Estaba esperando, con mi portátil sobre la mesa de la cafetería que había elegido Mara para hacer el trabajo de Biología. Era por la tarde, un sábado, y la cafetería estaba bastante vacía. No sabía si debía sorprenderme o no, ya que era la primera vez que estaba allí.
—¡Ahí estás, Sol! —Escuché la voz agitada de Mara, que tenía la respiración acelerada y estaba sudando.
—Hola —le respondí, esbozando una sonrisa.
Apenas había hablado con Mara antes de hoy, así que me sentía un poco tímida, ya que me costaba abrirme. Ella parecía ser todo lo contrario que yo.
Mara se sentó en la silla de enfrente y, después de pedir algo de tomar, comenzamos a hacer el trabajo.
Después de aproximadamente media hora, mi móvil comenzó a sonar, y con él mi tono de llamada, que era una canción de una banda que me gustaba bastante, llamada "Los efectos del chocolate".
Antes de descolgar el móvil, pude ver a Mara haciendo un pequeño baile, que supuse que fue por la música que había sonado de mi móvil.
—Dime, mamá —mi madre era la persona que me había llamado.
—¿Has cogido tú las llaves del garaje? —me preguntó mi madre, muy directamente, como ella solía hablar.
—¿Las llaves del garaje? No, yo no las he cogido.
¿Para qué iba a querer yo esas llaves? Ni siquiera tenía carnet de conducir.
—Le voy a preguntar a tu hermana entonces —me dijo, y colgó sin ni siquiera despedirse.
Cuando la llamada terminó y dejé el móvil sobre la mesa, Mara me miró con curiosidad.
—¿Todo bien? —me preguntó.
Yo asentí con una leve sonrisa.
—Me alegro —sonrió de vuelta y escribió algo con las teclas de su portátil—. ¡Ah! Oye, tienes buen gusto musical. ¿Qué canción era esa?
—¿Canción? ¿Cuál? Ah... ¿Te refieres a la que tengo de tono de llamada?
—Exactamente.
—Era "Va muy mal" de "Los efectos del chocolate". No sé si habrás oído alguna vez sobre ellos.
Mara inclinó la cabeza hacia la derecha mostrando curiosidad.
—¿Los efectos del chocolate? Curioso nombre... ¿Es una banda?
—Así es, de cinco integrantes.
Mara asiente con la cabeza.
—Un segundo, Sol —coge su móvil y comienza a escribir algo—. Ya está y...
Sonreí esperando a que ella continuara hablando.
—¿Seguimos con el trabajo? —Preguntó Mara.
—¡Ah! Claro...