''Debo encontrarla... antes de que sea tarde''.
No tenía idea de quien era aquel sujeto y creo que no lo sabría pues las imágenes cambiaron: Ahora me encontraba dentro de un edificio totalmente deshabitado y todo lo que había estaba intacto, había unas escaleras que llevaban hacia el segundo piso subí con cuidado una vez que lo hice me encontré con un largo pasillo que finalizaba frente a una puerta, me invadió la curiosidad y poco a poco entré en aquel cuarto. Estaba oscuro. Busqué el interruptor para la luz, y lo siguiente que vi me dejó con la sangre helada... había una chica en cuclillas, rodeándose con sus brazos como en forma de protegerse, rodeada de sangre.
''Dios mío...''
''Me quiere atrapar... Él está aquí...'' decía ella, no tenía idea de quién es.
''¿Quién está aquí?'' le pregunté pero al parecer estaba asustada a tal grado para no decir más ''Quiero ayudarte, pero necesito que me digas quién te está buscando''
''Es un monstruo, no me deja en paz... no se qué más hacer'' alzó su rostro con lágrimas, miró fijo y volvió a hablar. ''Voy a terminar con esto...'' se levantó y comenzó a caminar fuera de la habitación completamente ida, la seguí a una distancia prudente pues no sabía que iba a hacer pero se detuvo frente a la barandilla y miró abajo; quién era esa chica... qué debía hacer, ¿Debería pedir ayuda?
''¡Déjame en paz!'' se escuchó y la reja cayó, con ella siguiéndola.
Desperté de golpe y me di cuenta que todo fue un sueño, casi me olvido del hecho de que estoy sudando y con la respiración agitada... la expresión de su rostro se quedó plasmada en mi mente y necesitaba explicaciones en cuanto a ello. Miré hacia la cama de Rox y me percaté de que sus maletas no estaban, ni siquiera su mochila, sólo miré una hoja de su libreta arriba de la cama; me levanté hacia ella y leí el recado: ''Roomie: Te veías tan dormida que no quise despertarte, te voy a extrañar en este tiempo; nos vemos el próximo año. Felices fiestas. Tu roomie preferida, Rox''. No pude evitar sonreír con aquello, ya se había ido... olvidé que hoy iniciaban las vacaciones de invierno, me di una ducha para relajarme un poco una vez que salí me fundí en mis jeans, una blusa blanca de manga larga, mis tenis y mi chaqueta; salí del pasillo del dormitorio estaba en silencio aquello me tomó por sorpresa pues siempre había charlas y pequeños gritos de emoción por parte de las chicas, toqué a la puerta de la habitación de Shelly pero no contestó, hice lo mismo en la puerta de Paige y obtuve el mismo resultado: nadie abría. Regresé a mi recamara tomé mi celular y miré la hora ¡10:15 a.m.! ¡Por St. Elena, me había quedado dormida! Eso explicaba por qué nadie respondía a la puerta, bajé las escaleras en busca de alguno de los encargados pasé por el pasillo principal parecía un pueblo fantasma, encontré a alguien en uno de los jardines, al principio se sorprendió por verme en la academia, me mandó hacia el edificio de huéspedes donde pasé mis vacaciones el año anterior, al entrar miré la silueta conocida que se acercaba moviendo la cola de felicidad... Nugget había crecido bastante en este último año lo acaricié y me puse a jugar con él antes de que la puerta se abriera y apareciera Matthew.
- Hannah, ¿Qué hace aquí? –claramente le sorprendió un poco verme.
- Al parecer me quedé dormida y vuelvo a quedarme en St. Elena –respondí amable- Y por lo que veo, también usted se queda aquí.
- Un poco –reconoció- El señor Adam está en la cocina, seguramente le agradará verla.
- Bueno, a mí también –asentí.
Estuve charlando con Matthew durante media hora hasta que el director salió de la cocina y se reunió con nosotros.
- Señorita Hannah, no esperaba verla por aquí –me dijo Adam un poco asombrado.
- Bueno.. creo que el baile me dejó un poco agotada y me quedé dormida para mi ida a Liverpool... Y pasaré navidad aquí de nuevo.
- De ser así, siéntase bienvenida –dijo Adam- Sea libre de traer sus pertenencias hacia el edificio para que se instale.
- Gracias señor Adam –asentí educada- Pero... sí no le molesta, me quedaré en el dormitorio.
- Sí así lo quiere, está bien –me sonrió amable- Le hago una invitación, sin embargo, para que cene con nosotros.
- Claro que sí señor, aquí estaré puntual.
- La cena es a las ocho de la noche.
Me quedé un poco más de dos horas platicando con ambos hombres sobre sus ciudades de origen, también aprendí que Matthew tiene una hija de mi edad... le comenté sobre mis deseos de poder conocerla, me aseguró que tendría oportunidad de hacerlo; regresé al dormitorio no sin antes ir al salón de informática y usar una computadora para revisar mi correo electrónico, en ese momento recibí una llamada a mi celular: era mi hermano. Me apresuré a contestar.