La alarma sonó a la seis de la mañana, miré la luz del baño encendida y pensé que Rox estaba ahí; me levanté y miré mi celular percatándome de un mensaje de Leslie: ''La escuela no será la misma sin ti'', apagué el móvil y lo metí en mi mochila mientras tendí la cama.
- Buenos días, roomie -dijo Rox saliendo del baño, sonreí.
- Buenos días, madrugaste hoy.
- No tanto, pero debo ir a hacer unos pendientes -tomó su mochila y miró- ¿Qué clase te toca primero?
- De acuerdo con el horario, Química.
- Espero que logremos coincidir, nos vemos.
Salió del cuarto y me metí a dar una ducha, una vez que salí sequé mi cabello y me puse el uniforme que me habían entregado el día anterior: consistía en una blusa blanca con corbata de color azul, una falda del mismo color con zapatos negros y calcetas azules; tomé mi mochila y salí del cuarto hacia mi primera clase. Caminé por los pasillos mientras miraba a varios alumnos charlando y callaron al verme pasar y murmuraron, los ignoré caminando de manera más apresurada; sin querer choqué con otra chica.
- Fíjate por donde caminas, tarada -su voz sonaba molesta y la miré.
- Lo siento.
- Te irá peor la próxima vez -sus ojos verdes me miraban con envidia y me examinó- Oh, espera; tú eres la nueva, otra más.
- ¿Algún problema? -le hice frente.
- Acaso no sabes quien soy yo.
- Si.. eres la chica más engreída que he conocido.
Me propinó un empujón que me tiró al suelo, su cabello rubio volaba frente a ella y se marchó... Genial, mi primer día y ya gané una enemiga.
- ¿Estás bien? -escuché una voz cerca de mi, alcé la vista y miré a un chico de cabello negro y me pareció que sus ojos eran grises; me ayudó a levantar.
- Si... gracias -me dio mi mochila- Qué inicio de día.
- No le prestes demasiada atención, Tara usualmente es así.
- ¿Tara? ¿Cuál es el problema de esa chica?
- Bueno, piensa que por ser una chica popular tiene derecho a tratar mal a otros.
- Tiene un tornillo zafado -dice mientras colgaba mi mochila- Disculpa, pero, ¿Sabes donde queda el salón de Química?
- Es la tercera puerta de la izquierda.
Miré mi reloj y asentí.
- Muchas gr... -cuando volví la vista el chico había desaparecido, miré hacia alrededor pero ningún rastro, no perdí tiempo y caminé hacia el salón tocando la puerta.
- Buenos días -miré a un hombre sentado en un escritorio que se puso de pie caminando hacia mi dirección- ¿Qué se le ofrece señorita?
Le di mi horario para que lo examinara, me miró de nuevo al darme la hoja- Pase por favor.
Entré en el salón repleto de chicos y chicas que posaron sus ojos en mi. Dios, ¿Porqué me castigas de esta manera?
- Por favor, preséntese.
- Buenos días. Mi nombre es Hannah Williams, tengo 16 años y vengo de la ciudad de Liverpool; espero llevarme bien con todos ustedes.
El profesor me indicó el lugar que me había asignado, al tomar asiento continuó la clase; ignoré cada mirada puesta en mi concentrándome en la explicación, me sentí aliviada al escuchar la campana y comencé a guardar mis cosas y me dirigí a mi próxima clase: Anatomía. Aún seguía desconcertada luego de ese encuentro con aquel chico, un misterio, pues no lo volví a ver en el cambio de clase.. que día tan más espantoso estaba teniendo; esperaba encontrarme con mi hermano en algún momento.
Las clases pasaron volando hasta la hora del almuerzo, tomé una charola y comencé a llenar mi plato de fruta y una dona glaseada, un jugo de naranja me bastaría; intenté buscar una mesa sola, fue ahí donde escuché una voz.
- ¡Hannah! -miré a Rox en una mesa con varios de sus amigos mientras me hacía señas, caminé a la mesa en la parte superior de la cafetería.
- Hola, Rox.
- ¿Cómo va tu primer día en St. Elena? -preguntó al llevar un pedazo de manzana a su boca.
- Genial -mofé- Mi primer día y ya tengo a alguien que me odia.
- ¿No llevas ni una semana y ya eres víctima? -dijo una chica a lado de Rox- Me apiado de ti.
- ¿Quién fue el primero?
- La primera -la corregí- Una tal Tara.
- Era de esperarse -Rox rodó los ojos- Esa diva que se cree la gran cosa en el lugar.
- ¿De qué me estoy perdiendo aquí? -cuestioné a los chicos en la mesa al no entender.
- Es muy simple de explicar, amiga nueva -dijo la chica- ¿Ves a esa rubia que está en esa mesa? -señaló una de las mesas principales en donde se encontraban un grupo de chicas bastante sofisticadas, ahí estaba la que me había encontrado en el pasillo- Ella es Tara Miller, es la capitana de esgrima del instituto; es un verdadero dolor de estómago; es la chica más arrogante que encontrarás. Nadie la soporta, creo que ni sus propias amigas. Pero por ser populares, le aguantan cada cosa.