Me encontraba en una habitación de paredes color turquesa con muebles finos, cuadros que colgaban en la pared, una mesa de centro con libros encima de ella; ventanales grandes por donde los rayos del sol iluminaban aquello... frente a la chimenea apagada había dos sillas preciosas, y en éstas había dos personas sentadas que se levantaron al sentirme (o ver mi sombra en el suelo).
- ¿Qué es lo que haces aquí, pequeña? -me preguntó amablemente la mujer, no pasaba de sus treintas; tenía un cabello rubio tan hermoso, su vestido parecía muy antiguo.
- Eh.. yo.. sólo aparecí aquí -dije, pensaba que me trataría de mentirosa, sin embargo se dirigió a mi.
- Así nos ocurre a todos en este lugar. Pero.. qué hermosa estas -dijo con ternura en sus ojos- Yo siempre soñé en tener una niña.
- Esa hubiera sido nuestra bendición más grande -dijo el hombre a unos pasos atrás de ella: tenía un cuerpo claramente musculoso aún bajo su vestimenta que era un traje color beige.. tenía cabello oscuro y sus ojos, como los de la mujer, eran un gris claro.
- ¿Está es su casa? -les cuestioné, no entendía nada.
- Si, así es pequeña -dijo la mujer- Bienvenida a nuestro humilde hogar.
- Gracias.. -asentí en su dirección sin saber quienes eran estas personas, pero extrañamente sentía una confianza frente a ellos- Disculpen, pero.. ¿Quienes son ustedes?
Los miré por instante, algo acaparó mi atención al ver un collar en el cuello de la mujer; se parecía al collar que ''Blake'' me había dado... Un momento, ese era el collar de su madre. Entonces...
- Nos has reconocido, pequeña -dijo ella, sonriéndome levemente- Él es mi esposo, Dragos -refiriéndose al hombre- Y yo soy Bianca. Los señores Stoica.
Me quedé sorprendida cuando me revelaron su identidad, era imposible que estuviera con ellos.. él me había comentado que murieron hace mucho tiempo; todo esto me parecía muy extraño. Volví a hablar.
- Ustedes son, los padres de...
- Si, hija -dijo el hombre, miró a su esposa.
- Teníamos deseos de conocerte. Ahora sabemos porque nuestro hijo te esperó tanto tiempo.
- Pero, ¿Cómo es que los puedo ver? Sí Bl... Razvan me contó que habían desaparecido.
- Es verdad -admitió el señor Stoica- Nos mataron por un motivo, pero no guardamos ningún rencor a los que lo hicieron; no se puede vivir así para siempre.
- Fue por eso que observamos a nuestros hijos desde aquí -dijo ella- Es una lástima en lo que Vasile se convirtió, fue muy distinto a Razvan.
- Entonces ustedes también son.. -asintieron, pues sabían a lo que me estaba refiriendo- Yo no lo sabía.
- A pesar de ser vampiros, somos de aquellos que tratan de vivir entre los humanos en paz, observamos todo lo que sucedió en esa escuela.
- Cómo no pude ver eso.. -les dije avergonzada- Dios..
- No tienes porque sentirte mal, pequeña -dijo Bianca, acercándose a mi- Estabas confundida, dolida por saber una verdad; pero mirando tus ojos, nos percatamos de la hermosa alma que tienes.. eso fue lo que mi hijo vio en ti.
- Además de hermosa, eres valiente. -dijo Dragos- Muy pocos hubieran hecho lo que hiciste, proteger a un vampiro de otro; la elección de Razvan fue la correcta.
- Yo.. le dije cosas terribles, no entendí nada hasta esa noche..
- Eres una señorita muy joven, Scarlet, aún tienes demasiado que vivir; Vasile pagará por lo que ocasionó. Tú debes disfrutar de ese amor con Razvan.
- En este momento, estoy muerta, ¿verdad? -no tenía idea, simplemente lo sabía.
Ambos asintieron.
- Defendiste a mi hijo recibiendo ese ataque en su lugar, es por eso que nos puedes ver.. que estás aquí.
Al mirar a los padres de Blake, no tenía duda de que era de la misma manera en la que salieron de su hogar la última vez, bajé la vista hacia mi pecho: tenía sólo un rasguño en la ropa de esa noche manchada de mi propia sangre; la idea de que estaba muerta no me asustaba, pues lo hice por defender no sólo a él.. sino también a la gente que amo.
- Aún no es tu hora -me dijo el señor Dragos, tomó mi mano- Tienes una familia que está preocupada por ti. Agradecemos lo que hiciste por nuestro hijo. Ahora podremos descansar en paz.
- Entiendo ahora porque te lo dio -dijo la señora Bianca, refiriéndose a su collar- Me alegró que te haya encontrado. Por favor hija, dile que estamos orgullosos de él.
- Así lo haré -aseguré.
- Por esa puerta -señalaron- Regresa con los tuyos, querida. Algún día nos volveremos a encontrar.
- Gracias -les dediqué una sonrisa- Cuidaré de su hijo. Eso lo pueden asegurar.
- Bienvenida a la familia. -fue lo último que escuché antes de abrir la puerta y observar una luz blanca muy brillante...
- Hannah...
Abrí lentamente los ojos, una luz incandescente de lámpara en el techo, ladeé un poco la cabeza para observar a mis padres y a James preocupados por mi.. les acababa de hacer pasar uno de los momentos más terribles de toda su vida; traté de reincorporarme.