Gracias apreciado y querido lector por darle una oportunidad a ésta loca historia.
Gracias por haberte subido a la calabaza de Cenicienta y acompañarnos en éste viaje.
Amo Cenicienta y amé escribir ésta novela.
Los cuentos nos dicen que la magia existe, pero que es más mágico, que saber que otros leen lo que escribes.
Saber que todas esas letras que causan murmullos en nuestra mente, no quedan en el aire, al contrario, éste las lleva a personas especiales como tú quien estás detrás de la pantalla y las reciben.
Gracias por detenerte hasta aquí. Por esperar a las doce de la noche y ver si Cenicienta corría o no una vez más.
Ten por seguro que Samantha y Evan, ah y también Evelyn, te agradecen por haber asistido al gran baile y permitirles conocerte.
Gracias por haber sido el hada madrina de ésta novela al hacerla crecer. Es todo lo que deseábamos.
Bueno querido lector, ya son las doce. ¿Escuchas las campanadas? Diez, once, doce. Aquí se acaba la magia.
Hay que bajar de la carroza antes de que se vuelva calabaza. Además que los novios nos están mirando con cara de: "Oye que ya es tarde y nosotros vamos camino a la playa para nuestra segunda luna de miel".
Ah por cierto. Toma tu zapatilla de cristal. No la olvides. No nos olvides.