I'm not your Cinderella.

Capítulo 15: La búsqueda.

Evan organizó un grupo de rescate de inmediato. Los veinte empleados que se quedaban en las instalaciones se ofrecieron con gusto en la búsqueda.

 

Se contactaron con la policía forestal de la localidad para que les ayudarán. "Cuantos más mejor" pensaba Evan en aquel momento.


El complejo era grandísimo. ¿Como la encontrarían en aquel bosque? Por suerte, Evan conocía la última ubicación de Samantha. Ya habían pasado más de tres horas desde que la había visto.

 

Se dividieron en dos grupos luego de trazar un perímetro a partir del sendero donde había estado Samantha.


Evan se culpaba por haberla dejado ahí. Akihiro había regresado solo. Le dejó ahí, sola en el bosque.


Talvez aquel beso no fue lo que Samantha quería.
Talvez se enfadó y por eso siguió caminando sin rumbo.
Talvez esperaba a qué él volviera por ella pero no lo hizo, si no que se encerró en la habitación como un adolescente malcriado.
Talvez no debió dejarla sola.


Mientas caminaban entre el fango gritaba su nombre desesperado. Quería encontrarla, quería encontrarla ya. Necesitaba abrazarla, cobijarla en sus brazos. Protegerla de aquella tormenta y de cualquier idiota que la molestara.


Caminaron por más de media hora entre el bosque sin encontrarla. La tormenta seguía, no se detenía por completo sobre ellos. Eso solo le hacía pensar en lo peor.


Se preguntó ¿Cómo podría ella sobrevivir al frío durante todo ese tiempo sin ningún refugio ni protección? ¿Cómo pudo ser tan egoísta de no darse cuenta que ella no había vuelto? ¿Cómo podía seguir engañándose a si mismo al creer que no sentía nada por ella? Y negar que le había gustado desde que le vio en el restaurante. Que disfrutaba cada momento con ella sin importar si la pasaban bromeando o discutiendo.


En ese momento solo quería escuchar su voz. Escuchar que lo necesitaba, por que él estaba ahí para ella.


De pronto, entre el murmullo de la lluvia constante, escuchó a lo lejos una voz.


—¡¿Samantha?! ¡¿Sam?!
— ¡Estoy aquí! — escuchó que dijeron no muy lejos de donde se encontraban —. ¡Aquí abajo!
— ¿Abajo?
— Debió caer por la barranca. Está a unos metros — explicó alguien.
—Oh Dios. Abajo corre un río — dijo completamente alarmado. Caminó con paso firme hasta llegar al borde.
— ¿¡Evan!? — preguntó con más angustia que alivio en la voz.
— ¡Aquí estoy linda! ¡Voy a bajar por ti!
— ¡Ten cuidado!


La lluvia no había cedido así que el suelo estaba resbaloso. Ataron un par de cuerdas a unos árboles lejos de la orilla y Evan se hizo un arnés para atarse. Prepararon otro igual pues no sabía en qué condiciones estaría ella.


Alguien más se ofreció a bajar en su lugar pero Evan no lo permitió. Quería ser él quien llegara hasta ella. Avisaron al resto y a la policía que ya la habían encontrado.


Evan comenzó a bajar por la pendiente. No era tan profunda pero la estabilidad del terreno no era segura. El lodo seguía bajando como una corriente cada vez que él pisaba la tierra.  Bajó al menos unos seis metros. La encontró sentada con la espalda recostada en los árboles.


—¿Sam?
— Evan — dijo con la voz temblorosa.
— Aquí estoy — dijo acercándose a ella. Estaba fría, congelándose. Temblaba y sus dedos parecían de hielo —. Por Dios Samantha estás congelada.


Se desprendió de su chaqueta para ponérsela. Ella se quejó de dolor al mover los brazos, los tenía entumecidos al haber pasado tanto tiempo abrazándose a si misma.

 

No dejaba de temblar aunque la abrazara. Tenía que sacarla de ahí.


— ¿Puedes ponerte de pie?
— Me duele un tobillo — dijo entre los temblores. Evan quiso revisarla con ayuda de la lámpara pero al hacerlo vio su pie torcido en una posición para nada normal. Sabía que estaba fracturado o por lo menos dislocado.
— No te preocupes. Ya estoy aquí — decía tomando su rostro frío —. Subirás a mi espalda ¿De acuerdo?


Ella asintió. Evan le envolvió en la chaqueta y le ayudó a colocarse en su espalda. Comenzó a subir por la pendiente. Ella se quejaba cuando algún movimiento brusco hacía que su pie derecho chocara contra él. Y aunque intentaba no quejarse, podía sentir como ella le abrazaba con más fuerza.


Al llegar al borde de la barranca los demás le ayudaron a bajarla. La envolvieron en unas mantas e informaron que habían traído uno de los autos a uno de los senderos cercanos para llevarla al hospital.


Uno de los hombres presentes confirmó las sospechas de Evan al decir que el tobillo posiblemente estaba fracturado.


Con mucho cuidado la metieron en el auto que su abuelo llevó. Condujeron hasta el hospital más cercano que estaba a unas dos horas y media de ahí.




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