La perdida deja un vacío,
escalofrió en lo peregrino.
Y el insomnio de tus labios
sobre los míos.
Y del dolor de saber
que no estas conmigo.
Despierto y me sostengo
de los sueños que me dejan
una esperanza rota.
Y cada día me pregunto
cuando te podré ver de nuevo,
para saborear el dulce néctar
de tus besos.