Immundus

Cinco

 

—05—

 

s

La universidad es algo que había esperado durante los dos últimos años de preparatoria. Había sido aceptada por una de las mejores universidades de todo el Reino Unido, quería convertirme en doctora como mi padre. No en la misma rama, mi ambición es la neurología. Pero ya nada de eso importaba realmente, todo mi trabajo duro y mis metas han sido cambiadas por este circo. No tengo opción, y a pesar de que mi aturdimiento por la novedad de este mundo se ha apaciguado, aún existe incertidumbre por este; el lugar es tan ajeno a la realidad y no lo pienso por que estemos hablando de jodidos ángeles y todo eso. No, lo pienso por las personas que lo conforman. Elite, no hay otra forma de identificarlos, puedo apostar que aun en el cargo o empleo más sencillo, los Orionis que lo ocupan, son privilegiados. ¿Es posible que un vendedor ambulante perteneciera a esta sociedad? Río por mis estúpidos pensamientos.

—No suele reír sola, no deben alarmarse.

Leo se burla regresándome a la realidad y miro a todos en la mesa. Mis mejillas se calientan por la vergüenza, ya que al parecer no reí internamente.

—Lo siento —digo avergonzada.

—No te culpo, apuesto que tu mente es más divertida que este lugar.

Lucas pronuncia con sarcasmo.

—¿Vieron cómo nos mataban con la mirada durante el desayuno? —Carrie masculla.

—Son unos prepotentes.

Mi hermano afirma con la vista en un grupo de ellos que se encuentra en una mesa de jardín alejados de nosotros.

—Creo que deberíamos conocerlos primero antes de juzgarlos. —Val sugiere mirando en la misma dirección que Leo—. Es más, lo hare en este momento.

La miro con confusión.

—¿Hacer qué?

—Conocerlos —anuncia poniéndose de pie.

Val intenta dar unos pasos, pero Carrie la detiene.

—No es buena idea, Val —advierte.

Val se encoje de hombros y con una sonrisa dulce camina hacia ellos.

Todos nos miramos angustiados, sabemos que no serían nada amables, no había que ser muy inteligente para darse cuenta. Pero Valentina parece carecer de un poco de percepción sobre las personas. Los mira a todos como posibles amistades, al menos eso es lo que me había mostrado de ella en lo poco que la he conocido.

Los engreídos se habían sentado bastante lejos de nuestra mesa, así que nos es imposible escuchar lo que dicen, pero cuando miro que ninguno de ellos si quiera le sonrió a Val, supe que algo saldría mal. Puedo verla parlotear, pero ellos siguen sin responder y solo se miran entre ellos con fastidio y burla. Un chico de tez oscura se levanta y le tira con su bebida. Y más rápido que un pestañeo Leo y los demás se aproximan a la mesa donde Val se encuentra petrificada mientras que los de la mesa se burlan abiertamente. Corro detrás de ellos sintiendo el enojo apoderarse de mí. Hijos de puta.

—¿Cuál es tu problema amigo? —Lucas se dirige al chico con enfado.

Carrie le entrega una servilleta a Val, pero al seguir conmocionada, Brad toma la servilleta y comienza a secar su cara. Puedo notar que ella está a nada de llorar.

No les des el gusto.

—Primero que nada, no soy tu amigo. Segundo, pide permiso antes de dirigirte a mí y tercero, mi problema, son todos ustedes —escupe.

Mi hermano intenta abalanzarse sobre él, pero Lucas lo detiene. El chico y los demás sueltan carcajadas burlonas.

—¿Quieres golpearme? —El chico levanta una ceja impasible—. Adelante, me muero porque lo hagas, así me darás más razones para querer desaparecerte de una maldita vez.

Su voz sonó tan tenebrosa, que me eriza la piel. Apuesto que su voz debió bajar más de una octava.

—Leo, hay que irnos no vale la pena —susurro acercándome a él y jalando su brazo.

—Ustedes no valen la pena, Immundus asquerosos.

Gruñe una chica de cabello corto colocándose detrás de ese chico. Estaba a punto de responderle de la manera más vulgar que jamás he hecho. Mis nervios con estas personas están incrementándose. Pero una voz fría y familiar me lo impide.

—¿Qué sucede aquí?

El idiota de ojos grises mira a todos los involucrados deteniendo sus ojos en mí. Aparto la vista, no me importa si piensa que soy una cobarde.

—Estos Immundus cruzaron la línea, Caelum.

La chica de antes informa furiosa. Así que el idiota se llama Caelum. Veo como su mirada se dirige a Val observando su blusa de color rosa que se transparenta un poco por lo mojado.

—Vengan conmigo. —Caelum ordena a sus amiguitos.

Ellos lo miran con reproche, pero al parecer nadie tiene las agallas de refutar contra él. Idiotas.

—Cael, debemos enseñarles a estas cosas, quien manda aquí —espeta el chico de tez oscura.



#9808 en Novela romántica
#4229 en Fantasía

En el texto hay: angelescaidos, fantacia, romance

Editado: 15.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.