I'm Better Than You

Capítulo 11

Tessa Pimenova

Intenté mirar hacía otro lado como si no me importase una mierda las palabras que acababa de soltar mi mejor amiga. Pero en el fondo de mi ser, sabía que me importaba.

¿Se había ido cuando habíamos discutido? ¿Había sido mi culpa y solamente mi culpa?

- ¿No se paró cuando el profesor le dijo lo de la tormenta? - preguntó mi mejor amigo, después de beber un trago de agua -

- No, salió hecha una furia - respondió está, sentándose a mi lado - ¿Tessa? ¿Estas bien?

Asentí después de atragantarme con con el flan. Y tu dirás... ¿Atragantarte con un flan? Y te diré: cuando comes como una cerda todo en esta vida es posible.

Mis mejores amigos siguieron discutiendo sobre el tema de Gabriel. No estaban prestándome atención, pero yo si a ellos. Cada palabra que salía de los labios de mi mejor amiga me hacia querer con mas ganas a buscarle.

Pero sabia que era una tontería. Me moriría de frío.

Era muy friolera. Demasiado.

Ni que me importase demasiado... ¿Verdad?

- ¿Van a ir a buscarlo o que van a hacer? - volvió a cuestionar mi mejor amigo dejando de comer - Es una pregunta bastante estúpida, ya que si no van a buscarlo morirá de frío.

- Pues a causa de la tormenta los equipos de rescate tardarán varias horas en llegar hasta aquí. Los profesores ya empezaron a moverse, pero solo cerca del hotel - informó Tara, poniéndome mas nerviosa.

¿Pero a quien coño se le ocurría la semejante idea de largarse por ahí en plena tormenta? A ver, es cierto que él al principio no sabia nada, pero no me jodas... ¡Te habían avisado!

Volví a atragantarme con la mierda el flan. Lo miré durante varios segundos pensando en si comérmelo o no. Decidí que mejor que no.

Ya teníamos suficiente con una muerte por hoy.

- ¿Y los jugadores del equipo? - preguntó Teddy de nuevo, tocándome ya la moral - ¿No han salido a buscarlo?

- Fueron los primeros en ofrecerse - contó mi mejor amiga robándole una lechuga a mi mejor amigo - Pero los profesores los tienen retenidos en recepción, pidiéndoles paciencia.

Paciencia. Los cojín es en vinagre, coño.

Chasque la lengua, llamando la atención de mis acompañantes. Estos dejaron de hablar durante unos segundos pata observarme. Al ver que no hacia nada por seguir la conversación, siguieron hablando.

- No se que esta pasando pero todo en mundo esta muy nervioso - comenzó a contar de nuevo Tara - Los profesores están intentando llamar a los padres de Gabriel y de Thomas, pero no hay manera.

- ¿Y Thomas? - preguntó Teddy con precaución. Te pille, capullo - ¿Esta bien?

- Esta que se sube por las paredes - respondió Tara, haciendo una mueca - Sin pedir permiso a nadie iba a salir a buscarlo cuando el director lo paró. Comenzaron a discutir y Thomas se volvió loco. Le dijo que como no encontraran a su hermano movería mar y tierra para cerrar el instituto... Y ya sabes que esos niños de papá son capaz de hacer lo que sea por tal de salirse con la suya.

Quise reprimirle que no conocía a esos muchachos de nada como para estar metiéndose con ellos con toda la confianza del mundo.

A ver, es cierto que Gabriel daba la imagen de ser un niño de papa al que le habían consentido todo en esta vida, pero Thomas no era así.

Él era callado, y se notaba a kilómetros que no quería estar aquí. Y que si estaba, era por su hermano.

Pero claro, eso no se lo podía decir porque ya iba ha sospechar demasiado sobre mi.

- Ya - soltó mi amigo, no muy convencido de las palabras de Tara - Deberíamos ir a ayudar en lo que podamos, así quizás lo encontraremos antes.

Tara asintió y después de robarme un pedazo de flan que quedaba en el envase, se levanto dispuesta a irse con Teddy a ayudar.

Se quedaron mirando esperando a que yo me levantara. Pero vamos a ver, es obvio que no voy a ir.

Jamas. En. La. Vida.

- ¿No vienes? - preguntó Ted extrañado por mi comportamiento - Pensaba que te llevabas bien con Gabriel.

- Ni harta en vino, cariño - solté tan tranquila. Me levante pero me dirigí al lado opuesto a ellos - Iré a mi habitación a tener mis horas de belleza.

Mierda. Mierda. Mierda. ¿En serio había dicho esa gilipollez? ¡Es obvio que la belleza a mi me importaba un comino!

¡Ni si quiera me depilaba, coño! ¡El coño tampoco, por supuesto!

Abrí la puerta de mi habitación y me abalancé a la cama que me correspondía. Había pedido una habitación para mi sola, y por mi cara bonita la había conseguido.

Estuve moviendo mi pie inquieta. No podía dejar de pensar en comida.

Mierda, a quien quería engañar con toda esta mierda.

Me quité toda la ropa que llevaba puerta y comencé a vestirme de nuevo, esta vez poniéndome mas y mas capas para intentar resguardar el calor en mi piel.

Parecía un muñeco de los anuncios de Michelín.

Cogí la mochila que utilizaba para guardar mis bragas con mis sujetadores y guarde unas cuantas sudaderas más por si daba el caso que tenía más frío todavía.



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En el texto hay: peligro, universidad

Editado: 13.06.2018

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