—09—
…s…
—Debes estar bromeando —pronuncio con incredulidad.
Observo a Val, esperando que suelte una carcajada y que acepte que su sentido del humor es bizarro.
—Hablo en serio, se portó amable conmigo. Lo sentí sincero. —Sonríe.
¿Qué demonios le pasa a esta chica?
—Veamos. —Carrie enuncia—. Dices que el chico…
—Caelum —agrega con una sonrisa.
Carrie me mira con desconcierto. Yo me encojo de hombros.
—Claro…Caelum, ¿te invito a un pub este sábado para limar perezas?
Su voz derrama escepticismo.
—Nos, él nos invitó a todos nosotros.
Carrie y yo nos dedicamos miradas aturdidas. Carajo, algo está mal con ella.
—Estás hablando de los mismos que te quemaron ¿te das cuenta?
Explico lo más amablemente posible. Está colmando mi paciencia.
—Él no me quemo. —Val refuta.
—Debes estar jodiendo. —Carrie emite un bufido.
—Bueno, no digo que sea inocente, pero…
—Cada cosa que dices, es peor que lo anterior —digo con seriedad. Noto como su ánimo cae un poco.
—Val, no puedes creerle, ese tipo es un imbécil racista como todos los demás. No podemos, ni debemos confiar en ellos.
Carrie dice controlando su molestia. Val parece ser inocente, así que ninguno de nosotros queremos lastimarla, pero ellos si lo harían. En especial él.
—Creo que deberíamos concederles el beneficio de la duda —declara.
—No me arriesgaré, gracias —resoplo negando con la cabeza.
—Por favor chicas, será divertido ir todos juntos para celebrar el inicio de algo nuevo. La voz suplicante y emocionada de Val me causa ternura, pero lo que ella dice es una locura ¿Nosotros conviviendo en un pub con esos locos? No lo creo.
—No cuentes conmigo, es un acto suicida. —Carrie masculla.
Val arruga la nariz en disconformidad y se deja caer en su cama.
—Tener clases antes de que comiencen las clases, apesta. —Carrie se queja ignorando la tristeza de Valentina.
—Lo sé, pero solo es el día de hoy y un poco de mañana. —Suspiro con cansancio viendo como esta se acomodaba sus rizos.
—No es alentador, además prefiero las matemáticas que toda esta mitología de fantasía. Iba a estudiar una ingeniería, no esto.
—Dímelo a mí, quería medicina —contesto con una mueca triste.
—Al menos somos miserables juntas. —Carrie ríe por lo bajo.
—Yo quería ser maestra de jardín de niños o de guardería. —Val murmura con melancolía.
—Tal vez seas un Meissa, y puedas dar clases a mocosos prepotentes. —Carrie ríe entre dientes y yo me le uno.
—No hablen así de los niños. —Valentina nos reprende—. Son solo niños.
—Imagínate, pequeñas versiones de lunáticos como los tontos que nos rodean. Agrego con antipatía.
—No quiero imaginar eso. —Val frunce el ceño.
—Pero quieres salir de fiesta con ellos ¿no? —Carrie añade aprensiva.
—Que malvadas —murmura.
—Vamos borreguita. Tenemos que ir a desayunar y a las tontas lecciones.
Digo poniéndome de pie y caminando a la puerta de su dormitorio.
⭒⭒⭒⭒
—El señor Hughes luce miserable ¿no lo crees? —Lucas me susurra.
—El que será miserable serás tú si no guardas silencio.
Murmuro por lo bajo. Ambos damos un vistazo rápido al Meissa, quien se encuentra escribiendo en el pizarrón la jerarquía de la Orden de Orión.
—Bien, como les comenté el día de ayer, la Orden fue fundada por el líder de los Orionis ¿alguien puede recordarme de quien se trata?
El señor Hughes pregunta mirando a todos con una ceja arqueada.
—Señor Powell. —Apunta con su Ilium esmeralda.
—¿Ángel Orión?
Lucas responde vacilante.
—¿Está preguntándome o es su respuesta? —El Sr. Hughes suena molesto.
—Respuesta —murmura.
El Meissa arruga la nariz mostrando desagrado.
—Veo que no solo carecen de los conocimientos básicos de la historia Orioni, también les falta carácter y seguridad.
—No es justo, nosotros apenas y podemos comprender la historia humana y ¿usted espera que dominemos en menos de un día su historia? —Carrie suelta con enojo.
El Sr. Hughes la mira con aburrimiento y se mantiene en silencio por unos segundos tras las palabras de Carrie.
—Creí haber sido claro con las reglas ayer, señorita Holmes —dice con voz pausada—. Le pido que se retire de la sala.