I'm not your Cinderella.

Capítulo 16: Samantha Redd.

Cerca del amanecer Samantha despertó sin saber dónde se encontraba y con dolor en todo el cuerpo. En especial en su pierna derecha.

 

—Buenos días princesa — dijo una voz en tono burlón a su lado. Samantha le miró y lo encontró con una sonrisa.  Este se quitó los audífonos antes de hablar de nuevo —.  Hola ¿Como te sientes?
—Evan ¿Que... Qué pasó?
—Bueno. Al parecer eras una damisela perdida en el bosque, caíste y te has fracturado el tobillo.
—Oh — dijo recordando la tormenta.
—¿Qué pasó? Te alejaste mucho del sendero. — Samantha intentó incorporarse pero le fué un tanto difícil.  Evan se apresuró a ayudarla acomodando las almohadas en su espalda —.  ¿Mejor?
—Sí.  Gracias.
—¿Y bien? ¿Estabas jugando a Caperucita roja? — dijo con una risita.
—No yo, solo caminé. Estaba tan enfadada que no me di cuenta que iba hacia el lado contrario.  Y bueno, me caí antes de llegar a la colina.
—¿Por que intentabas llegar a la colina?
—En realidad me dirigía al aerogenerador.  Creí que habría una radio o alguna forma de comunicarme desde ahí.
—Bueno, lo importante es que estás bien — dijo sujetando su mano por más tiempo del necesario.  Samantha se estremeció con aquello y su mirada.
—¿Qué haces con mi móvil? — preguntó apartado su mano.
—Lo he puesto a cargar y lo prendí por si tenías mensajes importantes.  Y vaya que sí.  Habían más de diez llamadas perdidas de mi abuelo y tres mensajes de voz.
—Deja mi teléfono — dijo haciendo un esfuerzo por alcanzarlo pero no le fue posible.
—Oye.  Quédate quieta.  No nos iremos hasta mañana.
—¿Mañana?
—Sí.  Y pasarás dos meses con el yeso.
—¿Dos meses? Pero ¿Y mi empleo?
—Ya me he encargado yo — dijo tocando de nuevo la pantalla del móvil —.  Por cierto ¿Cuántos años tienes? Tienes música muy vieja en tu teléfono.
—Eso no es de tu incumbencia — dijo sujetando la manga de su chaqueta —.  Dame mi teléfono Evan.
—Espera, espera.  Esta me gusta — dijo antes de dar en el botón de play al reproductor.

 

"Maybe it's intuition
But some things you just don't question
Like in your eyes, I see my future in an instant
And there it goes,
I think I found my best friend
I know that it might sound
More than a little crazy
But I believe".

 

Samantha comenzó a reír al escuchar la canción.


—¿De qué te ríes? Eres tú quién la tiene en la memoria.
—¿Te gusta Savage Garden? — dijo con la sonrisa burlona en los labios —.  Es música de chicas.


Evan se encogió de hombros y siguió escuchando la letra.  Pero la risita de Samantha lo irritó.


—Con razón y no tienes novio — dijo cruzando los brazos sobre su pecho —.  Echas a perder los momentos románticos.
—¿Tu y yo románticos? — Se burló.
—Claro.  Intentaba serlo ya que yo he sido quien te rescató de morir congelada.  Y por cierto no me has dado las gracias. ¿Sabes cuanto cuestan estás botas? Las he tenido que ir a ensuciar para buscarte bajo la lluvia.  Y tú solo sabes burlarte. — Terminó enfadado.
—¿Estabas preocupado? — Inquirió con una sonrisa torcida.
—No.
—Y ¿Por qué fuiste a buscarme?
—Mi abuelo no dejaba de molestar con que fuera a buscarte — dijo tratando de sonar indiferente.


Samantha sonrió y apagó la música.


—Entonces ¿Habré soñado que me decías: Estoy aquí linda.  No te preocupes.  Sam quédate tranquila que ya estoy contigo? — dijo imitando su voz.  Evan se revolvió en el asiento y dejo de mirarla para fingir que buscaba algo en su móvil.
—Y tú llorabas por mí. Me abrazabas y decías: Oh Evan.  Gracias al cielo estás aquí.  No me dejes — decía imitándola.
—Yo no lloraba por ti. Lloraba por que estaba asustada y por el dolor.
—Sí claro.  Pero no puedes negar que disfrutaste de abrazarme con la excusa del frío.
—¡Tenía frío! ¿Que querías que hiciera?
—Bueno.  Por lo menos ya me he cobrado el favor con estas fotos que te he robado.
—¿Que... Que fotos? — preguntó con el rostro pálido. 

 

No tenía fotos comprometedoras pero si una que otra de sus vacaciones anteriores donde aparecía en traje de baño además de fotos vergonzosas que Thomas y Zoe le han sacado mientras dormía.


—Quien diría que la primera vez que te desnudaría sería en la parte trasera de un auto — dijo sin responder a la pregunta.
—¿Mi... Mi ropa? — Intentó recordar pero no tenía más que detalles borrosos de todo lo que le había pasado.  Pero al ver la sonrisa de Evan no dudó en lanzarle una almohada —.  ¡Eres un pervertido!
—Se supone que estás débil — dijo lanzándole la almohada en respuesta —.  Además era de vida o muerte ¿Acaso querías morir de frío? — Se movió para evadir el golpe y lanzando la almohada de nuevo.
—No es excusa — dijo imitándole. 




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