a cerrarla del todo. El maldito hijo de puta había puesto el pie, obstaculizando la puerta
— Habrá una fiesta de bienvenida en la habitación de mi mejor amigo — avisó este, con una sonrisa — Como me has caído bien, mofletitos, estas invitada. Tus amigos, también, por supuesto — cerré los ojos queriendo que se fuera ya. No solo había quedado como guarra, si no que además mi mejor amiga tenía problemas con el papel higiénico. —Ah, por cierto — dijo dándose la vuelta y comenzando a caminar — El papel esta en el mueble del baño.
Mierda.
••
— ¿Me podéis volver a repetir porque he aceptado venir? — escupió mi mejor amigo, cogiendo un plato de papas que había en la mesa —
— Porque yo te lo he pedido — escupí, con los ojos en forma de corazón al ver el plato de comida que había cogido mi mejor amigo — Hemos venido a comer, sobretodo.
— Ha comer has venido tu, pedazo gorda — Bramó mi mejor amiga que observaba como dos chicas bailaban muy pegadas — Yo he venido a buscar cacho.
— Pues poco cacho vas a encontrar aquí — soltó Teddy, aburrido —
Mas bien que una habitación esto era una mansión. Roy, el chico que nos había invitado, vivía en una mansión con otros chicos que al parecer eran el consejo estudiantil de la universidad.
Osea, que eran importantes.
Y eso nos convenía, a todos. Porque yo quería estar en ese consejo estudiantil.
¿Que porqué? Porque me salía del papo y porque puedo.
Observe como Roy caminaba hacia nosotros con una sonrisa. Detrás suya, venían otros chicos con una sonrisa y unos vasos rellenos de cualquier wiskey.
Nos saludó desde lejos queriendo que nos acercásemos nosotros también, pero voltee la mirada ignorándolo.
Lo siento, cara bonita. Hoy no va a poder ser
— ¡Mofletitos! — gritó mas alto que la musica, queriendo llamar mi atención. La gente dejó de bailar y de beber para observar al destinatario de aquella voz — ¡Ey! ¡Mofletitos!
— ¿Es a ti, Tessa? — pregunto en voz baja Teddy, elevando las cejas — ¿Ya has ligado? Creeme que saldrá corriendo cuando se entere de como eres en realidad.
Querido mejor amigo: eres la persona mas comprensible del planeta. Tus consejos ayudan a que sea mejor persona, claro que si. Eres el mejor amigo del mundo.
Nota mental archivada
¡No tenia mejores amigos! ¡Tenia mascotas, claro que si!
— ¡Al fin te encuentro, Mofletitos! — soltó Roy cuando al fin pudo alcanzarme. Llevaba una camiseta blanca que se transparentaba sus abdominales. Pude observar su pecho, definido y ganador de algunos suspiros de las mujeres.
— Hola — carraspeé nerviosa, mirando hacia una bola que habían puesto en el techo — ¿Qué querías?
— Quería presentarte a mis mejores amigos — dijo este, con una sonrisa — Este se llama Thomas — dijo señalando a un castaño. Este me miró con timidez, queriendo ocultarse detrás de los hombros de sus otros amigos — Este es Travis — señaló a otro chico — Neil y Jaden
Esos dos últimos estaban bastante bien. Si señor. A ver, todos eran guapísimos pero los ojos de Jaden me habían cautivado desde que me sonrió.
Sentí como mis ojos se ponían de forma de corazón al ver como alzaba mas la sonrisa.
Aun que me importaba una mierda Roy, y sus amigos. Quitando a Jaden.
Oh dios, Jaden casate conmigo. No te arrepentirás. Te lo prometo.
Y en verdad se arrepentiría día si y día también. Me pediría el divorcio unas ochenta veces al día y yo no se no daría jamás.. Jamas en la vida. Seria siempre mio.
Siempre mio
Nuestros hijos tendrían sus ojos y mi belleza de diosa griega. Claro que si. Tendríamos hijos perfectos. Seriamos perfectos.
— ¿Tessa? — preguntó Roy confundido — ¿Estas bien?
— Se ha enamorado de Jaden — escupió el tal Travis, con una mueca en su rostro —
— Pues la verdad es que si — dije tomándolos de sorpresa — ¿Te casarías conmigo? Tendríamos hijos perfectos. Con tu sonrisa y mi belleza ancestral seríamos invencibles.
Abrí mi boca cuando me di cuenta de todo lo que había soltado por la boca. Mi mejor amiga negó con la cabeza, sonriente. Sabia que la había cagado hasta el fondo.
Mi mejor amigo en cambio me observó boca abierto. Sorprendido, me tiró de la camiseta trayéndome al mundo real.
— Es broma — solté riéndome como una foca — ¿Escuchaste que chiste mas bueno, Teddy? — me reí mucho mas, atrayendo miradas por toda la sala — Si es que estoy echa una payasa, ¿verdad, Tara?
— Desde que naciste, si — soltó mi mejor amiga, como si nada.
Maldita hija de puta. Yo, que había aceptado venir a este sitio por ella. Yo, que había pensado siempre en ella antes que en mi.
Yo, que era mas importante que ella en todos los ámbitos.
Puta perra.
— Me casaría contigo — exclamó Jaden, con una sonrisa. Volví a sentir como mis ojos se abrían mas de la cuenta, acercándome mas a él sin que me diera cuenta —
Mi mejor amigo me cogió de la chaqueta y me impidió seguir avanzando hasta el amor de mi vida. El padre de mis hijos.
Rápidamente lo fulminé con la mirada.
— ¿Que pasa aquí? — preguntó un chico acercándose a nosotros, sin apartar su mirada de Jaden — ¿Por qué me habéis dejado solo? Ni os podéis imaginar la que ha liado Steysi cuando se ha dado cuenta de que os habíais ido. Esa mujer esta mal de la cabeza, o mejor dicho, no tiene cabeza ninguna.
— Vinimos a ver a una nueva amiga — dijo Jaden con una sonrisa, mirándome con sus ojos azules, trasladándome al mar —
Mar. Mar. Mar. Mar.
¿Dónde lo había visto antes?
El chico que me estaba dando la espalda se volvió, con una sonrisa para presentarse ante mi.
Su sonrisa se borro cuando me observó.
Mis labios dejaron de tener una sonrisa socorrona para quedarse en una simple linea, mientras reconocía el hijo de puta que me había desgraciado la vida.
— ¿Que haces tu aquí? — escupió el chaval, haciéndome rabiar. Sus amigos lo miraron con confusión, ya que no sabia que nos conocíamos —
— Vine a visitar a tu madre — solté tan simple —
— ¿Conoce a tu madre, hermano? — esta vez habló Neil, un chico rapado — ¡Pero si no la conocemos ni nosotros!
— Esta es la chica de la que os hablé — informó en chaval, mirándome con asco — La chica que se metió en el
mar desnuda.
Maldito socorrista de mierda. Te podrías haber ahogado 'salvándome' del mar.