I'm not your Cinderella.

Capítulo 18: Conociendo a Cruella de Vil.

La emoción del viaje se fué concentrando en el estómago de Samantha. No precisamente por viajar en avión tantas horas, más bien, era por estar a punto de conocer a la madre de Evan.


Aquella extraña reunión familiar le parecía un tanto difícil de creer que fuera casual.
Novia real o falsa de Evan, quería dar una buena impresión. Por supuesto que su apariencia seguía siendo la misma a diferencia de las ropas caras que usaba últimamente, pero de pronto se sintió inapropiada para la ocasión.


—¿Esta nerviosa? — preguntó Evan quien le miraba desde su asiento frente a ella.
—Un poco — admitió haciendo sus dedos crujir.
—Mi madre no va a comerte Samantha. Solo te entregará a sus perros guardianes. — Se burló.


Samantha suspiró imaginando la escena, pues Evan le había comentado que tenían dos perros guardianes en la casita de campo.

 

Luego de instalarse fueron a visitar a Lucille. Irónicamente diseñaba vestidos de novia. A Samantha le pareció gracioso estar con Evan en una boutique de París entre aquellos vestidos, sabiendo que ella nunca usaría uno en su presencia.
Lucille les atendió casi de inmediato, su negocio le exigía tiempo y atención pero al saber que se trataba de su hijo hizo a un lado el trabajo por unos minutos.


Samantha vio salir a aquella mujer de una habitación que parecía más la de un arquitecto. Habían patrones, dibujos, muestras de telas, encajes y fotografías por todas partes.


Samantha pocas veces se impresionaba con los lujos que Evan le facilitaba pero al ver a su madre no pudo evitar sentir administración hacia ella. Era la mujer más elegante que nunca hubiera visto.

 

Desde su cabello perfectamente arreglado hasta los magníficos zapatos. El color de su labial era exactamente del mismo tono que sus uñas de perfecta manicura. Al acercarse, saludó a su hijo con dos besos ignorando por completo a su acompañante.
Era increíble que aquel rostro no reflejara los sesenta años que tenía, seguramente gracias a una que otra pequeña cirugía plástica. El aroma de Coco Chanel invadió la pequeña sala.


Ellos intercambiaron algunas palabras en francés mientras Samantha esperaba su turno para saludarle. Era incómodo saber que ella usaba otro idioma creyendo que aquella chica no comprendería.


Aquello solo subrayaba lo poco que le había gustado que estuviera ahí con su hijo, por si no había comprendido la mirada de desprecio que le dió hace unos segundos.


Evan por su parte, no puso atención al comportamiento de su madre, la conocía y sabía que ella siempre era un tanto celosa con él.


—Avez-vous déjà installé?
—Oui mère.
—Je serais plus heureux de savoir que seulement vous êtes venus.
—C'est une amie chérie. Et je voulais que tu le connaisses.
—Toi et tes amis, fils. Un jour, ils vous laisseront sans un sou.


Evan sonrió. Abrazó a su madre con cariño para luego presentarle a Samantha.


—Un plaisir cher. Toujours un plaisir de rencontrer les amis de mon fils. — Saludó aquella elegante mujer esperando incomodar a la chica.
—Un plaisir, madame. Il a un magasin magnifique. Ses créations sont exquises — respondió de forma fluida.


Lucille solo alzó una ceja perfecta y le observó de nuevo de pies a cabeza. No le parecía muy creíble que ella hablara francés así que continuó la charla en dicho idioma.


Sin embargo, Evan al comprender las intensiones malvadas de su madre, cambió de tema y de idioma excusándose con el almuerzo. Al cual invitó a su madre pero ésta se mostró indispuesta debido a asuntos en su agenda.

 


—¿Que te ha parecido? — Quiso saber Evan durante el almuerzo.


Era una pregunta difícil. Difícil si comenzaba a gustarte ese hombre que tenías frente a ti. Difícil si lo que buscabas era dar una buena impresión pero terminaste apuñalando su presunción. Y por la forma en que él le miraba esperando su respuesta, anhelaba que Samantha automáticamente la amara como él.


—Seré sincera — comenzó a mentir. Evan bebió de su copa de vino y se preparó para escucharla—. Es la mujer más elegante y hermosa que he visto Evan. Y se nota que te quiere mucho, creo que demasiado — dijo con una sonrisa —. Ahora veo de dónde sacaste lo de querer ser príncipe cuando fueras grande. —Bromeó.


Evan asintió y sonrió con ella.


—Tienes razón. Me ama — respondió orgulloso.
—Esos vestidos son gloriosos. Tu madre es una mujer muy talentosa, brillante. Admiro eso de ella. Veo que todos en la familia son buenos con los negocios — terminó.


Evan sonrió de nuevo. Eso hizo que Samantha respirara tranquila al saber que había dado una buena crítica a Cruella de Vil.

 

Gracias al cielo solo tuvieron que compartir un almuerzo ligero con la madre de Evan una vez más, pero a pesar de los esfuerzos entusiastas de Samantha por conversar con ella, no obtuvo grandes resultados. Pero al menos hacía feliz a Evan conversando con ella.




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