Miré a Alex sosteniendo a una aterrada Kaley, con sus ojos llenos de lágrimas y varias manchas de sangre en su vestido; y el chico.. por dios, tenía una expresión de un asesino serial con esa sonrisa maliciosa.
Él también era... un vampiro.
- ¿Qué sucede, Hannah? -cuestionó en un tono que jamás le había escuchado- ¿Te asusta mi apariencia? ¿O es que no dirás nada como ésta tonta?
- ¡Ayúdenme! -gritó la chica antes de que la arrojara al suelo, golpeándose el rostro.
- Me serviste mucho de alimento. -dijo con una sonrisa en sus labios.
Me costó un poco entender aquello hasta que caí en la cuenta: Kaley no había estado enferma aquella semana.. él le había sacado una gran cantidad de sangre, me puse frente a él.
- ¡Maldito seas! -grité- Cómo fui estúpida en creer tus buenas intenciones, te burlaste de todos nosotros.
- Vaya, hasta que finalmente lo descubriste. -caminó hacia mi, con esa sonrisa llena de maldad y sus ojos tan rojos como la sangre- Para ser una chica inteligente, tardaste demasiado; la pude haber matado.
- Eres un maldito mentiroso -mi enfado comenzaba a hacerse visible- Ahora entiendo porque Blake jamás habló de ti.
- Aún lo sigues llamando por su identidad falsa -se burló- Qué se esperaba de una niña tonta como tú.. ambos somos vampiros, Scarlet.
- Pero tú.. eres un sádico, un demente ¡Un maniático!
Sentí un golpe que me envió hasta una de las paredes, algunos cuantos salieron para observar lo que sucedía.. no tenía que ver los rostros de miedo al ver la apariencia de Alexander sin dejar los gritos a un lado; Paige observó la escena y no dudó en quererme ayudar, sin embargo miré por el rabillo del ojo como el chico se comenzó a acercar con intenciones de lastimarla y reaccioné como pude.
- ¡Paige, cuidado! -no entendía el porqué le decía aquello y porqué la empujé hacia la puerta dela cafetería, hasta que sentí un dolor horrible en el brazo que ardía como el infierno; no pude evitar gritar, mientras miré por la ventana a toda esa gente asustada por lo que estaban atestiguando. Me levanté como pude en ese momento, tratando de ocultar el miedo que sentía.
- ¿Qué pasa? ¿Te ha dolido? -miré esa maldita sonrisa burlona- Fácil me pude haber deshecho de ti, pero no sería divertido sin antes verte agonizar.
- ¿Q-Qué es lo que te pasa, Alex? -se escuchó a sus espaldas, Kaley estaba de pie- Este no eres tú.
Rió.
- Mírame bien, querida -le dijo, dándose la vuelta y rápidamente quedando frente a ella- Esto es lo que soy... Su peor pesadilla.
- ¡Déjala! -se escuchó.
Alguien derribó a Alex, alejándolo de Kaley a quien le dije que corriera hacia donde me encontraba, ella obedeció y al llegar conmigo me abrazó sin dejar de llorar; alcé la vista de nuevo al observar a Blake quien salvó la vida de la chica.. sólo asentí como agradecimiento antes de que sufriera un golpe por parte de Alex. Y: fui testigo de una pelea entre dos hermanos.. entre dos vampiros.
- Aún estas aferrado en defender a los débiles -dijo Alex, limpiando la sangre del labio- Es una lástima hermano, qué vergüenza eres para nuestra clase.
- El poder fue el que te consumió, Vasile; si nuestros padres se percataran de cómo has resultado..
- Pero ellos están muertos, a ellos les indignaría que uno de sus hijos defendiera a nuestro alimento.
- No nos hagamos tontos -dijo Blake, sin quitarle los ojos- Sabías que al seguirme desde casa, todo tendría una rutina.
- Estás correcto en casi todo -admitió- Sin embargo, también debía rastrearte para quitarte del camino hacia la corona.
- ¿Y esto sería lo que tendríamos de rey? -cuestionó sarcástico- No eres más que un obsesionado del poder, ni en sueños llegarías a ascender al trono.
- Me subestimas demasiado -se abrió camino para acercarse hacia donde nos encontrábamos Kaley y yo- Pero es mucho hablar de nosotros.. hablemos de tu estúpida noviecita humana. No eres nada tonto en escoger a chicas lindas.
- Aléjate Alexander -dije yo mientras retrocedí un paso atrás, tenía miedo que le hiciera algo más a ella que a mi.
- Creo que la hora de conocernos ha llegado -le miré confundida, hizo una pequeña reverencia- Soy Vasile Stoica, el que ha dejado esas notas a lo largo de este tiempo.. el que casi mata a tus amigas.
Quedé sin palabras al escucharle decir aquello último, ese sueño no había sido sólo eso... él lo causó, él trato de matarlas pues sabía lo que significaría perderlas. Mi enfado fue evidente y le susurré a Kaley que se metiera a la cafetería.
- ¡Fuiste tú! ¡Eres un desgraciado! -levanté mi mano para propinarle una bofetada, pero detuvo el movimiento con una fuerza extraordinaria pensando que rompería mis huesos- Suéltame..
- Sabes que es de mala educación levantarle la mano a tus mayores -dijo con arrogancia mientras trataba de liberarme- Te puedo hacer respetarme.