I'm not the only one

Capítulo 1

Reviso una vez más el sobre que me ha llegado, definitivamente esto no lo veía venir, Alessandro en la cama con otra mujer, sé que nuestro matrimonio nunca ha sido perfecto y que nos casamos por obligación hace tres años, yo de verdad lo amo y pensé que él estaba intentando, como yo, construir un matrimonio sólido, pero no, él tiene una jodida amante, todos estos años sacrificándome por él se han ido a la mierda, siempre siendo la esposa perfecta para que nunca se quejara, complaciéndolo en todo para que siempre estuviera feliz, me levanto del sofá y dejo caer las fotos al suelo, voy hacia la cocina, saco la botella de whisky que hasta hoy había estado sellada en el mini bar y la abro, bebo un trago largo directamente de la botella, no me importa no estar siendo una dama en estos momentos.

El teléfono suena, pero no le presto atención, estoy concentrada en las fotos que están en el estante arriba de la chimenea, son las fotos de nuestro matrimonio, tan sonrientes, pero esas sonrisas son falsas, el jamás me va a querer ni un poco, simplemente esta la costumbre de estar juntos, el teléfono deja de sonar e inmediatamente salta el contestador.

-Helena hoy no llegare a cenar, quede con unos socios en un restaurante. - la voz de Alessandro resuena por toda la sala, si claro unos socios, se va a revolcar con su amante.

Me decido, tomo las llaves del auto y bajo al estacionamiento, vivimos en un pent-house, Alessandro es un reconocido empresario que lo tiene todo gracias a la herencia que le dejo su padre, el sonido del ascensor anunciando la llegada al estacionamiento me saca de mis pensamientos, me subo a mi auto y pongo marcha hasta la empresa.

Excedo los límites de velocidad permitidos, pero ningún policía se atrevería a ponerle un alto a la flamante esposa del señor Kafkis, aparco mi auto en una plaza libre y antes de salir me doy cuenta que tengo todo mi maquillaje corrido, abro la guantera y saco unas toallitas desmaquillantes y algo de maquillaje que siempre cargo allí, una vez lista tomo una gran bocanada de aire y salgo, voy hasta la recepción sigilosamente, no necesito que nadie me reconozca ahora.

Tomo el ascensor y cuando este se abre entro y pulso el botón de la última planta, donde queda la oficina de mi adorado esposo, las lágrimas quieren salir, pero no lo permito, en estos momentos no quiero verme débil ante nadie, el sonido del ascensor me hace salir de mi trance y camino a paso lento y un poco inseguro el pasillo, el lugar donde se supone que debería estar la perra de su asistente está vacío, así que supongo que están dando su show privado en la oficina.

Camino hasta puerta doble de madera, desde la parte de afuera no se puede escuchar nada así que supongo que las paredes son insonorizadas, tomo el picaporte con fuerza y abro de par en par las puertas, causando así que el par de amantes se asusten, ella está encima de el con la falda enrollada en su cintura y el por supuesto tiene los pantalones abajo, siento tanto asco, no solo de él, sino también de mí misma.

Ellos parecen salir de su asombro, la puta que tiene Alessandro se levanta torpemente y él también lo hace mientras abotona sus pantalones.

-no tienes que detenerte por mi querido, adelante sígueme viendo la cara de estúpida ¿por cuánto tiempo me has estado engañando? - trato de disfrazar un poco mi dolor. - ¡cuántas veces Alessandro!

-Helena, por favor no vayas a armar un escándalo aquí mira que...

- ¡y encima tienes el descaro de mandarme a callar! - me acerco a paso rápido a él y alcanzo a pegarle una bofetada que resonó por todo el lugar. - ¡no tienes idea de cuanto te odio! ¡maldito sea el día que me obligaron a casarme contigo!

-Helena cállate por favor y vamos a arreglar esto en casa. - dice con los dientes apretados, me toma del brazo con un poco de fuerza y me saca casi a rastras de la oficina donde se ha quedado su puta, yo me alcanzo a salir de su agarre y voy donde esta ella.

- ¡¿disfrutaste follándote a mi esposo?!- ella solo hace una mueca de desagrado y me mira con superioridad.

-yo solo le di lo que tu jamás le vas a poder dar. - le doy una cachetada. - la verdad duele ¿no? señora Kafkis. - voy a darle otra cachetada, pero una mano me lo impide.

- te dije que ya basta. - lo miro con lágrimas en los ojos, después de todo y la sigue prefiriendo a ella. - esto lo vamos a resolver tu y yo, solos.

- ¡no voy a resolver nada contigo! - su mano me toma con más fuerza de la muñeca y hago una mueca por el dolor que eso me causa. - ¡suéltame que me lastimas animal!

- ¡ya basta, no voy a soportar tus escándalos una vez más! Nos vamos a ir a casa, te vas a calmar y luego hablaremos como personas civilizadas. - dice decidido, lo que él no sabe es que la que se decidió aquí fui yo.

Bajamos por el ascensor, unos cuantos empleados nos quedan viendo cuando vamos por el pasillo que lleva al estacionamiento, en un descuido de Alessandro logro zafarme de su agarre y salgo corriendo hasta mi auto, el reacciona e intenta ir por mí, pero ya es tarde, he logrado subirme, acelero haciendo chirriar las llantas del auto, por un buen rato conduzco sin rumbo fijo, el celular que está en la guantera ha estado sonando con insistencia por las llamadas y mensajes que supongo Alessandro ha dejado, llego a las afueras de la ciudad y ubico un pequeño motel para pasar la noche, ya mañana veré que haré con mi vida, de lo que si estoy segura es que no voy a seguir atada a una persona que solo me ha retenido consigo a base de engaños, ya una vez deje que controlaran mi vida y no salió nada bueno de eso.



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En el texto hay: romance, nuevos amores, infiel

Editado: 01.04.2019

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