Imagen y Semejanza

Capítulo I: El camino torcido

Mi nombre es Zadkiel Salazar, y mi historia comenzó un día común, caminando por la calle, observando a las personas pasar, algunas con cara de cansancio, dispuestas a vivir su rutina: trabajar en un lugar que odian para, al terminar, regresar a casa a vivir una vida que es asfixiante, solo para comenzar de nuevo al siguiente día.

Otros lucían felices y dispuestos a dar todo de sí, pues vivían como querían y hacían lo que siempre habían soñado, mientras otros expresaban deseo por saber qué les deparaba el destino.

Y luego estaba yo, que ya no esperaba nada de la vida y solo me preguntaba por qué seguir con ella; siempre fui el último en todo, incapaz de luchar por mis sueños e ideales...

Aun así, continuaba viviendo, como esperando la respuesta a todo, creyendo que quizá ya me encontraba cerca de aquello que pudiera apasionarme de verdad, al mismo tiempo que envidiaba todas aquellas personas que sabían cuál era su camino en la vida.

Estando inmerso en mis pensamientos, algo más llamó mi atención, un hombre, tal vez bajo los efectos de alguna droga, atacó a una mujer que iba caminando con su hijo, y sin motivo aparente le quitó la vida arrojándola frente a un camión que pasaba por el sitio.

Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos, sin que nadie hiciera algo para detenerlo, al verlo correr mientras desvariaba, gritando cosas sobre cómo el camino de Dios estaba torcido y todos estábamos condenados al infierno, sentenciados a sufrimientos inenarrables si decidíamos continuar con nuestras vidas como hasta ahora.

Al volver mi mirada hacia la mujer, pude observar cómo todos continuaron su camino como si nada hubiera pasado, solo estaba ahí el pequeño, sin entender lo que pasaba en un evidente estado de shock, mientras miraba a su madre que yacía en un charco de sangre, hasta que un policía llegó a la escena y cubrió los ojos del pequeño evitando que siguiera viendo aquello.

Sin embargo, yo no pude continuar ahí, así que también seguí mi camino, perturbado por lo que había visto y la indiferencia de la gente.

Días después de aquel incidente, vagando por internet, me encontré con la noticia de que se había desatado una pequeña ola de crímenes violentos sin un motivo claro, pero había algo raro en ello: todos quienes los habían cometido decían una y otra vez lo mismo, que el camino de Dios estaba torcido y su podredumbre se encontraba cada vez más cerca de nosotros.

Para mí ese Dios no existía, no era más que algo que la gente buscaba creer para no sentirse tan miserable y en esta ocasión para justificar sus aberrantes actos que no eran más que el reflejo de lo podrida que está la humanidad...

No pude sacar de mi mente aquellas palabras, ¿Por qué de repente tantas personas lo repetían como si fuera un mantra? Esa pregunta rondó mi mente durante días, sabiendo lo inútil que era tratar de buscar una respuesta a ella, pero algo dentro de mí deseaba saber qué era lo que estaba sucediendo.

Comencé a leer todo lo que podía encontrar respecto a esos casos en internet, hallando en el camino situaciones cada vez más siniestras; leí sobre una madre que estando en un frenesí demencial decidió terminar con la vida de sus dos hijos arrancando sus entrañas con ayuda de unas tijeras mientras estos dormían, argumentando que lo hizo para evitar que ese Dios cruel y malvado pusiera sus sucias manos sobre ellos y sus almas.

Pasé horas indagando en páginas cada vez más raras hasta dar con una en la que se hablaba sobre cómo todos estábamos siendo engañados y el creador del universo realmente no era benevolente como creíamos, sino un ser malvado que solo se divertía a costa nuestra, buscando crear caos y regocijándose con los actos impíos y macabros que la gente cometía en su nombre, mientras mostraba una cara apacible para el resto de la sociedad. Todo esto, por supuesto, me pareció una tontería.

Hablar de planes divinos totalmente diabólicos que enloquecen a los humanos no tenía sentido. Después de todo, Dios nunca ha existido y no era más que una excusa del hombre para apaciguar sus sucias almas.

Continué mi búsqueda hasta llegar a un foro en el que se hablaba de algún tipo de culto nombrado LA IGLESIA DE LA CARNE. Los participantes del foro hacían comentarios sobre cómo quienes pertenecían a la misteriosa secta eran personas oscuras con ideas retorcidas; entre todos ellos había alguien que parecía pertenecer al culto, quien lo defendía al mismo tiempo que incitaba a los demás a unirse, prometiendo salvación. Hablaba sobre 'el Dios verdadero' y cómo los hombres debían de abandonar su cordura y entregarse a sus más bajos instintos para alcanzar la verdad del mundo en el que vivimos, un mundo en el que la ética y la moral no son más que ataduras.

Todo eso me dejó aún más intrigado, por lo cual decidí escribir por privado a este usuario. Sin embargo, solo respondió con una dirección, una hora y fecha. Luego de eso no hubo más respuesta.

El día 2 de noviembre del 2025 asistí al lugar señalado, que no era más que una bodega visiblemente abandonada a las orillas de la ciudad. Al llegar dudé si debía entrar o volver a casa, pero era más la intriga que me consumía por dentro y decidí adentrarme en aquel sombrío lugar. Una vez dentro, me encontré cubierto de la más densa oscuridad interrumpida solo por una tenue luz al fondo del recinto.

Seguí esa luz solo para presenciar una escena ominosa: alrededor de diez individuos cubiertos por túnicas y máscaras negras sin facción alguna rodeaban una figura informe y aberrante de aproximadamente dos metros de altura, una forma que fácilmente podría haber salido de mis pesadillas más oscuras, y que era iluminada por una vela conectada a una especie de sarcillo perteneciente a la monstruosa estatua. Postrada a sus pies, vi a una mujer joven totalmente desnuda, con solo una venda oscura visiblemente carcomida por el tiempo cubriendo sus ojos.

Estando de pie frente a aquella hórrida escena pude observar cómo la mujer tomaba una daga que se encontraba delante suyo para hacer un corte profundo y preciso en su garganta, creando un charco con su sangre... al ver tan aberrante acto el temor se apoderó de mí; pude sentir mi piel erizándose y por un momento creí que el corazón me iba a estallar.



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En el texto hay: horror cosmico, terror psicológico ​

Editado: 30.12.2025

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