Después de todo, haber invertido una tarde en el salón de belleza ayudó un poco. El cabello, las uñas, las depilaciones y los faciales le sacaron un uno por ciento el estrés que sentía.
No estaba segura de cómo dar aquella noticia. Ni siquiera ella la asimilaba a totalidad.
La única ventaja que le veía a todo era que al menos Evan podría recibir su herencia pero no estaba segura si en realidad sería una buena noticia para él.
Siempre estaba ocupado, de hecho tenía viajes programados casi todas las semanas para los próximos 6 meses. Ella lo acompañaba si no intervenía con su horario de medio tiempo pero ahora con un hijo. Las cosas cambiarían.
Se miró en el espejo una vez más. Únicamente traía puesta la ropa interior. Observabas su vientre desde todos los ángulos. Aún no era visible pero saber que había una vida ahí dentro cambiaba la forma en que se miraba.
Talvez, podría hablar antes con Evan para hacerle cambiar de opinión. Mientras aún no se notará el crecimiento de su vientre.
Estaba segura que él jamás le pediría abortar, pues él mismo expresó hace unos meses que deseaba un hijo. Pero luego había razonado en que solo se dejó llevar por el entusiasmo del momento en lugar de pensar con la cabeza fría. Así que solo opinaría que no era el momento adecuado.
Seguía contemplando su figura en el espejo cuando lo vio a través del reflejo, entrar a la habitación.
—¿Vas a modelar? — Preguntó con una sonrisa abrazándola por detrás. Evan comenzó a depositar besos sobre sus hombros mientras ella veía la escena en el espejo.
De pronto las manos de Evan estaban sobre su vientre, una ansiedad por decir lo que ocurría la hizo temblar. Evan confundió su reacción así que le hizo girar para besarla.
—¿Que ocurre? — Inquirió al sentir sus mejías húmedas.
—No es nada — respondió ella limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.
—¿Me extrañaste mucho? — Preguntó besándola con cariño. Ella sintió y lo abrazó de nuevo —. Yo también. Dos días sin verte es demasiado tiempo. Por cierto — dijo mientras besaba su cuello —. ¿Por qué no me contestaste anoche? Tenía planeada una llama interesante — dijo con una risita.
—Me quedé dormida — confesó.
—Pues hoy no dormirás — sentenció.
Samantha entendió que sería muy difícil ocultar el embarazo, tarde o temprano se daría cuenta. Para comenzar las náuseas matinales continuarían.
Esa noche, mientras Evan dormía tranquilamente a su lado. Ella permanecía despierta acariciando su pecho. ¿Cómo decirlo? ¿Cómo hablar con él sin decirle todavía la verdad? ¿Como convencerle de que un hijo en ese momento sería una buena noticia?
—¿En que piensas? — preguntó mientras ella preparaba algo para el desayuno.
Últimamente cocinaba doble ración para ella.
—Solo, recordé algo — dijo sin mirarlo.
Evan le abrazó dejando sus manos sobre su vientre, de nuevo. Cada vez que lo hacía ella se encogía, como si tratara de ocultar al bebé que se estaba formando.
—Es solo que... Bueno, ya pronto será tu cumpleaños y... — Evan apagó la llama de la estufa y la hizo girar para contemplarla —. Pues que aún no... Aún no has podido... Quiero decir... La herencia y eso... No sé...
"Dios que difícil" pensaba jugando con los botes de la camisa azul que tenía enfrente.
—¿Que estás tratando de decir? — Especuló alzando una ceja —. ¿El abuelo ha dicho algo?
—No. No. Para nada — se apresuró a responder —. Solo lo recordé — dijo mirándolo a los ojos.
—Bien. Por qué ya he hablado con él y no quiero que te presione con ese tema. Si lo hace dímelo.
—Yo creo que...
—Oye. Tranquila, no tendré ningún heredero si no es contigo — dijo con una sonrisa torcida. Le sujetó por la barbilla y le besó con cariño.
—¿De veras? — Preguntó ilusionada.
—Por supuesto pero eso será después. Por ahora tú y yo estamos bien Sam. Aún no quiero compartirte — hablaba entre besos.
—¿Compartirme?
—Sí. Alguien no me dejaría estar contigo cada vez que quiera.
—Creí que...
—No pienses en eso. Ya lo hablamos ¿Recuerdas? No es tiempo. Imagínate un bebé ahorita sería... — Caminó por la cocina viendo todo a su al rededor imaginado como se vería todo con un niño ahí —. Un obstáculo. Para ambos.
Tú estás trabajando, tranquila, salimos cuando queremos y a donde deseamos. Y yo estoy tan ocupado. Los viajes, la expansión, la inauguración del nuevo centro comercial en París. Por cierto, mi madre está contenta con ser parte de las firmas que estarán ahí.
El resort está casi listo. Y cuando lo esté pasaré más ocupado con la publicidad. Hay tanto que hacer Sam. Y me alegro que estés conmigo para compartir esos logros.